La sostenibilidad y el Código Ético Mundial para el Turismo

Hace más de un cuarto de siglo, en el año 1999, la Organización Mundial del Turismo (OMT) adoptó mediante resolución el Código Ético Mundial para el Turismo, que, dos años después, fue refrendado por la Asamblea General de las Naciones Unidas.

Se trata de un documento de diez artículos en el que se plasma el gran potencial de las actividades turísticas para contribuir a la prosperidad de los países, si bien procurando al mismo tiempo el respeto a los derechos humanos y las libertades fundamentales, así como la protección del medio ambiente.

El turismo aporta beneficios de distinta naturaleza a los países y regiones. A través de sus diferentes modalidades (ocio, negocio, cultural, de salud…) permite la creación de actividad económica y oportunidades de empleo para la población. También puede llegar a constituir una fuerza viva al servicio de la paz y una fuente de amistad y comprensión entre los pueblos. Además, en lo particular, el turismo se convierte en un instrumento de desarrollo personal y un factor valioso de autoeducación.

Sin embargo, también el Código Ético Mundial para el Turismo advierte a todos los agentes implicados en este sector de la necesidad de promover un turismo que sea responsable y sostenible.

Respecto al patrimonio cultural, el Código establece principios básicos que siguen estando de plena actualidad. Nos propone que “las actividades turísticas se organizarán en armonía con las peculiaridades y tradiciones de las regiones y países receptores” y que han de llevarse a cabo con respeto al patrimonio artístico, arqueológico y cultural. Además, el turismo ha de permitir “la supervivencia y el florecimiento de la producción cultural y artesanal tradicional, así como del folklore, y que no conduzca a su estandarización y empobrecimiento”.

Por lo que se refiere a la distribución de sus beneficios, el Código también incide en que las actividades turísticas han de permitir que las poblaciones locales tengan “una participación equitativa en los beneficios, económicos, sociales y culturales, especialmente en la creación directa e indirecta de empleo a que den lugar”. Asimismo, establece que las empresas multinacionales del sector turístico “no abusarán de la posición dominante que puedan ocupar” y “habrán de comprometerse con el desarrollo local”.

En el ámbito de la sostenibilidad ambiental, el Código Ético Mundial para el Turismo expone diversos principios que han de tener presentes los actores del sector turístico, que vienen recogidos, principalmente, en su artículo 3 (El turismo, factor de desarrollo sostenible). A continuación destacamos las principales orientaciones para la sostenibilidad medioambiental del turismo contenidas en él, que son en la actualidad incluso más necesarias, si cabe, que hace 25 años:

  • Preservar el medio ambiente y los recursos naturales, de tal modo que se pueda satisfacer equitativamente las necesidades de las generaciones presentes y futuras.
  • Fomentar el desarrollo turístico que permita ahorrar recursos naturales escasos y valiosos, en particular el agua y la energía, así como evitar en lo posible la generación de residuos.
  • Reducir la presión en el medio ambiente a través de la distribución en el tiempo y el espacio de los movimientos turísticos.
  • La programación de infraestructuras y actividades turísticas han de permitir la protección del patrimonio natural que conforman los ecosistemas y la diversidad biológica de fauna y flora silvestre, en especial las especies en peligro de extinción.
  • Las limitaciones a las actividades turísticas son una herramienta adecuada para preservar aquellos espacios naturales que son vulnerables.
  • El turismo de naturaleza y el ecoturismo son actividades enriquecedoras siempre que respeten el patrimonio natural y la población local.

En suma se trata de un conjunto de principios básicos, de mínimos, para orientar las políticas y actividades turísticas hacia la sostenibilidad. En el contexto en que se aprobó este Código, prevalece -y todavía hoy a pesar de las evidencias analizadas por la comunidad científica- la visión implícita de que vivimos en un planeta que carece de límites y es inagotable en recursos y como sumidero de contaminación y residuos, de modo que se postula que para lograr la prosperidad de los países y regiones es imprescindible que el crecimiento económico continúe de forma indefinida. Así, este artículo 3 del Código comulga con el paradigma del crecimiento económico constante, haciendo realmente comprometida la meta de alcanzar la verdadera sostenibilidad del turismo, cuando afirma “Todos los agentes del desarrollo turístico tienen el deber de salvaguardar el medio ambiente y los recursos naturales, en la perspectiva de un crecimiento económico saneado, constante y sostenible…”

Finalmente, en los artículos 1 y 5, el Código recoge las siguientes orientaciones adicionales para la sostenibilidad del turismo:

  • Los turistas y visitantes se abstendrán del tráfico de especies protegidas (artículo 1).
  • Se prestará particular atención a los problemas específicos de las zonas litorales, los territorios insulares y las frágiles zonas rurales y de montaña (artículo 5).
  • Los profesionales e inversores turísticos deben elaborar estudios de impacto de sus proyectos de desarrollo en el entorno y en los medios naturales, favoreciendo el diálogo sobre su contenido con las poblaciones interesadas (artículo 5).

Para más información:

Código Ético Mundial para el Turismo

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Autor: ECOPALABRAS

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