El consumo de energía primaria en la Unión Europea (1990-2022)

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Ante los grandes retos medioambientales y de lucha contra el cambio climático, una de las metas energéticas principales que tiene fijadas la Unión Europea es la de avanzar en el campo de la eficiencia.

Para evaluar los progresos en eficiencia energética se dispone, entre otros, del indicador del consumo de energía primaria. Este tipo de consumo energético se refiere a la demanda total de energía procedente de fuentes primarias (petróleo, gas natural, carbón, nuclear, renovables…) de un país. De acuerdo con Eurostat incluye el consumo del propio sector energético, las pérdidas producidas durante la transformación (por ejemplo, de petróleo o gas a electricidad) y distribución de energía, así como el consumo de los usuarios finales. Quedan excluidos los consumos sin fines energéticos, por ejemplo, el petróleo no utilizado para combustión sino para la producción de plásticos.

Desde hace años sucesivas Directivas comunitarias vienen estableciendo y revisando objetivos cuantificados de reducción de consumo de energía. Así, la Directiva 2012/27/UE determinó el objetivo de reducir un 20% el consumo total de energía primaria de la UE en 2020 respecto a su proyección base, esto es, no superar el nivel de 1.312 millones de toneladas equivalentes de petróleo (Mtep). Habiéndose cumplido dicho objetivo, la actual Directiva (UE) 2023/1791 del Parlamento Europeo y del Consejo de 13 de septiembre de 2023 ha fijado que “los Estados miembros se esforzarán por contribuir colectivamente a que el objetivo orientativo de consumo de energía primaria de la Unión no supere los 992,5 Mtep en 2030”. Ello supondría, de cumplirse, una disminución del consumo energético del 27% respecto al año 1990.

Analizando los últimos datos publicados por Eurostat, se concluye que el consumo total de energía primaria de la Unión Europea ascendió a 1.257 Mtep en 2022, de modo que se redujo un 4,1% respecto al año anterior. No obstante, dicho consumo sigue siendo claramente superior al objetivo marcado para 2030, en concreto un 26,7% por encima.

Como puede observarse en el siguiente gráfico referido al periodo 1990-2022, el consumo de energía primaria, que se cifró en 1.368 Mtep en 1990, ha seguido en general una senda de crecimiento continuado hasta alcanzar su máximo en el año 2006, con 1.511 Mtep. Posteriormente, durante los años 2008-2014 con la irrupción de la crisis económica de la Gran Recesión, el consumo energético inflexionó a la baja, llegando incluso a registrar niveles inferiores a los del comienzo de la serie en 1990. A continuación, la reactivación de la economía conllevó de nuevo una tendencia ascendente del consumo de energía hasta 2018. A partir de entonces el consumo ha tendido a moderarse, apoyado por los efectos de la irrupción de la pandemia del COVID-19.

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En un análisis por países, considerando el amplio periodo de 1990-2022, se concluye que en el seno de la Unión Europea el consumo de energía primaria se ha reducido en 17 de los 27 Estados miembros, mientras que en los diez países restantes se ha incrementado.

Así, los mayores aumentos porcentuales se han anotado en Chipre (56,0%), Irlanda (48,8%), España (37,4%), Portugal (37,4%), Austria (27,2%) y Malta (1719%). Por el contrario, los mayores descensos relativos los han registrado Lituania (-58,9%), Estonia (-55,0%), Rumanía (-50,3%), Letonia (-45,2%) y Bulgaria (-29,3%).

G_Energía primaria_1990_2022_países

La lectura de los resultados hallados hasta ahora induce a pensar que solo la aplicación de medidas más decididas y extensivas de ahorro energético por parte de todos los agentes económicos de la UE y sus Estados miembros puede hacer que la senda de consumo de energía primaria dibuje una senda claramente descendente, tan necesaria en un contexto actual de crisis climática y medioambiental, de problemas de agotamiento de combustibles fósiles y de falta de soberanía energética.

Para más información:

Eurostat

Directiva (UE) 2023/1791 del Parlamento Europeo y del Consejo de 13 de septiembre de 2023

Autor: ECOPALABRAS

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