El jefe indígena Seattle (Si’ahl en su propia lengua, el lushootseed) pronunció un célebre discurso en 1854 (recreado por Ted Perry en 1970) defendiendo la integridad de su tierra ante el gobernador norteamericano Stevens que visitaba la zona con intención de comprarla.
Las sabias palabras que el jefe Seattle dirigió a aquel ilustre forastero nos recuerdan no sólo el auténtico valor de la tierra sino también del aire que respiramos, y compartimos. A fin de cuentas, el aire nos permite, al igual que a los demás seres vivos, la existencia sobre la faz de la tierra.
«El aire es muy valioso para el hombre de piel roja, porque todos los seres compartimos el mismo aliento: los animales, los árboles y las personas, todos compartimos el mismo aliento. Al hombre blanco no le importa el aire maloliente que respira. Como quien lleva sufriendo muchos días, ya no se da cuenta del hedor. Pero si os vendemos la tierra, tenéis que recordar que el aire es muy valioso para nosotros, como los árboles y los animales. El viento brinda al ser humano su primer aliento y recibe su último suspiro. Y si os vendemos la tierra, la mantendréis íntegra y sagrada, como un lugar donde hasta el hombre blanco pueda ir a saborear el viento dulcificado por las flores de los prados».
Para leer más:
Si’ahl/Ted Perry: Cada parte de esta tierra es sagrada para mi pueblo. Akiara books, Barcelona, 2019.