
César Manrique (1919-1992) fue pintor, arquitecto, escultor, urbanista, proyectista… Sin embargo, le molestaban las etiquetas; prefería definirse como artista.
Sintiéndose ciudadano del mundo, amó su isla natal. Para César Manrique la naturaleza volcánica de Lanzarote posee una belleza única, con Timanfaya como protagonista determinante del paisaje que le inspiró para desarrollar su arte y vivir en armonía y libertad.
El paisaje volcánico del parque nacional de Timanfaya, cuyas últimas erupciones tuvieron lugar entre 1730 y 1736, y en 1824, dio pie a que Manrique escribiera las siguientes palabras:
“El estar inmerso y en contacto directo con los magmas calcinados de Timanfaya produce una inquietud de absoluta libertad, y se siente una extraña sensación de claro presentimiento sobre el tiempo y el espacio”.
Para leer más:
César Manrique (1988): Escrito en el fuego.