La economía española sigue siendo muy dependiente de los combustibles fósiles, de modo que no es neutral ante la crisis climática que atraviesa nuestro planeta. Según los últimos registros publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE), España emitió a la atmósfera gases de efecto invernadero (GEI) por un total de 304,4 millones de toneladas de CO2 equivalente (tCO2e) en 2022.
Por tipos de gases, el 81,4% de todas las emisiones generadas en 2022 en España corresponden a dióxido de carbono, al que siguen metano (13,3%), óxido nitroso (3,3%) y otros GEI (2,0%).
Por origen económico de las emisiones, la actividad que ha emitido más GEI a la atmósfera ha sido la industria manufacturera que, con 74,4 millones de tCO2e emitidas en 2022, concentra el 24,4% del total de GEI. Asimismo, el 80% del total de emisiones de gases de efecto invernadero generadas dentro de este sector económico durante 2022 procedió de cuatro ramas de actividad principales: 1) Fabricación de otros productos minerales no metálicos, 2) Coquerías y refino de petróleo, 3) Industria química y 4) Metalurgia, fabricación de productos de hierro, acero y ferroaleaciones.
Tras la industria manufacturera le siguen como fuentes de emisión más importantes el consumo final de los hogares, con el 22,7% del total de GEI; el suministro de energía eléctrica, gas, vapor, aire acondicionado y agua (18,1%); la agricultura, ganadería, selvicultura y pesca (14,6%); transporte y almacenamiento (14,1%); otros servicios (4,9%); industrias extractivas (0,6%) y construcción (0,5%).
Desde una perspectiva temporal, desde 2008, primer año disponible de la serie en España las emisiones totales de GEI han presentado una tendencia descendente, si bien con altibajos. Para el conjunto del periodo analizado (2008-2022) las emisiones se han reducido un 26,9%, al pasar de 416,6 millones de toneladas en 2008 a 304,4 millones en 2022.
Por ramas de actividad, las reducciones de emisiones de GEI más destacadas se han producido en términos porcentuales en las industrias extractivas (con escaso peso), que anotaron un descenso del 65,0% durante el periodo 2008-2022. Por el contrario, el sector primario ha incrementado sus emisiones de GEI en un 0,4% durante los años 2008-2022, esto es, 178 mil tCO2e más.
En términos absolutos, las mayores reducciones de emisiones se han anotado en la rama de suministro de energía eléctrica, gas, vapor, aire acondicionado y agua (54,0 millones de tCO2e menos) y en la industria manufacturera (-32,7 millones).
Como se observa en el siguiente gráfico, el periodo 2008-2022 se salda con una reducción de emisiones de GEI (-26,9%) frente a un crecimiento de la actividad de la economía española, medida en términos de PIB real, del 6,6%. Por lo tanto, puede argüirse que, para dicho periodo, existe divergencia entre ambas variables. Sin embargo, ello no nos permite concluir que existe un proceso de desacoplamiento entre producción y emisiones de GEI, ya que éstas siguen estando muy condicionadas por la naturaleza expansiva o contractiva del ciclo económico.
Así, en el año 2020, que estuvo marcado por la pandemia del COVID-19, la menor actividad económica que supuso la crisis sanitaria ha traído consigo una reducción de los GEI emitidos a la atmósfera. La fuerte contracción del PIB real de España del 11,2% en 2020 conllevó, al mismo tiempo, un descenso inédito de las emisiones de GEI del 13,9%. Posteriormente, durante los siguientes años, cuando se produce la reactivación de la economía española las emisiones de GEI inflexionaron al alza. En cifras, se registraron crecimientos del PIB del 6,4% en 2021 y 5,8% en 2022, en tanto que las emisiones aumentaron un 6,6% y 3,1%, respectivamente.
Por tanto, estos datos nos muestran al menos dos hechos importantes. En primer lugar, la ratio de emisiones de GEI por unidad de producto ha mejorado durante el periodo 2008-2022. Y, en segundo lugar, se constata que se han registrado años (como 2011, 2012 y 2017) en los que dicha ratio ha empeorado y también otros (2020-2022) en los que se ha estabilizado, de modo que no se han contabilizado avances en la descarbonización de la economía española.
En suma, sigue existiendo una clara correlación entre la producción de bienes y servicios y las emisiones de GEI, que provocan el calentamiento global, lo que refuerza la necesidad de impulsar medidas más ambiciosas para contener los modos de producción y consumo actuales, que se mantienen aún en niveles insostenibles, para convertirlos en modos no dependientes de los combustibles fósiles.
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