Las emisiones de gases de efecto invernadero de la economía española (2008-2020)

_Z0B9966

La economía española sigue siendo muy dependiente de los combustibles fósiles, de modo que no es neutral ante la crisis climática que atraviesa nuestro planeta. Según los últimos registros publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE), España emitió a la atmósfera gases de efecto invernadero (GEI) por un total de 274,5 millones de toneladas de CO2 equivalente en 2020. 

Por tipos de gases, el 77,7% de todas las emisiones generadas en 2020 en España corresponden a dióxido de carbono, al que sigue el metano (14,0%), óxido nitroso (6,4%) y otros GEI (1,9%).

Por origen económico de las emisiones, la actividad que ha emitido más GEI a la atmósfera ha sido la industria manufacturera que, con 70,9 millones de toneladas de CO2 emitidas en 2020, concentra el 25,8% del total de GEI. Asimismo, el 83% del total de emisiones de gases de efecto invernadero generadas dentro de este sector económico durante 2020 procedió de cuatro ramas de actividad principales: 1) Fabricación de otros productos minerales no metálicos; 2) Coquerías y refino de petróleo; 3) Metalurgia, fabricación de productos de hierro, acero y ferroaleaciones, y 4) Industria química.

Tras la industria manufacturera le siguen como fuentes de emisión más importantes el consumo final de los hogares, con el 20,9% del total de GEI; la agricultura, ganadería, selvicultura y pesca (18,2%); el suministro de energía eléctrica, gas, vapor, aire acondicionado y agua (16,2%); transporte y almacenamiento (11,9%); otros servicios (5,2%); construcción (1,1%) e industrias extractivas (0,6%).

GEI 2020_por origen_España

Desde una perspectiva temporal, durante el periodo 2008-2020 en España las emisiones totales de GEI han presentado una tendencia descendente. A pesar de los incrementos registrados en los años 2014, 2015 y 2017, para el conjunto del periodo analizado las emisiones se han reducido un 34,6%, al pasar de 419,8 millones de toneladas de 2008 a 274,6 millones de 2020.

GEI 2008-2020_España

Por ramas de actividad, las reducciones de emisiones de GEI más destacadas se han producido en términos porcentuales en las industrias extractivas, con un descenso del 68,6% durante el periodo 2008-2020, y en el suministro de energía eléctrica, gas, vapor, aire acondicionado y agua (-58,8%). Por el contrario, el sector primario ha incrementado sus emisiones de GEI en un 6,6% durante los años 2008-2020, esto es, 3,1 millones de toneladas de CO2 más.

En términos absolutos, las mayores reducciones de emisiones se han anotado en la rama de suministro de energía eléctrica, gas, vapor, aire acondicionado y agua (63,4 millones de toneladas de CO2 menos) y en la industria manufacturera (-37,4 millones).

Es de especial importancia conocer si la economía española se encuentra inmersa en el necesario proceso de desacoplamiento entre producción y emisiones de GEI. Del análisis de los datos publicados hasta la fecha por el INE, se concluye que durante el periodo 2008-2020 la reducción del 34,6% experimentada por las emisiones de GEI ha sido en paralelo al descenso registrado por economía española, cuyo PIB real se ha reducido un 4,9% en dicho periodo. Por lo tanto, el descenso de la actividad económica ha conllevado una disminución, de mayor intensidad, de las emisiones de GEI.

GEI y PIB_España

No hay que olvidar que el año 2020 estuvo marcado por la pandemia del COVID-19, cuyos impactos sociales son incalculables. Desde el punto de vista medioambiental, la menor actividad económica que supuso la crisis sanitaria se ha traducido en una reducción de las emisiones de GEI. En el caso de España la fuerte contracción del PIB real del 10,8% en 2020 conllevó, al mismo tiempo, un descenso inédito de las emisiones de GEI a la atmósfera del 15,6%. Nótese que en el año anterior (2019), cuando el PIB de España se incrementó un 2,1%, las emisiones de GEI solo se redujeron un 5,2%.

Por tanto, estos datos nos muestran al menos dos hechos importantes. En primer lugar, que la ratio de emisiones de GEI por unidad de producto ha mejorado durante el periodo 2008-2020, si bien se han registrado años (como 2011, 2012 y 2017) en los que  dicha ratio ha empeorado. Y, en segundo lugar, se constata que sigue existiendo una clara correlación entre la producción de bienes y servicios y las emisiones de GEI, que provocan el calentamiento global.

Nos queda por comprobar si, finalmente, el proceso de desacoplamiento entre PIB y emisiones se consolida en los próximos años, siendo imprescindible para ello el impulso de medidas más ambiciosas para contener los modos de producción y consumo actuales, que se mantienen aún en niveles insostenibles, para convertirlos en modos no dependientes de los combustibles fósiles.

GEI_España_ratio_2008_2020

Para más información:

INE: Cuenta de emisiones a la atmósfera

Anuncio publicitario

Las emisiones de gases de efecto invernadero de los hogares de la UE (2010-2019)

Las emisiones de gases de efecto invernadero (GIE) causantes, en gran medida, de la crisis climática actual que sufre el planeta proceden, principalmente, del desarrollo de diversas actividades económicas (industria manufacturera, producción de electricidad, agricultura, ganadería, transporte, construcción…). Además, no hay que olvidar que las actividades desarrolladas por los hogares también son fuente de emisión de GEI.

En el contexto de la Unión Europea (UE-27) las emisiones de GEI de los hogares representaron en 2019 el 19,8% de total de emisiones frente al 80,2% generado por las actividades de los diferentes sectores económicos.

Si analizamos en concreto las actividades realizadas dentro de los hogares (calefacción, aire acondicionado, cocina…) los datos apuntan a una paulatina mejoría de la eficiencia energética y a un menor empleo de los combustibles fósiles en la medida en que se constata que se han reducido los gases de efecto invernadero emitidos a la atmósfera por los hogares durante los últimos años.

Así, de acuerdo con la Oficina Estadística de la Unión Europea (Eurostat), en la UE-27 dichas emisiones de GEI de los hogares han descendido desde las 406,5 toneladas de CO2 equivalente del año 2010 hasta las 299,1 de 2019. Ello supone, por tanto, una caída acumulada del 26,4%, lo que muestra el mejor comportamiento relativo de los hogares en comparación con la evolución del conjunto de las actividades que emiten GEI en la UE-27, cuya reducción fue del 12,8% en dicho periodo de 2010-2019.

Si analizamos la evolución de las emisiones de los hogares, en términos relativos, por habitante, en la UE-27 se emitieron 669 kg de CO2 equivalente per cápita en el año 2019. Este dato también apunta una mejoría respecto a 2010, cuando dicha ratio se cifró en 922 kg/habitante, de modo que se ha producido una reducción del 27,4% en dicho periodo.

Sin desdeñar estos avances en la lucha contra el cambio climático, la realidad actual sigue siendo mejorable, presentándose aún importantes diferencias entre los países que conforman la Unión Europea.

En 2019 tres países excedían con mucho el promedio de emisiones de 669 kg de CO2 equivalente per cápita de la Unión Europea: Luxemburgo (1.662 kg/hab.), Bélgica (1.244) e Irlanda (1.236). A continuación, otros países que emitieron más del 25% del valor promedio europeo son Polonia, Países Bajos, República Checa y Alemania.

Por el contrario, los hogares de la UE que emitieron, con diferencia, menos GEI per cápita son los pertenecientes a Suecia (35 kg de CO2 equivalente/hab.) y Malta (96). Les sigue un grupo de nueve países que también destacan por presentar una ratio de emisiones que es menos de la mitad del promedio europeo: Finlandia, Portugal, Letonia, Bulgaria, Rumanía, Estonia, España y Lituania.

Finalmente, es de resaltar, desde un enfoque dinámico, que, durante el periodo analizado (2010-2019), 22 de los 27 países de la UE han conseguido reducir los GEI emitidos a la atmósfera por las actividades realizadas en las viviendas, significándose los mayores descensos porcentuales en Suecia (-62,8%), Finlandia (-47,8%) y Eslovenia (-44,9%).

Para más información:

Eurostat

Las emisiones de gases de efecto invernadero en la UE (1990-2018)

Las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) que generan los países de la UE-27 se han cuantificado en 3.764 millones de toneladas de CO2 equivalentes en el año 2018. Ello supone un descenso del -2,3% respecto a 2017, por lo que se retoma la senda descendente que se vio interrumpida en 2015 y 2017 cuando las emisiones registraron incrementos del 1,4% y 0,7%, respectivamente.

En un análisis temporal más amplio, se constata que desde el año 1990, cuando los GEI generadores del cambio climático emitidos a la atmósfera ascendieron 4.958 millones de toneladas, se ha producido una reducción total de las emisiones del 22,5% en el conjunto de la UE.

Las principales causas que explican la reducción de las emisiones de GEI  en la UE son diversas: el aumento de la participación del uso de las energías renovables, el menor uso de los combustibles fósiles, mejoras en la eficiencia energética, cambios económicos estructurales y la recesión económica, como señala el informe de la Agencia Europea del Medio Ambiente.

En un análisis por sectores, la reducción de emisiones de GEI ha sido casi generalizada, con la significativa excepción del transporte y la refrigeración y aire acondicionado. Los mayores descensos se han observado en la industria manufacturera, la construcción, la producción de electricidad y calor, la producción de hierro y acero y la combustión residencial.

Los gases de efecto invernadero emitidos a la atmósfera son en su mayoría gases de dióxido de carbono (CO2), que representan el 81,2% del total de GEI de la UE-27 en 2018. Las emisiones de estos gases CO2 han disminuido entre 1990 y 2018 un 21,1%%. También se han reducido las emisiones de otros GEI como el metano (CH4), óxido nitroso (N2O), perfluorocarbono (PFC) y hexafluoruro de azufre (SF6). Por el contrario, se han incrementado las emisiones de hidrofluorocarbono (HFC) y de trifluoruro de nitrógeno (NF3).

En un análisis por países, en el año 2018 dos tercios (el 65,8%) del total de emisiones de GEI de la UE-27 procedían de cinco países: Alemania (22,8%), Francia (11,8%), Italia (11,4%), Polonia (11,0%) y España (8,9%).

Durante el periodo 1990-2018 la mayoría de los países de la Unión han reducido sus emisiones de GEI, contabilizándose las disminuciones absolutas más importantes en los dos Estados miembros más emisores, Alemania (391.090 Mt menos) y Francia (103.511), y en Rumanía (131.879).

En términos porcentuales, entre 1990 y 2018 las mayores reducciones se han registrado en Lituania (-57,8%), Letonia (-55,5%), Rumanía (-53,2%) y Estonia (-50,4%).

Por el contrario, son cinco los países de la Unión Europea los que han aumentado sus emisiones de CO2 durante el periodo 1990-2018: Chipre (55,0%), España (15,5%), Portugal (15,0%), Irlanda (9,9%) y, en menor medida, Austria (0,6%).

De cara al futuro, los últimos objetivos asumidos por la UE en el Pacto Verde Europeo apuntan a proseguir por la senda de continuada reducción de las emisiones de GEI, de modo que se alcance una disminución de al menos un 50% en 2030 y se logre la neutralidad climática en 2050.

Para más información:

EEA: Annual European Union greenhouse gas inventory 1990–2018 and inventory report 2020

Eurostat

Las concentraciones de gases de efecto invernadero en la atmósfera (2018)

_Z0B9983

Un nuevo informe de la Organización Mundial de Meteorología (OMM) nos advierte de que los niveles de gases de efecto invernadero (GEI), causantes del calentamiento global, no paran de crecer. Según el WMO Greenhouse Bulletin de noviembre de 2019, continúa la tendencia de crecimiento a largo plazo, desde el periodo preindustrial, de la concentración en la atmósfera de los principales GEI: dióxido de carbono, metano y óxido nitroso.

Dióxido de carbono

En 2018 la concentración en la atmósfera de dióxido de carbón, el principal GEI, alcanzó un nuevo máximo: las 407,8 partes por millón (ppm). Ello supuso un incremento medio anual de 2,3 ppm, similar al registrado en 2017 y ligeramente superior al crecimiento medio de los últimos diez años (2,26 ppm).

Respecto al nivel de 278 ppm registrado en el periodo preindustrial (anterior a 1750 ), la concentración de dióxido de carbono ha experimentado un crecimiento del 147%. Las causas de esta tendencia de crecimiento continuo se encuentran principalmente en las emisiones provenientes de la explotación de combustibles fósiles y de la producción de cemento, la deforestación y el cambio de otros usos del suelo, según la OMM.

OMM_G_CO2
Fuente: Organización Mundial de Meteorología.

Metano

El metano constituye el segundo gas de efecto invernadero más importante. Sus concentraciones en la atmósfera alcanzaron en 2018 las 1.869 partes por mil millones (ppb), esto es, un nuevo máximo, al igual que lo sucedido con el dióxido de carbono. Su incremento de 2018 fue superior al registrado en 2017 y al crecimiento medio anotado durante el último decenio.

Respecto a los niveles preindustriales (722 ppb), la concentración de metano en la atmósfera ha experimentado un crecimiento del 259%, debido a las mayores emisiones procedentes de fuentes antropogénicas.

Del total de metano emitido a la atmósfera el 60% procede de la acción del hombre (ganadería, cultivo de arroz, explotación de combustibles fósiles, vertederos y quema de biomasa). El 40% restante del metano emitido proviene de fuentes naturales (humedales, termitas…).

Óxido nitroso

El tercer GEI que más contribuye al calentamiento global, el óxido nitroso, alcanzó en 2018 una concentración atmosférica de 331,1 partes por mil millones, lo que supone un aumento de 1,2 ppb, que supera al observado en 2017 y al crecimiento medio registrado en el último decenio.

En comparación con el nivel preindustrial (270 ppb) la concentración de óxido nitroso en la atmósfera ha experimentado un crecimiento del 123%.

Según la OMM las emisiones de óxido nitroso proceden en un 60% de fuentes naturales y en un 40% de fuentes antropogénicas (quema de biomasa, uso de fertililzanes, procesos industriales…). Las causas probables de los incrementos observados por la concentración de óxido nitroso en la atmósfera se encuentran en una extensión del uso de fertilizantes en la agricultura y en una mayor liberación de dicho gas de los suelos debido a un exceso de deposición de nitrógeno atmosférico relacionada con la contaminación atmosférica.

Para más información:

WMO GREENHOUSE BULLETIN. Nº 15, November 2019

El estado del clima mundial (2018)

1010813

La Organización Mundial de Meteorología (OMM) nos informa periódicamente del estado del clima de nuestro planeta. Estas son algunas de las principales conclusiones recogidas en su último informe publicado en 2019:

  • La temperatura media mundial de 2018 fue aproximadamente 1ºC superior al valor de referencia de la era preindustrial (1850-1900).
  • El año 2018 fue el cuarto más cálido desde que se tienen registros.
  • Los últimos cuatro años (2015 a 2018) fueron los cuatro más cálidos del registro de temperaturas mundiales.
  • En 2018 las temperaturas fueron notablemente elevadas en el Ártico y en partes de Europa, Norte de África, Oriente Medio y el sur de Asia. También se registraron temperaturas acusadas en el suroeste de EE.UU., partes del este de Australia y Nueva Zelanda. Para Europa fue uno de los tres años más cálidos de los que se tiene constancia.
  • El contenido calorífico de los océanos se encuentra actualmente en un nivel sin precedentes. En 2018 alcanzó nuevos máximos hasta los 700 m de profundidad (datos desde 1955) y hasta 2.000 m de profundidad (datos desde 2005).
  • Como indicador del calentamiento global, en 2018 el nivel del mar, que sigue aumentando a un ritmo acelerado, marcó un nuevo récord.
  • En 2018 se produjeron 74 ciclones en el hemisferio norte, superando con creces la media a largo plazo de 63.

OMM_
Principales componentes del sistema climático e interacciones. Fuente: OMM.

Los impactos sobre la vida en la Tierra de estas tendencias climáticas son cada vez más palpables, como también lo es la influencia del origen antrópico. Según expresa la OMM, en 2018 los fenómenos meteorológicos y climáticos estuvieron detrás de la mayoría de los casi 62 millones de personas afectadas por peligros naturales (crecidas, sequías, huracanes…). Especial atención es necesario prestar al sector agrícola, muy expuesto a los fenómenos climáticos extremos, como las sequías, que agravan el problema del hambre y la malnutrición en el mundo, y en particular en África. A ello se suman los efectos medioambientales del calentamiento global que pone el peligro la biodiversidad de especies y la calidad de los ecosistemas.

Este diagnóstico de la situación del clima, que expone la OMM, no deja de ser preocupante ya que nos distancia del cumplimiento del Acuerdo de París de 2015 que pretende limitar el calentamiento global a 1,5 ºC o 2ºC por encima de los valores del periodo preindustrial. En consecuencia, los indicadores del estado actual del clima mundial siguen apuntalando la emergencia de actuar con determinación frente a la crisis climática que pone en peligro la vida en el planeta.

 

Para más información:

Organización Mundial de Meteorología: Declaración de la OMM sobre el estado del clima mundial en 2018.

España y las emisiones de gases de efecto invernadero (2008-2018)

_Z0B1169

La economía española, muy dependiente de los combustibles fósiles, no es neutra ante la crisis climática que atraviesa nuestra planeta. Según los últimos registros publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE), correspondientes a 2018, ha emitido a la atmósfera gases de efecto invernadero (GEI) que han ascendido a un total de 340,7 millones de toneladas de CO2 equivalentes. 

Por tipos de gases, el 83,3% de todas las emisiones generadas en 2018 en España corresponden a dióxido de carbono, seguido del metano (9,8%), óxido nitroso (5,3%) y otros GEI (1,6%).

Por origen económico de las emisiones, la actividad que ha emitido más GEI a la atmósfera ha sido la industria manufacturera (fabricación productos minerales no metálicos, refino de petróleo, metalurgia, etc.) que, con 81,3 millones de toneladas de CO2, concentra el 23,9% del total. Le siguen el consumo final de los hogares, con el 21,0%; la industria no manufacturera (energía, agua, etc.), con el 20,9%; transporte y almacenamiento, con el 15,1%, y el sector primario (agricultura, ganadería, selvicultura y pesca), con el 14,2%. Finalmente, las demás actividades económicas, pertenecientes a los sectores servicios y construcción, han emitido el 5% restante de GEI en 2018.

Desde una perspectiva temporal, durante el periodo 2008-2018 en España las emisiones totales de GEI han presentado una tendencia descendente. A pesar de los incrementos registrados en los años 2011, 2014, 2015 y 2017, para el conjunto del periodo analizado las emisiones se han reducido un 18,5%, al pasar de las 417,9 millones de toneladas de 2008 a las 340,7 millones de 2018.

G_GEI_2008-2018

Por ramas de actividad, las reducciones de emisiones de GEI más destacadas se han producido en el subsector no manufacturero, con un descenso del 32,5% durante el periodo 2008-2018, seguido de la industria manufacturera (-25,8%). A continuación, las actividades de transporte y almacenamiento han permitido una reducción de sus emisiones del -10,5%, y el consumo de los hogares, del -4,6%. Por el contrario, el sector primario ha incrementado sus emisiones de GEI en un 8,4% durante los años 2008-2018.

Es de especial importancia conocer si la economía española se encuentra inmersa en el necesario proceso de desacoplamiento entre producción y emisiones de GEI. Del análisis de los registros publicados por el INE, se observa que durante el periodo 2008-2018 la reducción del 18,5% experimentada por las emisiones de GEI ha sido posible a pesar del incremento del 4,5% registrado por el PIB real, lo cual apunta a una tendencia de desacoplamiento de la economía española. No obstante, persisten aún dudas sobre si se ha alcanzado la consolidación de este proceso, ya que se siguen produciendo incrementos del PIB acompañados de aumentos de las emisiones. Así, en 2017 la economía española vio aumentar su PIB en un 2,9%, tasa de crecimiento que fue superada por la de las emisiones de GEI (4,3%). Por el contrario, en el pasado año 2018 se invirtió la tendencia: +2,4% de PIB frente a -2,3% de GEI.

G_PIB y GEI

Para más información:

INE: Cuenta de emisiones a la atmósfera

Los bosques, sumideros naturales de gases de efecto invernadero en la UE

_MG_2484

Son múltiples las funciones que desempeñan los bosques. Constituyen los ecosistemas con mayor biodiversidad en tierra, llegando a acoger a más de la mitad de las especies del planeta. Los ecosistemas forestales atesoran una gran diversidad genética, que es fundamental para los avances de la ciencia y la salud de hombre. Además, los bosques nos proporcionan valiosos y variados recursos (madera, leña, carbón, plantas medicinales, alimentos…) a la vez que ayudan a regular la cantidad y la calidad del agua, facilitando su abastecimiento a buena parte de la población mundial.

También sabemos que los bosques son unos ejemplares sumideros naturales de CO2: absorben el dióxido de carbono presente en la atmósfera y lo incorporan a su biomasa a la vez que liberan oxígeno. Por lo tanto, desempeñan un papel fundamental para la calidad del aire y en la lucha contra el cambio climático. Respecto a esta última función de los bosques -su capacidad para mitigar los impactos que generan las emisiones de CO2 y otros gases de efecto invernadero (GEI)- los datos de Eurostat nos aportan una información relevante.

En la Unión Europea (UE-28) los bosques cubren una superficie de 182 millones de hectáreas, esto es, ocupan más del 40% de su superficie terrestre total. Los países con mayor superficie arbolada son Suecia (30,5 millones de hectáreas), España (27,6), Finlandia (23,0) y Francia (17,6). En términos relativos, las mayores proporciones de masas forestales respecto a su superficie se encuentran en Finlandia, Suecia, Eslovenia y Estonia.

Gracias a esta superficie forestal es posible reducir los gases contaminantes que se emiten cada año a la atmósfera. Así, en el año 2015 las emisiones de GEI ascendieron a 4.452 millones de toneladas de COequivalente. De este total los bosques de la UE absorbieron 417 millones, lo que corresponde a un 9,4% del total de emisiones de GEI. Dicho porcentaje de absorción de emisiones se ha venido incrementando a lo largo de los años, desde el 6,6% en 1990 y el 7,9% en 2000.

En un análisis por países, los Estados miembros de la UE que presentan los mayores porcentajes de absorción de emisiones de GEI por los bosques fueron en 2015 Suecia (83,5%), Finlandia (59,3%), Lituania (43,6%) y Eslovenia (34,9%), con porcentajes muy superiores a la media comunitaria (9,4%).

Gráfico_bosques_sum

Para más información:

Eurostat

 

 

Las emisiones de gases de efecto invernadero en la UE (1990-2015)

2. Bucarest a Suceava. Rumanía

Las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), causantes del cambio climático, ascendieron en el conjunto de la Unión Europea (UE-28) a 4.310 millones de toneladas de CO2 equivalentes en el año 2015. Estas emisiones representan el 7,7% del total de emisiones de GEI del planeta, porcentaje inferior al registrado por EE.UU. (11,4%) y China (23,7%).

Si realizamos un análisis temporal de los últimos 25 años se constata en la UE-28 un descenso de las emisiones de dichos GEI de un 23,7%, desde 1990 cuando se emitieron 5.647 millones de toneladas.

Estos datos inventariados, recogidos en un informe de la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA), permiten concluir que durante los últimos 25 años se ha producido un progresivo desacoplamiento del Producto Interior Bruto (PIB), que se ha reducido un 50%, y dichas emisiones de GEI, que han caído un 23,7%. No obstante, no puede hablarse de un desacoplamiento total en tanto que la economía continúa dependiendo en gran parte de los combustibles fósiles.

Las principales causas de estas menores emisiones de GEI  en la UE han sido diversas: el aumento de la participación del uso de las energías renovables, el menor uso del combustibles fósiles, mejoras en la eficiencia energética, cambios económicos estructurales y la recesión económica.

Gráfico UE

En un análisis por sectores, la reducción de emisiones de GEI ha sido casi generalizada. Los mayores descensos se han observado en la industria manufacturera, la construcción, la producción de electricidad y calor y la combustión residencial. La gestión de residuos fue el sector que anotó el mayor descenso relativo. Por el contrario, se han producido notables incrementos en el transporte por carretera, en la refrigeración y aire acondicionado y en la aviación y navegación internacional durante el periodo.

Los gases de efecto invernadero son en su mayoría gases de dióxido de carbono (CO2), que representan el 81% del total de GEI de la UE-28 en 2015. Las emisiones de estos gases CO2 se han reducido entre 1990 y 2015 en un 22%%. También han disminuido las emisiones de otros GEI como el metano (CH4), óxido nitroso (N2O), perfluorocarbono (PFC) y hexafluoruro de azufre (SF6). Por el contrario, se han incrementado las emisiones de hidrofluorocarbono (HFC) y de trifluoruro de nitrógeno (NF3).

En un análisis por países, en el año 2015 casi un tercio del total de emisiones de GEI de la UE-28 procedían de Alemania (21%) y Reino Unido (12%).

Durante el periodo 1990-2015 casi todos los países de la UE-28 han contribuido a la reducción de GEI. Alemania y Reino Unido han permitido el 48% de los 1.337 millones de toneladas de CO2 equivalentes que la UE ha dejado de emitir a la atmósfera durante los últimos 25 años.

Son sólo cuatro países de la Unión Europea los que han aumentado sus emisiones de CO2 durante el periodo 1990-2015: Chipre (50%), España (16,6%), Portugal (15,7%), Irlanda (6,7%) y Austria (0,1%).

Por el contrario, las mayores disminuciones relativas se han producido en Lituania (-58,2%), Letonia (-56,8%), Estonia (-55,3%) y Rumanía (-52,7%).

Gráfico países UE

De cara al futuro, los distintos objetivos estratégicos y compromisos internacionales asumidos por la Unión Europea están dirigidos a continuar con la senda de reducción iniciada en 1990, de modo que se logre disminuir  las emisiones de GEI respecto a ese año base en un 40% en 2030, un 60% en 2040 y un 80% en 2050.

Para más información:

EEA: Annual European Union greenhouse gas inventory 1990–2015 and inventory report 2017

Eurostat

Los objetivos del Acuerdo de París por el clima

IMG_7989
París, Francia

La Conferencia de París sobre el Clima (COP21), celebrada en diciembre de 2015, supuso el primer acuerdo vinculante a nivel mundial sobre el cambio climático. Un total de 195 países firmaron dicho Acuerdo de París.

En COP21 se manifestó expresamente que «el cambio climático representa una amenaza apremiante y con efectos potencialmente irreversibles para las sociedades humanas y el planeta». Por ello se hace necesaria una amplia cooperación internacional con el fin de acelerar la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero.

Asimismo, para luchar contra el cambio climático, se consideran especialmente importantes los siguientes aspectos, entre otros:

-Salvaguardar la seguridad alimentaria y acabar con el hambre y la vulnerabilidad de los sistemas de producción de alimentos ante los efectos del cambio climático.

-Conservar y aumentar los sumideros y reservorios de los gases de efecto invernadero.

-Garantizar la integridad de todos los ecosistemas, incluidos los océanos, y proteger la biodiversidad, o Madre Tierra para algunas culturas.

-La educación, la formación, la sensibilización y la participación pública.

-La adopción de estilos de vida y pautas de consumo y producción sostenibles.

El Acuerdo de París establece en su artículo 2 que tiene por objeto «reforzar la respuesta mundial a la amenaza del cambio climático, en el contexto del desarrollo sostenible y de los esfuerzos por erradicar la pobreza». Y para ello:

«a) Mantener el aumento de la temperatura media mundial muy por debajo de 2 ºC con respecto a los niveles preindustriales, y proseguir los esfuerzos para limitar ese aumento de la temperatura a 1,5 ºC con respecto a los niveles preindustriales, reconociendo que ello reduciría considerablemente los riesgos y los efectos del cambio climático;

b) Aumentar la capacidad de adaptación a los efectos adversos del cambio climático y promover la resiliencia al clima y un desarrollo con bajas emisiones de gases de efectos invernaderos, de un modo que no comprometa la producción de alimentos;

c) Elevar las corrientes financieras a un nivel compatible con una trayectoria que conduzca a un desarrollo resiliente al clima y con bajas emisiones de gases de efecto invernadero».

El Acuerdo de París entró en vigor el 4 de noviembre de 2016 tras lograrse que sea ratificado por al menos 55 países que representan el 55% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero.

Para más información:

Acuerdo de París (2015)