Más allá de sus teorías científicas, Albert Einstein (1879-1955) nos legó valiosas ideas y opiniones sobre múltiples aspectos -filosóficos, éticos, políticos, económicos- que inciden en el porvenir del ser humano.
En 1918 pronunció un discurso en la Sociedad de Física de Berlín en el que expone sus reflexiones sobre los principios que llevan al hombre a dedicar su tiempo a construir el «templo de la ciencia». De dicho discurso extraemos aquí el siguiente fragmento en el que Einstein describe por qué el ser humano siente como motivación vital el arte y la ciencia.
«En principio, creo, junto con Schopenhauer, que una de las más fuertes motivaciones de los hombres para entregarse al arte y a la ciencia es el ansia de huir de la vida de cada día, con su dolorosa crudeza y su horrible monotonía, el deseo de escapar de las cadenas con que nos atan nuestros deseos siempre cambiantes. Una naturaleza de fino temple anhela huir de la vida personal para refugiarse en el mundo de la percepción objetiva y el pensamiento. Este deseo puede ser comparado con el ansia que experimenta el hombre de la ciudad por escapar de un entorno ruidoso y estrecho y dirigirse hacia el silencio de las altas montañas, donde los ojos pueden vagar en el aire tranquilo y puro y apreciar el paisaje sereno que parece hecho de eternidad».
Para leer más:
Albert Einstein: Mis ideas y opiniones. Antoni Bosch, Barcelona, 2011.