
La producción de energía en la Unión Europea proviene de distintas fuentes. Entre ellas, las que tienen un origen no renovable, como son el petróleo y el carbón, requieren una atención especial por su agotamiento y por los graves efectos que generan sobre la salud y el calentamiento global del planeta.
Respecto al carbón los datos disponibles de Eurostat sobre la producción total de combustibles fósiles sólidos, que comprende carbón duro, carbón marrón (lignito) y productos derivados del carbón, nos permiten analizar cuál ha sido su evolución, en el conjunto de la UE y por países, desde 1990 hasta hoy.
Como puede observarse en el siguiente gráfico, desde 1990 la producción de estos combustibles fósiles sólidos ha seguido una tendencia de descenso casi continuado, llegando reducirse un 64,4% hasta en 2022. En este último año 2022 la producción total de carbón y sus derivados ascendió en la Unión Europea (UE-27) a 386 millones de toneladas frente a 1.086 millones de 1990.

Estos resultados están en concordancia con los compromisos asumidos por la política medioambiental europea de ir reduciendo las fuentes energéticas contaminantes y desencadenantes de la crisis climática para transitar hacia una economía baja en carbono. No obstante, aún queda un importante camino por recorrer hasta la total sustitución de esta fuente de energía por otras de naturaleza renovable. Además, se constata que la producción de estos combustibles ha experimentado un repunte en los dos últimos años 2021-2022 tras descender significativamente en 2020 como consecuencia de los impactos de la pandemia de la COVID-19. Queda por ver, por tanto, si este repunte no prosigue en los próximos años y se retorna a la tendencia descendente anterior.
En un análisis por países, según Eurostat, en el año 1990, sólo seis de los 27 Estados miembros de la Unión Europea actual (sin Reino Unido) no producían carbón: Dinamarca, Chipre, Letonia, Lituania, Luxemburgo y Malta. En el año 2022, más de tres décadas después, hay que añadir tres países al grupo de no productores: Irlanda, Croacia y Portugal.
En la actualidad, los dos mayores productores de carbón siguen siendo, al igual que en 1990, Alemania, con 144,3 millones de toneladas en 2022 (el 37,3% del total de la UE), y Polonia, con 116,3 millones (el 21,1% del total), seguidos por la República Checa (9,8%), Bulgaria (9,4%), Rumanía (4,7%), Grecia (3,5%) y Hungría (1,4%), principalmente.

Durante el periodo 1990-2022, según la información estadística disponible de Eurostat, entre los actuales 18 países productores de carbón, las mayores reducciones porcentuales de producción se han registrado en Francia (-99,5%), España (-96,6%), Bélgica (-79,6%), Estonia (-78,0%), Italia (-77,3%), Grecia (-73,7%), Hungría (-73,0%), Alemania (-71,2%), Austria (-68,9%), Eslovaquia (-66,2%) y República Checa (-65,6%), que superaron la reducción media de la UE-27 (-64,4%).
En el caso de Polonia, el segundo mayor productor de carbón, su producción se ha contraído un 49,2% durante el periodo 1990-2022, en menor medida que el conjunto de la UE, por lo que su participación en el cómputo total de producción de carbón europeo ha aumentado desde el 21,1% al 30,1%.
En el otro extremo, es de destacar que tres países han seguido la tendencia contraria de reducir o cancelar la producción de combustibles fósiles sólidos en la Unión Europea: Bulgaria, que produjo 36.308.752 toneladas en 2022, Suecia (1.115.000 toneladas) y Finlandia (843.000 toneladas, básicamente de coque de horno).
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