El desarrollo sostenible en la Declaración de Johannesburgo de 2002

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En 2002, diez años después de Río 92 y treinta años desde Estocolmo 1972, las Naciones Unidas celebran en Johannesburgo (Sudáfrica) la Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible. Con esta Cumbre los Estados en ella representados reafirman su compromiso en pro del desarrollo sostenible y se comprometen a verificar regularmente los avances hacia los objetivos y metas de desarrollo sostenible.

Uno de los resultados de dicha Cumbre fue la conocida Declaración de Johannesburgo sobre el Desarrollo Sostenible, que consta de 37 principios, de los cuales destacamos aquí los siguientes:

Las generaciones futuras:

«…actuemos de manera tal que ellos [los niños] puedan heredar un mundo libre de las indignidades y los ultrajes que engendran la pobreza, la degradación ambiental y el desarrollo insostenible» (Principio 3).

El desarrollo sostenible:

«…promover y fortalecer, en los planos local, nacional, regional y mundial, el desarrollo económico, desarrollo social y la protección ambiental, pilares interdependientes y sinérgicos del desarrollo sostenible» (Principio 5).

Los objetivos primordiales:

«…la erradicación de la pobreza, la modificación de pautas insostenibles de producción y consumo y la protección y ordenación de la base de recursos naturales para el desarrollo social y económico son objetivos primordiales y requisitos fundamentales de un desarrollo sostenible» (Principio 11).

El deterioro del medio ambiente:

«El medio ambiente mundial sigue deteriorándose. Continúa la pérdida de biodiversidad; siguen agotándose las poblaciones de peces; la desertificación avanza cobrándose cada vez más tierras fértiles; ya se hacen evidentes los efectos adversos del cambio del clima; los desastres naturales son más frecuentes y más devastadores, y los países en desarrollo se han vuelto más vulnerables, en tanto que la contaminación del aire, el agua y los mares sigue privando a millones de seres humanos de una vida digna» (Principio 13).

Los servicios básicos:

«…aumentar rápidamente el acceso a los servicios básicos, como el suministro de agua potable, el saneamiento, una vivienda adecuada, la energía, la atención de la salud, la seguridad alimentaria y la protección de la biodiversidad» (Principio 18).

Los medios:

«…la sociedad mundial tiene los medios y los recursos para responder a los retos de la erradicación de la pobreza y el logro del desarrollo sostenible que enfrenta toda la humanidad. Unidos redoblaremos nuestros esfuerzos para que esos recursos disponibles sean aprovechados en beneficio de todos» (Principio 21).

La unión:

«…aunar esfuerzos, resueltos a salvar nuestro planeta, promover el desarrollo humano y lograr la prosperidad y la paz universales». (Principio 35).

 

Con el fin de poner en práctica los compromisos asumidos se aprueba también en Johannesburgo el Plan de Aplicación de las Decisiones de la Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible. Este Plan, que consolida los principios de la Declaración de Río, la aplicación del Programa 21 y su plan de ejecución, y la Declaración del Milenio, entre otros documentos, expone un listado de objetivos de carácter medioambiental en diversas áreas (energía, recursos hídricos, residuos, productos químicos, diversidad biológica, océanos, zonas costeras, cambio climático, desertificación, bosques…).

Otro de los aspectos en lo que se incide en Johannesburgo 2002 es en la necesaria integración medioambiental en todas las actividades económicas (turismo, agricultura, transporte, etc.).

Asimismo, se aboga por reforzar la aplicación del Programa 21, que fue uno de los principales resultados de Río 92.

Como en Cumbres anteriores se deja constancia nuevamente de la necesidad de modificar los modos de producir y consumir, que siguen siendo insostenibles. Textualmente, se expresa que «para lograr el desarrollo sostenible a nivel mundial es indispensable introducir cambios fundamentales en la forma en que producen y consumen las sociedades». Para contribuir a la modificación de estos patrones de producción y consumo imperantes, se propone la elaboración de planes nacionales y regionales de diez años de duración. De esta forma se aumentaría la eficiencia y la sostenibilidad de la utilización de recursos y los procesos de producción, y se reduciría la degradación de los recursos, la contaminación y los residuos, procurándose la desvinculación entre crecimiento económico y degradación del medio ambiente.

 

Para más información:

ONU: Declaración de Johannesburgo sobre el Desarrollo Sostenible (2002)

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Autor: ECOPALABRAS

Espacio de información y análisis sobre desarrollo sostenible, medioambiente y energía

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