Un nuevo informe de la Organización Mundial de Meteorología (OMM) nos advierte de que los niveles de gases de efecto invernadero (GEI), causantes del calentamiento global, no paran de crecer. Según el WMO Greenhouse Bulletin de noviembre de 2019, continúa la tendencia de crecimiento a largo plazo, desde el periodo preindustrial, de la concentración en la atmósfera de los principales GEI: dióxido de carbono, metano y óxido nitroso.
Dióxido de carbono
En 2018 la concentración en la atmósfera de dióxido de carbón, el principal GEI, alcanzó un nuevo máximo: las 407,8 partes por millón (ppm). Ello supuso un incremento medio anual de 2,3 ppm, similar al registrado en 2017 y ligeramente superior al crecimiento medio de los últimos diez años (2,26 ppm).
Respecto al nivel de 278 ppm registrado en el periodo preindustrial (anterior a 1750 ), la concentración de dióxido de carbono ha experimentado un crecimiento del 147%. Las causas de esta tendencia de crecimiento continuo se encuentran principalmente en las emisiones provenientes de la explotación de combustibles fósiles y de la producción de cemento, la deforestación y el cambio de otros usos del suelo, según la OMM.

Metano
El metano constituye el segundo gas de efecto invernadero más importante. Sus concentraciones en la atmósfera alcanzaron en 2018 las 1.869 partes por mil millones (ppb), esto es, un nuevo máximo, al igual que lo sucedido con el dióxido de carbono. Su incremento de 2018 fue superior al registrado en 2017 y al crecimiento medio anotado durante el último decenio.
Respecto a los niveles preindustriales (722 ppb), la concentración de metano en la atmósfera ha experimentado un crecimiento del 259%, debido a las mayores emisiones procedentes de fuentes antropogénicas.
Del total de metano emitido a la atmósfera el 60% procede de la acción del hombre (ganadería, cultivo de arroz, explotación de combustibles fósiles, vertederos y quema de biomasa). El 40% restante del metano emitido proviene de fuentes naturales (humedales, termitas…).
Óxido nitroso
El tercer GEI que más contribuye al calentamiento global, el óxido nitroso, alcanzó en 2018 una concentración atmosférica de 331,1 partes por mil millones, lo que supone un aumento de 1,2 ppb, que supera al observado en 2017 y al crecimiento medio registrado en el último decenio.
En comparación con el nivel preindustrial (270 ppb) la concentración de óxido nitroso en la atmósfera ha experimentado un crecimiento del 123%.
Según la OMM las emisiones de óxido nitroso proceden en un 60% de fuentes naturales y en un 40% de fuentes antropogénicas (quema de biomasa, uso de fertililzanes, procesos industriales…). Las causas probables de los incrementos observados por la concentración de óxido nitroso en la atmósfera se encuentran en una extensión del uso de fertilizantes en la agricultura y en una mayor liberación de dicho gas de los suelos debido a un exceso de deposición de nitrógeno atmosférico relacionada con la contaminación atmosférica.
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