La estrecha comunión que el escritor naturalista Henry D. Thoreau (1817-1862) mantiene con la naturaleza nos la transmite en su célebre obra a través de la bella descripción que hace de la laguna Walden. Traemos hasta aquí las siguientes líneas:
«El paisaje de Walden es de escala humilde, aunque muy bello; no tiene nada de grandioso ni podría interesar mucho a quien lo haya frecuentado largo tiempo, o vivido junto a la ribera; sin embargo, esta laguna es tan notable por su profundidad y pureza, que merece una descripción particular. Es como un pozo limpio, verde oscuro, de acaso media milla de longitud y de milla y tres cuartos de circunferencia que cubre pues unas veinticinco hectáreas; un manantial eterno entre pinares y robledos, sin afluente ni aliviadero alguno visibles que no sean las nubes y la evaporación. Las colinas circundantes se alzan bruscamente de las aguas hasta alturas entre cuarenta y ochenta pies, y aunque por el este y algo más al sur alcanzan cotas de ciento cincuenta y cien pies, respectivamente, a una distancia de un cuarto y un tercio de milla están totalmente cubiertas de arbolado. En Concord el agua muestra siempre dos colores por lo menos, uno, de lejos, y otro, más exacto, de cerca. El primero depende sobre todo de la luz y concuerda con el cielo. En tiempo claro, en el estío, las aguas parecen azules a escasa distancia, sobre todo si están agitadas, mientras que desde lejos todo resulta igual. En tiempo tempestuoso, en cambio, se diría que se trata de pizarra oscura. Del mar se dice, sin embargo, que un día aparece azul y el otro verde sin que medie cambio alguno perceptible en la atmósfera. Yo he visto nuestro río, cuando la campaña estaba cubierta de nieve, y tanto el agua como el hielo eran tan verdes como la hierba misma. Algunos consideran que el azul ‘es color del agua pura, tanto en estado sólido como líquido’. Pero, al mirar directamente a lo hondo de nuestros caudales desde un bote se ve que son de muy diferentes colores. Walden aparece ora azul ora verde, incluso desde el mismo punto de observación».
Para leer más:
Henry D. Thoreau (1854): Walden o la vida en los bosques.