
La Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA) publica cada cinco años un informe crucial para conocer el estado de situación en que encuentra el medio ambiente de Europa. Su gran aportación radica en que se fundamenta en la más reciente evidencia científica disponible, respaldada por una amplia batería de datos que proceden de un total de 38 países europeos y han sido adecuadamente validados.
El último informe de AEMA, Europe’s environment 2025. Europe’s environment and climate: knowledge for resilience, prosperity and sustainability, nos pone de relieve los principales problemas y retos medioambientales a los que se enfrenta hoy Europa. Destacamos, a continuación, algunas de sus conclusiones más importantes:
1. La biodiversidad continúa reduciéndose en los ecosistemas (terrestres, de agua dulce y marinos) del continente europeo. Las causas de este deterioro natural se encuentran en la persistente presión que provocan los insostenibles modos de producción y consumo, en especial el sistema alimentario, de la sociedad moderna. Se identifican fuertes presiones por los cambios de uso del suelo y el mar, la sobreexplotación de recursos naturales, la contaminación, la introducción de especies invasoras, así como el aumento de los impactos severos del cambio climático. En cifras, más del 80% de los hábitats protegidos se encuentran en un estado pobre o malo, con el 60-70% del suelo considerado degradado.
2. La degradación de los ecosistemas naturales hacen peligrar el modo de vida europeo. Sin unos ecosistemas saludables se corre el riesgo de perder seguridad alimentaria e hídrica y de no contar con materias primas, agua y energía para los sistemas de producción y consumo que nos proporcionan alimentos, movilidad, vivienda, energía y bienes. Además, la degradación de la naturaleza y el cambio climático también son una amenaza para la estabilidad financiera, ya que casi el 75% de la actividad empresarial depende de servicios ecosistémicos.
3. Los recursos hídricos se encuentran bajo una presión severa, siendo la agricultura, con el uso de fertilizantes y pesticidas, un destacado responsable de la degradación de la calidad del agua y de la pérdida de vida acuática. En cifras, el estrés hídrico afecta actualmente al 30% del territorio de Europa y al 34% de su población. Sólo el 37% de las masas de agua superficiales de Europa tenía un buen estado ecológico en 2021.
4. En el ámbito de la mitigación del cambio climático la Unión Europea ha realizado progresos reduciendo sus emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) en un 37% desde el 1990, principalmente al decrecer el uso de los combustibles fósiles y duplicar la penetración de las energías renovables desde 2005. De cara al futuro, estos esfuerzos deben consolidarse para llegar a reducir las emisiones de GEI en un 55% en el año 2030 y alcanzar la neutralidad climática en 2050.
5. Se hace necesario revertir la tendencia descendente que están registrando los sumideros de CO2 (como los bosques), afectados por diversos impactos naturales, en muchos casos provocados por el cambio climático, como incendios forestales, sequías y plagas.
6. En sistema energético, a pesar de los avances registrados en reducción de consumo de combustibles fósiles, aumento de la implantación de las energías renovables y mayor eficiencia energética, se hace necesario profundizar en su transformación. Los combustibles fósiles siguen siendo la fuente energética hegemónica de la UE, representando casi el 70% del consumo bruto de energía disponible en 2023.
7. Se han registrado avances en el sistema industrial de la UE, donde las emisiones de GEI han descendido más del 35% entre 2005 y 2023. Sin embargo, este sector económico sigue siendo el principal causante de contaminación atmosférica, con cuantiosos impactos sobre la salud humana. Se hace necesario profundizar en su descarbonización.
8. En el medio ambiente construido, las emisiones de GEI procedentes del sector residencial se han reducido también más del 35% entre 2005 y 2023, gracias a medidas que han propiciado la eficiencia energética y la descarbonización de los sectores de electricidad y calefacción, entre otras.
9. El sistema de movilidad en Europa presenta importantes retos. Está dominado por el transporte de vehículos, en su mayoría por turismos de pasajeros, que sigue siendo muy dependiente de los combustibles fósiles. Sus emisiones de GEI han descendido sólo un 6% entre 2005 y 2023.
10. El sector agrícola, principal responsable del descenso de los polinizadores y de la degradación del suelo, ha reducido sus emisiones de GEI sólo un 7% entre 2003 y 2023. Al mismo tiempo existe la necesidad urgente de adaptar el sector agrícola a los episodios de clima extremo para garantizar a largo plazo el sistema alimentario de la UE.
11. Europa es el continente del planeta que más rápidamente está experimentando el calentamiento global. Su clima está cambiando a un ritmo alarmante, amenazando la seguridad, la salud pública, los ecosistemas, las infraestructuras y la economía. Se estima que en el año 2022 más de 70.000 personas murieron a consecuencia del calor en Europa.
12. Se vuelve urgente la necesidad de tomar medidas para adaptar la sociedad –en especial los grupos más vulnerables y expuestos- y la economía a la nueva situación de mayor riesgo de impactos del cambio climático.
13. En el ámbito de la contaminación se han producido importantes avances en Europa. Las políticas de la UE para reducir la contaminación del aire, para garantizar el abastecimiento de agua y la depuración de aguas residuales han permitido importantes beneficios para la salud de la población. Sin embargo, la contaminación sigue reduciendo la calidad de vida en Europa de forma significativa. Cada año la contaminación del aire conlleva al menos 239.000 muertes prematuras y la contaminación acústica, unas 66.000.
14. En cuanto al consumo de recursos naturales, se constata que la tasa de circularidad se ha incrementado apenas del 10,7% en 2010 al 11,8% en 2023. En Europa el consumo de materiales es insostenible y mucho más alto, en términos per cápita, que en la mayoría de regiones del mundo.
15. Se necesitan urgentemente cambios transformadores de los sistemas de producción y consumo si queremos mantener la prosperidad y los niveles de vida en Europa a largo plazo. Se requieren políticas coordinadas y acciones desde los múltiples niveles de gobernanza, donde las autoridades regionales y locales juegan un papel clave.
16. Es importante avanzar en la restauración de hábitats, lo que generará, con el tiempo, resiliencia en los sistemas naturales y facilitará tanto la adaptación como la mitigación del cambio climático. La UE se ha impuesto el compromiso de restaurar al menos el 20% de áreas terrestres y marítimas antes de 2030.
17. Los retos de sostenibilidad de Europa siguen siendo complejos y sistémicos. A pesar de los avances alcanzados, las perspectivas para la mayoría de las tendencias medioambientales son preocupantes y plasman riesgos importantes para la prosperidad económica, la seguridad y la calidad de vida de los ciudadanos europeos. Esto nos exige repensar la forma en que se gestiona la relación entre nuestra economía y el medio ambiente natural (suelo, agua, recursos naturales) ante intereses en pugna.
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