
El análisis de una economía quedaría incompleto si se circunscribe al enfoque que se centra en la cuantificación monetaria de su PIB. Porque no hay producción, consumo y distribución posibles si no se dispone de recursos materiales y energéticos.
En el caso de la economía española la Cuenta de los Flujos Físicos de la Energía, que elabora el Instituto Nacional de Estadística (INE), con datos disponibles para el periodo 2015-2022, nos permite conocer, además de su origen, cuál es el destino de la energía de España y cómo ha evolucionado su composición por sectores económicos.
De acuerdo con el INE, en el último año de 2022 el total de flujos energéticos de España ascendió a 18.238.970 terajulios (TJ), esto es, un 0,3% más que en 2015. Como se observa en el siguiente gráfico, durante el periodo 2015-2022 la evolución de los flujos energéticos ha estado marcada durante los últimos años por la irrupción de la pandemia del COVID-19 que los contrajo de forma muy significativa, para después en 2022 alcanzar unos niveles que se aproximan al de 2019.
Analizando la composición del destino de la oferta energética de España en 2022, se concluye que el principal destinatario es el tejido productivo, es decir, el conjunto de ramas de actividad que conforman la economía española, que demandó el 54,6% de la energía total. A continuación, un 26,3% de los flujos energéticos lo recibe el medioambiente, en forma de pérdidas de energía (calor disipado) como resultado de los procesos productivos y las actividades de consumo final. El tercer destino de la energía, con un 10,1% del total, es el exterior de España vía exportaciones de bienes energéticos a otros países. Por su parte, los hogares españoles, como consumidores de productos energéticos, emplearon el 7,2% de la energía total. El 1,7% restante de los flujos energéticos de 2022 corresponde a variación de existencias y ajustes.

Desde una perspectiva temporal, cabe destacar que durante el periodo 2015-2022 la energía que ha recibido el conjunto de ramas de actividad de la economía española se ha reducido ligeramente (un -0,8%), al pasar de 10,04 millones a 9,96 millones de TJ, frente al ligero aumento de la energía total (0,3%).
Por su parte, el sector de los hogares también ha visto descender el consumo de productos energéticos durante el periodo (un -1,5%), pasando de 1,34 millones a 1,32 millones de TJ.
Las pérdidas de energía también han disminuido, en este caso un -3,7%, desde 4,99 millones de TJ en 2015 a 4,80 millones en 2022.
Por el contrario, las exportaciones energéticas de la economía española han aumentado un 5,4% (de 1,74 millones a 1,84 millones de TJ).

Centrándonos en el tejido productivo, principal destino de la energía con el 54,6% del total de flujos energéticos en 2022, presenta la siguiente distribución por grandes sectores económicos: Industria manufacturera (55,7%), Industria no manufacturera (29,5%), Servicios (10,2%), Agricultura, ganadería, silvicultura y pesca (3,4%) y Construcción (1,2%).

Finalmente, en un análisis más detallado, se identifican como ramas de actividad más consumidoras de energía de la economía española las siguientes:
- Coquerías y refino de petróleo: 4,5 millones de TJ en 2022, es decir, el 45,3% de la energía total destinada a las ramas económicas. El consumo de energía de esta rama ha experimentado un incremento del 0,5% durante el periodo 2015-2022.
- Suministro de energía eléctrica, gas, vapor y aire acondicionado: 2,2 millones de TJ (el 22,5% de la energía). Su consumo energético ha disminuido un 6,7% durante el periodo.
- Industrias extractivas: 654.560 TJ (el 6,6% de la energía). El consumo de energía en esta rama se ha reducido un 7,0% entre 2015 y 2022.
- Industria química: 341.473 TJ (el 3,4% de la energía), con un incremento del 10,7% durante el periodo 2015-2022.
- Transporte terrestre y por tubería: 312.740 TJ en 2022 (el 3,1% de la energía), esto es, se ha incrementado un 12,2% respecto a 2015.
- Transporte aéreo: 197.367 TJ, que representa el 2,0% de la energía destinada al tejido productivo de la economía española. En este caso, los flujos de energía que ha recibido esta rama del transporte se han acrecentado un 11,3% durante el periodo analizado.
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