
La escritora española Pino Betancor (1928-2003), con su poemario Dejad crecer la hierba (2002), nos legó una sentida llamada para que el ser humano procure un mundo justo y en paz, donde no existan las guerras que amenazan la vida en la tierra que nos acoge.
A la par sus versos, dirigidos en particular a los niños, los futuros guardianes del mundo de mañana, se convierten en una abierta invitación para que no nos distanciemos del medio natural y seamos capaces de convivir armoniosamente con él. Como expresan los siguientes versos seleccionados, su poesía es un auténtico canto de amor a la Tierra:
Dejad que crezca el árbol,
que siga siendo
la casa de las aves
susurrante verdor
de los caminos.
Dejad crecer la hierba,
que los campos no dejen
de ser mares de espigas,
alfombras de olivos verde-gris,
tapices de rosados almendros.
Dejad crecer la hierba…!
Que el agua saltarina de los ríos
vuelva a ser lecho puro
donde vivan los peces,
líquida agua marina
entre los labios.
Dejad crecer la hierba…!
En este mundo nuestro,
planeta azul y verde,
pudiera de repente apagarse la vida.
Pudiera ser tan solo
un cascarón vacío,
convertido en ceniza,
polvo y muerte.
La tierra es nuestro hogar,
y es para todos.
Los pueblos son estancias
de un único edificio
que debéis preservar de la ruina.
Para leer más:
Betancor, Pino: Nada más que esa luz. Ediciones La Palma, Madrid, 2016.