El dinero en palabras de Albert Einstein

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The National Gallery, Londres

El célebre científico Albert Einstein (1879-1955) nos dejó un importante legado en el mundo de la física. Sin embargo, sus aportaciones como humanista, que no son tan conocidas, han resultado ser igualmente valiosas en campos tan diversos como la ética, la paz, la política, la educación, la economía

Sus reflexiones sobre el dinero y el progreso de la humanidad llevaron a Albert Einstein a escribir en 1934 estas palabras:

«Estoy absolutamente convencido de que no hay riqueza en el mundo que pueda ayudar a la humanidad a progresar, ni siquiera en manos del más devoto partidario de tal causa. Sólo el ejemplo de los individuos grandes y puros puede llevarnos a pensamientos y acciones nobles. El dinero sólo apela al egoísmo e invita irresistiblemente al abuso.

¿Puede alguien imaginarse a Moisés, Jesús o Gandhi armados con las bolsas de dinero de Carnegie

Para leer más:

Albert Einstein: Mis ideas y opiniones. Antoni Bosch, Barcelona, 2011.

 

 

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Economía y planificación, en palabras del físico Albert Einstein

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Albert Einstein (1879-1955), además de célebre científico, fue un gran humanista preocupado por el porvenir de la sociedad. No sólo se ocupó de la ciencia sino que, como plasmó en sus escritos, la curiosidad intelectual lo llevó a reflexionar sobre temas diversos, entre ellos, la economía,  el progreso y la justicia social.

Como expresó en el discurso que pronunció ante una asamblea de estudiantes pacifistas alemanes hacia el año 1930, la planificación es necesaria si queremos resolver el problema de la pobreza y alcanzar una sociedad más justa.

«Hoy podemos producir, con muchísimas menos horas de trabajo, el suministro necesario de alimentos y bienes de consumo. En cambio, se ha hecho mucho más difícil el problema de la distribución del trabajo y de los bienes manufacturados. Todos creemos que el libre juego de las fuerzas económicas, el afán individual incontrolado de riqueza y de poder, ya no conducen automáticamente a una solución aceptable de estos problemas. Hay que organizar la producción, el trabajo y la distribución, siguiendo un plan definido, para evitar que se pierdan valiosas energías productivas y que grandes sectores de la población se empobrezcan y desmoralicen».

Igualmente, sensibilizado como estaba con el grave problema del paro que sacudía a Estados Unidos en los años 30 del siglo pasado, Albert Einstein llegó a pronunciar las siguientes palabras:

«Pero el libre juego de las fuerzas económicas no vencerá por sí solo automáticamente estas dificultades. La comunidad ha de aplicar normas que impongan una distribución razonable del trabajo y de los bienes de consumo entre todos los seres humanos. Sin esto, la asfixia alcanzará hasta a los habitantes del país más rico. El hecho es que, dado que el volumen de trabajo necesario para cubrir las necesidades de todos es menor gracias a la mejora de los métodos técnicos, el libre juego de las fuerzas económicas ya no genera una situación en la que pueda encontrar empleo todo el trabajo disponible. Son necesarias una organización y una legislación adecuadas para que los resultados del progreso técnico beneficien a todos».

Para leer más:

Albert Einstein: Mis ideas y opiniones. Antoni Bosch, Barcelona, 2011.

El hombre en sociedad, una cita con Albert Einstein

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Albert Einstein (1879-1955), además de célebre científico, fue un gran humanista preocupado por el progreso y el porvenir del ser humano. No sólo se ocupó de la ciencia sino que, como plasmó en sus escritos, la curiosidad intelectual lo llevó a reflexionar sobre temas tan diversos como ética, paz, política, economía, filosofía, educación…

Traemos hasta aquí el siguiente fragmento de un texto que Albert Einstein escribió en 1934, con el que nos quiere transmitir el verdadero valor que ha de apreciar el ser humano por vivir junto con sus semejantes en sociedad, en la gran comunidad humana:

«Cuando revisamos nuestras vidas y afanes, pronto advertimos que casi todas nuestras acciones y deseos están ligados a la existencia de otros seres humanos. Percibimos que nuestro carácter es muy parecido al de los animales sociales. Comemos alimentos que otros han producido, vestimos ropas que otros han hecho, vivimos en casas que han construido otros. La mayor parte de nuestros conocimientos y creencias nos han sido comunicados por otras personas por medio de un lenguaje que otros han creado. Nuestra capacidad mental sería pobre, en verdad, sin el idioma; sería comparable a la de los animales superiores. Hemos de admitir, en consecuencia, que debemos nuestra principal ventaja sobre los animales al hecho de vivir en sociedad. Si se dejase solo al individuo desde el nacimiento, se mantendría en un estado primitivo similar al de los animales, en sus pensamientos y sentimientos, hasta un grado difícilmente imaginable. El individuo es lo que es y tiene la importancia que tiene no tanto en virtud de su individualidad como en virtud de su condición de miembro de una gran comunidad humana, que dirige su existencia espiritual y material de la cuna al sepulcro».

Para leer más:

Albert Einstein: Mis ideas y opiniones. Antoni Bosch, Barcelona, 2011.