
El pensamiento del líder espiritual tibetano Tenzin Gyatso, más conocido como Dalai Lama, llega a alcanzar reflexiones esenciales sobre los verdaderos cimientos del desarrollo de los países y la calidad de vida de las personas. Preocupado por el bienestar de la humanidad y el lugar donde habitamos, nos advierte de que el progreso técnico es importante pero siempre que no descuidemos el equilibrio ecológico del planeta.
En paralelo a los avances de la ciencia y la tecnología, el mundo moderno se encuentra fuertemente amenazado por la degradación de los ecosistemas, de los cuales depende nuestra subsistencia. En nuestras manos está revertir esta situación.
Así nos lo expresa con pocas palabras el Dalai Lama en los dos fragmentos siguientes de uno de sus libros autobiográficos:
“En mis numerosos viajes por el mundo, tanto en países ricos como en países pobres, en Oriente y Occidente, he visto gentes que disfrutaban de todos los placeres y otras que sufrían. Los avances de la ciencia y de la tecnología no parecen desembocar sino en una mejora lineal y cuantitativa del desarrollo, el cual debería representar más que unas cuantas casas suplementarias en las nuevas ciudades. En consecuencia, el equilibrio ecológico, base de nuestra vida en la Tierra, se ha visto enormemente afectado.
En otro tiempo, el pueblo tibetano tenía una vida feliz en medio de una naturaleza a salvo de toda contaminación. En la actualidad, en todo el mundo e incluso en el Tíbet, la degradación ecológica nos alcanza a gran velocidad. Estoy completamente convencido de que la falta de un esfuerzo concertado entre todos y de una toma de conciencia de nuestra responsabilidad universal harán que asistamos a la destrucción progresiva de los ecosistemas frágiles, fuentes de nuestra subsistencia, y ello provocará la degradación irreversible del planeta Tierra”.
“La ciencia y el progreso técnico son esenciales para mejorar la calidad de vida en el mundo actual. Más importante aún es que nos habituemos a conocer mejor y a apreciar nuestro entorno natural, ya seamos adultos o niños. Si nos preocupamos realmente por los demás y nos negamos a actuar de manera desconsiderada, seremos capaces de cuidar de la Tierra. Aprendamos a compartirla, en lugar de querer poseerla, destruyendo así la belleza de la vida”.
Para leer más:
Dalai Lama: Mi biografía espiritual. Editorial Planeta, Barcelona, 2010.