El gasto en protección medioambiental en España (2010-2023)

Para garantizar la calidad y perdurabilidad de los ecosistemas y especies naturales se requieren cambios profundos en los modos de producción, consumo y distribución, y también la implementación de políticas decididas de prevención en distintos ámbitos ambientales. Con el tiempo la protección del medio ambiente se ha convertido en una preocupación creciente de la sociedad, a medida que los problemas medioambientales han venido aumentando en número e intensidad.

La puesta en práctica de todas aquellas medidas que permitan preservar la calidad de nuestro entorno natural implica necesariamente responder con medios económicos. Es pertinente, por tanto, preguntarse cuánto se gastan los países en la protección medioambiental a través de sus empresas, Administraciones Públicas y hogares, lo que permitirá, asimismo, aproximarnos a conocer en qué grado están comprometidos realmente en proteger el medio ambiente.

En España, de acuerdo con los últimos datos avance del año 2023, publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE), el gasto total en protección medioambiental asciende a 25.107 millones de euros. Este gasto ha sido sufragado, con diferente proporción, por los siguientes sectores institucionales: el 47,4% por las empresas, el 39,1% por las Administraciones Públicas (e instituciones sin fines de lucro al servicio de los hogares) y el 13,5% restante por los hogares.

En dicho año 2023 el gasto en protección medioambiental se destinó a cinco grandes ámbitos de protección. En primer lugar, el 60,5% del gasto se concentró para financiar la gestión de residuos. Seguidamente, y a distancia, la gestión de aguas residuales recibió el 19,1% del gasto medioambiental.

Por lo tanto, en España ocho de cada diez euros (el 79,6%) del gasto total destinado a la protección del medio ambiente se dedican a financiar la gestión de los residuos y las aguas residuales que generan las actividades de empresas, hogares y Administraciones Públicas.

El 20,4% restante del gasto en protección medioambiental fue para un conjunto variado de ámbitos. El ámbito de protección del aire y del clima, protección y descontaminación de suelos, disminución de ruidos, etc. recibió el 9,6% del gasto medioambiental, y la I+D sobre medio ambiente se financió con el 5,6%. En último lugar, se encuentra el gasto en protección de la biodiversidad y el paisaje, que se cuantifica en 1.305 millones (el 5,2% del gasto medioambiental total) en 2023, siendo el ámbito que experimentó el mayor crecimiento anual (un 10% respecto a 2022).

Desde una perspectiva temporal, de acuerdo con los datos disponibles del INE, el gasto en protección medioambiental en España ha pasado de 18.661 millones de euros en 2010 a 25.107 millones en 2023. Ello supone un incremento acumulado del 34,5% en dicho periodo.

No obstante, como puede observarse en el siguiente gráfico, el gasto medioambiental, medido en euros corrientes, no ha seguido una tendencia de crecimiento lineal durante todo el periodo 2010-2023.

La irrupción de la crisis económica en 2008, que devino en Gran Recesión en los años posteriores, ha repercutido de forma palpable sobre las políticas medioambientales que han visto restringidos sus recursos de financiación. El gasto medioambiental en España tocó fondo en el año 2014, cuando se cifró en 16.041 millones de euros, es decir, un 14% menos que en 2010. A partir de 2015 el gasto sigue una senda de recuperación que se mantiene hasta 2019, cuando se consolida un nivel en euros que supera el anotado en el año 2010. Sin embargo, en 2020 el inicio de la pandemia del COVID-19, que ha traído graves impactos sanitarios y socioeconómicos en todos los países, ha derivado también en un descenso del gasto destinado a la protección medioambiental. A continuación, durante los dos siguientes años la política medioambiental parece retomar un mayor impulso, a la luz de los incrementos, inusitados hasta entonces, que registra el gasto en protección medioambiental. Finalmente, en 2023 el gasto medioambiental amortigua su tasa de crecimiento hasta situarse, con datos de avance, en el 1,7% anual.

Hay que matizar que para tener una visión más real de la evolución del gasto de protección medioambiental (que es medido en euros corrientes) en España es pertinente analizarlo en términos relativos, esto es, en comparación con la evolución de la actividad económica. Para ello, el indicador habitualmente empleado es el de porcentaje de gasto de protección medioambiental sobre el Producto Interior Bruto (PIB) a precios de mercado.

Así, para conjunto del periodo 2010-2023, se concluye que el porcentaje de gasto medioambiental sobre el PIB en España se ha reducido desde el 1,73% en 2010 hasta el 1,67% en 2023. Es decir, el gasto destinado a proteger el medio ambiente de los efectos nocivos de las actividades económicas se ha incrementado en menor medida que el valor de la producción de bienes y servicios de la economía española.

Como puede observarse en el siguiente gráfico, la evolución que toma dicha ratio apunta que la importancia otorgada a las políticas medioambientales vía gasto ha pasado por etapas diferenciadas. En un primer periodo 2010-2016, los gastos medioambientales han perdido presencia de forma continuada año tras año en relación con la evolución de la actividad económica. A esta etapa le sigue un periodo 2017-2022 bien diferente, donde el porcentaje de gastos medioambientales sobre el PIB se ha ido recuperando, hasta conseguir sobrepasar el porcentaje que se había registrado en el año 2010. Sin embargo, los últimos datos disponibles indican que en último año de 2023 la ratio de gasto de protección medioambiental ha experimentado un significativo retroceso, a pesar de la persistencia de los acuciantes problemas medioambientales que preocupan a la sociedad y ponen en riesgo la perdurabilidad de los ecosistemas y especies de la geografía española.

Para más información:

INE: Cuentas Medioambientales.

España y el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (2025)

Fuente: SDSN: Sustainable Development Report 2025.

En 2015 Naciones Unidas puso en marcha la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. Para conocer su grado de cumplimiento, se ha construido el índice ODS que permite evaluar los progresos en la consecución de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que van alcanzando los países del planeta.

En su edición de 2025 el Informe Sustainable Development Report 2025 de Sustainable Development Solutions Network (SDSN) nos revela que, de un total de 167 países del mundo para los que se ha contado con datos suficientes, España toma la posición 14 en términos de cumplimiento global de los Objetivos de Desarrollo Sostenible establecidos en la Agenda 2030. Para dicho año 2025 el valor del índice ODS de España se cifra en 81,0 sobre un máximo de 100. Respecto al año anterior España se mantiene en la misma posición del ranking mundial y su índice aumenta levemente (tres décimas).

A partir de un análisis más pormenorizado del valor del índice ODS global que toma España en 2025, se detecta que el grado de cumplimiento de los 17 Objetivos presenta una evolución muy dispar.

En primer lugar, España destaca por situarse entre los 25 países del planeta con mayor puntuación en 7 de los 17 ODS. Los mejores resultados relativos, en un contexto mundial, los alcanza España en los siguientes ODS:

  • Ciudades y comunidades sostenibles (ODS11), objetivo para el que se encuentra en el puesto número 6, con un valor de 98,1 sobre 100.
  • Igualdad de género (ODS5), para el que España se sitúa en la posición número 7 (valor 87,5).
  • Salud y bienestar (ODS3), para el que toma la posición 12 (valor 94,9).
  • Trabajo decente y crecimiento económico (ODS8), para el que España se sitúa en el puesto 14 (valor 81,7).
  • Hambre cero (ODS2), en la posición 24 (valor 69,8).

Por el contrario, los Objetivos para los que España toma los peores resultados relativos son los siguientes:

  • Producción y consumo responsables (ODS12) que, con un valor de 65,1 sobre 100, hace que España se sitúe en la posición 130 a nivel mundial respecto a este ODS.
  • Acción por el clima (ODS13), objetivo que, tomando un valor de 83,6, coloca a España en la posición 111.
  • Vida submarina (ODS14), objetivo para el que, con un valor de 55,9, toma la posición 96.
  • Alianzas para lograr los objetivos (ODS17), con un valor de 69,1, que sitúa a España en la posición 75 a nivel mundial.
  • Vida de ecosistemas terrestres (ODS15) para el que, con un valor de 68,1, ocupa la posición 67.

De forma complementaria al índice ODS el Informe de 2025 aporta también un análisis de panel, que valora el mayor o menor grado de cumplimiento de cada Objetivo, así como su tendencia con vistas al horizonte de 2030, mediante una asignación de colores (verde, amarillo, naranja y rojo).

De la evaluación del panel de los ODS de España correspondiente a la edición de 2025 destacamos las siguientes conclusiones principales:

  • España ha alcanzado el cumplimiento de uno de los 17 ODS: el ODS5 Igualdad de género (en color verde).
  • Para siete Objetivos (en color amarillo), España afronta algunos  retos para lograr los valores deseados en 2030. Son los relativos a los siguientes Objetivos: Fin de la pobreza (ODS1), Salud y bienestar (ODS3), Agua limpia y saneamiento (ODS6), Energía asequible y no contaminante (ODS7), Trabajo decente y crecimiento económico (ODS8), Industria, innovación e infraestructura (ODS9) y Reducción de las desigualdades (ODS10),
  • Para los siguientes cuatro Objetivos (en color naranja), España afronta retos significativos para llegar a cumplir con la Agenda 2030: Educación de calidad (ODS4), Ciudades y comunidades sostenibles (ODS11), Vida submarina (ODS14) y Paz, justicia e instituciones sólidas (ODS16).
  • Cinco ODS se encuentran en rojo, uno más que en 2024, lo que significa que España soporta aún grandes retos para cumplir con la Agenda 2030. Son los siguientes: Hambre cero -incluyendo seguridad alimentaria, mejorar la nutrición y agricultura sostenible- (ODS2), Producción y consumo responsables (ODS12), Acción por el clima (ODS13), Vida de ecosistemas terrestres (ODS15) y Alianzas para lograr los objetivos (ODS17).

Fuente: SDSN: Sustainable Development Report 2025.

Asimismo, en un análisis de tendencia, la ficha de los ODS de España pone de manifiesto, en primer lugar, que este país está registrando, según los últimos datos disponibles, una tendencia favorable en el cumplimiento de sólo uno de los Objetivos de la Agenda 2030. Se trata del Objetivo de Igualdad de género (ODS5).

En segundo lugar, el panel de 2025 concluye que España no está retrocediendo en ningún objetivo, si bien tiene estancado el cumplimiento de cinco ODS: Agua limpia y saneamiento (ODS6), Producción y consumo responsables (ODS12), Vida de ecosistemas terrestres (ODS15), Paz, justicia e instituciones sólidas (ODS16) y Alianzas para lograr los objetivos (ODS17).

Finalmente, para la mayoría de los Objetivos, España presenta una tendencia de moderado avance para lograr su cumplimiento de aquí a 2030.

Para más información:

SDSN: Sustainable Development Report 2025.

Una evaluación del entorno y medioambiente en la calidad de vida de España (2023)

Uno de los aspectos básicos que determinan la calidad de vida de las personas es, sin duda, la situación de su entorno y medioambiente.

En el caso de España, disponemos del Indicador Multidimensional de Calidad de Vida (IMCV), que elabora el Instituto Nacional de Estadística (INE). Se trata de un indicador sintético que se construye a partir de la agregación de un conjunto amplio pero limitado de indicadores individuales que cubren la evaluación de nueve dimensiones básicas relacionadas con la calidad de vida, entre las que se encuentra Entorno y medioambiente. Son las siguientes:

  1. Condiciones materiales de vida.
  2. Trabajo.
  3. Salud.
  4. Educación.
  5. Ocio y relaciones sociales.
  6. Seguridad física y personal.
  7. Gobernanza y derechos básicos.
  8. Entorno y medioambiente.
  9. Experiencia general de la vida.

Desde el punto de vista metodológico la evaluación de cada una de estas dimensiones comporta la selección de los indicadores disponibles más apropiados. En el caso de la dimensión Entorno y medioambiente el INE ha escogido para su evaluación indicadores que abarcan los siguientes ámbitos:

Los últimos datos desagregados del IMCV publicados por el INE, que corresponden al año 2023, permiten aproximarnos a evaluar la situación más actual de la dimensión Entorno y medioambiente en España y sus Comunidades y Ciudades Autónomas, así como conocer su evolución desde el año 2008.

De acuerdo con el IMCV, en 2023 el indicador de valoración de la dimensión Entorno y medioambiente en España se situó en 102,0 puntos, esto es, 0,5 puntos más que en el año anterior. Asimismo, supera ligeramente el 101,5, que es el valor que toma el índice general de calidad de vida (IMCV) en dicho año, mejorando, en este caso, solamente 0,1 puntos respecto a 2022.

Analizando las nueve dimensiones que comprenden el IMCV, el Entorno y medioambiente (102,0) es la tercera mejor valorada por la población española, tras Experiencia general de la vida (103,0) y Educación (110,0).

Desde un enfoque territorial, se detectan significativas diferencias en la valoración del entorno y medioambiente, según la Comunidad Autónoma donde se resida. En 2023, los mayores valores de esa dimensión del IMCV general los presentan las Autonomías de Navarra, Castilla y León, Cantabria, La Rioja y País Vasco. Por el contrario, los menores valores para el medio ambiente los otorgan los habitantes de Ceuta, Melilla, Canarias, Galicia y Andalucía.

Desde una perspectiva temporal, el IMCV apunta que globalmente durante el periodo comprendido entre los años 2008 y 2023, la calidad de vida en España se ha incrementado, pasando de 100 a 101,5 puntos. Por su parte, la dimensión Entorno y medioambiente ha aumentado desde 100 a 102,0 puntos en dicho periodo.

Centrándonos en los diferentes aspectos que conforman la calidad del entorno y el medioambiente, cabe destacar que, de acuerdo con los datos del INE, durante el periodo 2008-2023, se ha producido una mejoría respecto a la exposición de la población a la contaminación del aire, mientras que, por el contrario, se ha intensificado el problema de la contaminación acústica.

Como se aprecia en el siguiente gráfico, durante el periodo 2008-2023 la valoración de la calidad del entorno y medioambiente ha pasado por diversas fases. Se registran unos primeros años de mejoría, a los que siguen otros de estancamiento y de repunte, que se ve interrumpido por la crisis sanitaria del COVID-19, pues provoca un significativo retroceso. Sólo en 2023 se detecta una ligera recuperación que, sin embargo, no permite que la población española retorne a la situación que tenía en 2019, año previo a la pandemia. Asimismo, la mejor valoración de la dimensión Entorno y medioambiente respecto al IMCV ha tendido a estrecharse durante el periodo analizado.

Para más información:

Instituto Nacional de Estadística.

Evaluando la calidad de vida en España (2023)

La cuestión de la evaluación del desarrollo de los países ha sido tradicionalmente estudiada desde un enfoque exclusivamente productivista. Aún hoy se continúa postulando que un mayor crecimiento de la actividad económica conlleva necesariamente más desarrollo y bienestar para la población. De esta forma, el indicador del Producto Interior Bruto (PIB) ha llegado a alzarse como el indicador primordial, soslayando las incuestionables limitaciones de esta variable si queremos conocer las reales condiciones de vida de las personas.

No obstante, con el tiempo, poco a poco, han venido apareciendo nuevas aproximaciones metodológicas de evaluación del desarrollo, entre ellas las que se centran en la calidad de vida de la población, empleando para ello un enfoque multidimensional que suele articularse a través del uso de una amplia batería de indicadores.

En el caso de España, disponemos del Indicador Multidimensional de Calidad de Vida (IMCV), que elabora el Instituto Nacional de Estadística (INE). Se trata de un indicador sintético que se construye a partir de la agregación de un conjunto amplio pero limitado de indicadores individuales (actualmente 55), que cubren la evaluación de diversas dimensiones relacionadas con la calidad de vida (más allá de la dimensión material o monetaria) en España. En esencia el IMCV lo conforman nueve dimensiones básicas, a las que en su agregación se les otorga igual ponderación. Son las siguientes:

  1. Condiciones materiales de vida.
  2. Trabajo.
  3. Salud.
  4. Educación.
  5. Ocio y relaciones sociales.
  6. Seguridad física y personal.
  7. Gobernanza y derechos básicos.
  8. Entorno y medioambiente.
  9. Experiencia general de la vida.

Con una periodicidad anual, los últimos datos publicados por el INE, que corresponden al año 2023, permiten aproximarnos a evaluar la situación más actual de la calidad de vida en España y sus Comunidades y Ciudades Autónomas, así como su evolución desde el año 2008.

De acuerdo con el IMCV, en 2023 la calidad de vida en España se situó en 101,54 puntos frente a los 101,40 del año anterior.

Analizando las nueve dimensiones que comprenden el IMCV, las más valoradas por la población española han sido Educación, Experiencia general de la vida, Entorno y medioambiente, Trabajo y Salud. Por el contrario, se sitúan por debajo de la puntuación media (101,54 puntos en 2023) las siguientes dimensiones: Ocio y relaciones sociales, Gobernanza y derechos básicos, Condiciones materiales de vida y Seguridad física y personal.

Desde un enfoque territorial, se detectan significativas diferencias en la calidad de vida de la población según la Comunidad Autónoma donde se resida. En 2023, los mayores valores del IMCV general los presentan las Autonomías de Navarra, La Rioja, Aragón y País Vasco y Cantabria. Por el contrario, los menores niveles de calidad de vida se registran en Ceuta, Canarias, Galicia, Andalucía y Melilla.

Desde una perspectiva temporal, el IMCV nos apunta que globalmente durante el periodo comprendido entre los años 2008 y 2023, la calidad de vida en España se ha incrementado, pasando de 100 a 101,54 puntos.

No obstante, como se aprecia en el siguiente gráfico, se han registrado periodos durante los que la población española ha visto empeorar su calidad de vida, en especial en dos. Primeramente, durante la Gran Recesión, los impactos de esta gran crisis económica han hecho descender el IMCV en España, en particular durante los años 2009, 2010 y 2013. Con posterioridad, en 2020 la irrupción de la crisis sanitaria provocada por la pandemia del COVID-19 ha lastrado la calidad de vida en España durante tres años (2020-2022). Sólo en 2023 se detecta una ligera recuperación, si bien se constata que la población española aún no ha recuperado el nivel que tenía en 2019, previo a la crisis sanitaria.

Para más información:

Instituto Nacional de Estadística.

El destino de la energía de la economía española (2015-2022)

El análisis de una economía quedaría incompleto si se circunscribe al enfoque que se centra en la cuantificación monetaria de su PIB. Porque no hay producción, consumo y distribución posibles si no se dispone de recursos materiales y energéticos.

En el caso de la economía española la Cuenta de los Flujos Físicos de la Energía, que elabora el Instituto Nacional de Estadística (INE), con datos disponibles para el periodo 2015-2022, nos permite conocer, además de su origen, cuál es el destino de la energía de España y cómo ha evolucionado su composición por sectores económicos.

De acuerdo con el INE, en el último año de 2022 el total de flujos energéticos de España ascendió a 18.238.970 terajulios (TJ), esto es, un 0,3% más que en 2015. Como se observa en el siguiente gráfico, durante el periodo 2015-2022 la evolución de los flujos energéticos ha estado marcada durante los últimos años por la irrupción de la pandemia del COVID-19 que los contrajo de forma muy significativa, para después en 2022 alcanzar unos niveles que se aproximan al de 2019.

Analizando la composición del destino de la oferta energética de España en 2022, se concluye que el principal destinatario es el tejido productivo, es decir, el conjunto de ramas de actividad que conforman la economía española, que demandó el 54,6% de la energía total. A continuación, un 26,3% de los flujos energéticos lo recibe el medioambiente, en forma de pérdidas de energía (calor disipado) como resultado de los procesos productivos y las actividades de consumo final. El tercer destino de la energía, con un 10,1% del total, es el exterior de España vía exportaciones de bienes energéticos a otros países. Por su parte, los hogares españoles, como consumidores de productos energéticos, emplearon el 7,2% de la energía total. El 1,7% restante de los flujos energéticos de 2022 corresponde a variación de existencias y ajustes.

Desde una perspectiva temporal, cabe destacar que durante el periodo 2015-2022 la energía que ha recibido el conjunto de ramas de actividad de la economía española se ha reducido ligeramente (un -0,8%), al pasar de 10,04 millones a 9,96 millones de TJ, frente al ligero aumento de la energía total (0,3%).

Por su parte, el sector de los hogares también ha visto descender el consumo de productos energéticos durante el periodo (un -1,5%), pasando de 1,34 millones a 1,32 millones de TJ.

Las pérdidas de energía también han disminuido, en este caso un -3,7%, desde 4,99 millones de TJ en 2015 a 4,80 millones en 2022.

Por el contrario, las exportaciones energéticas de la economía española han aumentado un 5,4% (de 1,74 millones a 1,84 millones de TJ).

G_Principales destinos de nergía_2015_2022

Centrándonos en el tejido productivo, principal destino de la energía con el 54,6% del total de flujos energéticos en 2022, presenta la siguiente distribución por grandes sectores económicos: Industria manufacturera (55,7%), Industria no manufacturera (29,5%), Servicios (10,2%), Agricultura, ganadería, silvicultura y pesca (3,4%) y Construcción (1,2%).

G_Destino energía_sectores_2022

Finalmente, en un análisis más detallado, se identifican como ramas de actividad más consumidoras de energía de la economía española las siguientes:

  1. Coquerías y refino de petróleo: 4,5 millones de TJ en 2022, es decir, el 45,3% de la energía total destinada a las ramas económicas. El consumo de energía de esta rama ha experimentado un incremento del 0,5% durante el periodo 2015-2022.
  2. Suministro de energía eléctrica, gas, vapor y aire acondicionado: 2,2 millones de TJ (el 22,5% de la energía). Su consumo energético ha disminuido un 6,7% durante el periodo.
  3. Industrias extractivas: 654.560 TJ (el 6,6% de la energía). El consumo de energía en esta rama se ha reducido un 7,0% entre 2015 y 2022.
  4. Industria química: 341.473 TJ (el 3,4% de la energía), con un incremento del 10,7% durante el periodo 2015-2022.
  5. Transporte terrestre y por tubería: 312.740 TJ en 2022 (el 3,1% de la energía), esto es, se ha incrementado un 12,2% respecto a 2015.
  6. Transporte aéreo: 197.367 TJ, que representa el 2,0% de la energía destinada al tejido productivo de la economía española. En este caso, los flujos de energía que ha recibido esta rama del transporte se han acrecentado un 11,3% durante el periodo analizado.

Para más información:

Instituto Nacional de Estadística

El origen de la energía de la economía española (2015-2022)

Toda economía depende, con mayor o menor intensidad, de la energía disponible, ya sea de producción propia o importada. Sin las dotaciones suficientes de energía, las empresas, familias y administraciones públicas se ven sujetas a serias restricciones para llevar a cabo sus habituales actividades de producción, consumo y distribución. Desde este punto de vista, para cualquier país o territorio del mundo, el asegurar sus fuentes de abastecimiento energético se convierte en un factor estratégico.

En el caso de la economía española, los últimos datos de la Cuenta de los Flujos Físicos de la Energía, que elabora el Instituto Nacional de Estadística (INE), nos permiten analizar cuál es el origen de la energía en España y cómo ha evolucionado su composición por tipos durante el periodo 2015-2022.

De acuerdo con el INE, en el último año de 2022 el total de flujos energéticos de España ascendió a 18.238.970 terajulios (TJ). Desde una perspectiva temporal, se constata que los flujos totales de energía que ha recibido la economía española se han incrementado un 5,9% respecto al año 2021, cuando aumentó un 4,7%.  No obstante, hay que anotar que estos significativos crecimientos suceden a la fuerte caída del -11,8% registrada en 2020, año marcado por la crisis sanitaria del COVID-19. Para el conjunto del periodo 2015-2022 los flujos energéticos han anotado un ligero crecimiento del 0,3%

Analizando con mayor detalle estos flujos se concluye que en 2022 el origen de la energía total procede de tres fuentes básicas: productos energéticos (64,4% del total), residuos energéticos (27,8%) y recursos naturales energéticos (7,8%).

Centrándonos, en primer lugar, en la principal fuente energética de España, en el año 2022 los productos energéticos se cuantifican en 11,74 millones de TJ, es decir, un 11,8% más que en 2015. Su peso sobre el total de flujos energéticos ha aumentado ligeramente, desde el 63,9% hasta el 64,4% durante el periodo analizado.

En 2022 la oferta total de productos energéticos de la economía española (11,74 millones de TJ) correspondió en un 53,5% a producción interior, completándose el 46,5% restante vía importaciones, peso que se ha incrementado en 0,2 puntos durante el periodo 2015-2022.

Por tipos de productos energéticos, los mayores flujos provienen de los combustibles fósiles, destacando el petróleo crudo, líquidos de gas natural (GNL) y otros hidrocarburos (sin biocomponentes), con el 23,2% del total de productos energéticos. Les siguen el gas natural (12,3%), el gasóleo de calefacción y otros gasóleos (9,2%), la energía eléctrica (9,2%), los gasóleos de transporte (9,0%), los carburantes para aviones de reacción (6,4%), la combustión nuclear (5,4%), fueloil (5,3%) y gasolina (4,0%), principalmente.

Durante el periodo 2015-2022 cabe resaltar, asimismo, varios hechos relevantes respecto a los productos energéticos de la economía española:

  1. El continuado crecimiento de los productos petrolíferos, cuya participación relativa ha crecido desde el 76,4% hasta el 77,9% del total de productos energéticos.
  2. La pérdida de participación que ha tenido el carbón, desde el 5,1% al 2,7% del total de productos energéticos.
  3. El significativo incremento de los biocarburantes líquidos (73,5% entre 2005 y 2024), si bien su peso fue del 1,7% en 2022.
  4. El aumento de los flujos procedentes de la combustión nuclear (2,4% durante 2015-2022), cuya participación relativa se ha mantenido por encima del 5,0%.

El segundo origen de la energía de España en importancia corresponde a los residuos energéticos (el 27,8% del total), que se producen, principalmente, como calor disipado en los procesos de combustión. Esta fuente de energía se cuantifica en 5,08 millones de TJ, habiendo registrado un descenso del 2,6% durante el periodo 2015-2022. Su peso relativo se sitúa en el 27,8% del total.

Finalmente, la oferta energética de la economía española se completa con los flujos que provienen de los recursos naturales energéticos, es decir, aquellos extraídos directamente del medioambiente. Estos se cifraron en 1,42 millones de TJ en 2022, habiendo aumentado un 4,7% respecto al año 2015.

Diferenciando por grandes grupos, en el año 2022 los recursos energéticos renovables (biomasa, eólico, solar e hidráulico) se cuantifican en 787.267 TJ y los no renovables (combustibles fósiles y nucleares), en 634.244 TJ. Durante el periodo 2015-2022 los recursos renovables se han incrementado un 16,5% frente al descenso del 7,1% anotado por los recursos no renovables. Dicho crecimiento de los recursos energéticos renovables ha permitido que su peso relativo sobre el total de flujos energéticos de España haya avanzado ligeramente desde el 3,7% en 2015 al 4,3% en 2022, a pesar de los retrocesos de los dos últimos años.

G_recursos renovables_2015-22

Para más información:

Instituto Nacional de Estadística

El consumo de materiales de la economía española (2008-2023)

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Circunscribir el análisis de una economía, como la española, a la evolución monetaria de su Producto Interior Bruto es, sin duda, un enfoque muy limitante. Entre otras razones porque se ocultan los fundamentos físicos (agua, energía, materiales…) que hacen posibles todos los procesos de producción, consumo y distribución de bienes y servicios que generan los diferentes agentes económicos.

La existencia de una Contabilidad Medioambiental es una valiosa herramienta para conocer con qué intensidad una economía emplea los recursos materiales que proceden del medio natural para el desarrollo de todas sus actividades. En el caso de España, como expresa el Instituto Nacional de Estadística (INE), la Cuenta de flujos de materiales «muestra los inputs físicos de materiales que entran en el sistema económico nacional y los outputs a otras economías o al medio natural», expresados en unidades físicas (toneladas).

Los datos disponibles para la economía de España nos dan luz sobre cómo ha evolucionado este país respecto al consumo y la extracción de materiales, así como a la intensidad o productividad de los recursos (ecoeficiencia) en términos de PIB.

A continuación se exponen los principales resultados obtenidos del análisis realizado de los datos disponibles correspondientes a los años 2008-2023, un periodo que ha estado marcado por la Gran Recesión y, más recientemente, por los efectos de la pandemia del COVID-19, la guerra en Ucrania y la crisis energética.

1. El consumo nacional de materiales, esto es, la cantidad total empleada directamente por la economía española, ascendió a 417,9 millones de toneladas (Mt) en 2023. Ello supone una reducción del 48,5% respecto al año 2008 (811,8 Mt). La mayor parte de esta reducción se ha producido durante los años 2008-2013 de la Gran Recesión, a la que sigue otra etapa de cierta recuperación y mayor estabilidad.

2. La economía española se vale como principal origen de su consumo de materiales la extracción nacional, que en el año 2023 ascendió a 344,1 Mt, es decir, el 82,4% del consumo total. Este porcentaje ha aumentado respecto al de 2008 (81,5%). El resto del consumo de materiales corresponde al balance comercial físico (importaciones menos exportaciones).

G_Consumo y Extracción_2008_2023

3. Respecto a la extracción nacional de materiales por tipos, destaca el protagonismo que toman los minerales no metálicos (piedra caliza, yeso, arenas, grava…), que en el año 2008 representaban el 78,3% del total. Como consecuencia del pinchazo de la burbuja inmobiliaria y el declive del sector de la construcción durante los años de la Gran Recesión, dicho peso llegó a reducirse hasta el 54,5% en 2013, para tomar posteriormente una senda de recuperación que llega hasta el año 2023 (62,0%).

En segundo lugar, se encuentra la extracción de biomasa (cereales, frutas, hortalizas, biomasa pastada…), cuya participación porcentual, en cambio, ha aumentado, desde el 19,8% en 2008 hasta el 31,2% en 2023.

A distancia se sitúan los minerales metálicos (cobre, zinc, estaño, plomo, níquel…), cuyo peso se ha incrementado, desde el 0,3% hasta el 6,8%, y los combustibles fósiles (hulla, antracita, petróleo, gas natural licuado…) que, por el contrario, han perdido importancia relativa, desde el 1,6% en 2008 al 0,03% en 2023.

Como puede observase en el siguiente gráfico, en términos absolutos la extracción de los distintos tipos de materiales ha mostrado también una evolución diferenciada.

G_Evolución extracción_2008-2023_tipos

Durante el periodo 2008-2023 la extracción nacional total de materiales se ha reducido de 662 Mt a 350 Mt, esto es, un descenso de 344 Mt (un -48,0%). Los minerales no metálicos, los materiales de mayor protagonismo, han sido los que han determinado dicha reducción, al haberse recortado su extracción en unas 304 Mt (un -58,8% en el conjunto del periodo 2008-2023). Este tipo de materiales llegó a tocar fondo en 2013, con una extracción de 172 Mt, si bien a partir de entonces ha tomado una senda ascendente hasta 2021, para a continuación moderase y situarse en 213 Mt en el último año de 2023 (dato avance).

Por el contrario, los minerales metálicos han visto aumentar su extracción en el conjunto del periodo, pasando de 2,0 Mt en 2008 a 23 Mt en 2023. La extracción de este tipo de materiales, por tanto, se ha multiplicado por 12 en dicho periodo.

La extracción de biomasa, por su parte, si bien se ha reducido desde las 131 Mt en 2008 hasta las 107 Mt 2023 (dato avance), ha mostrado durante el periodo diversos altibajos con una tendencia en general de estabilización, y de moderación en los dos últimos años.

Finalmente, la extracción de combustibles fósiles es la que ha experimentado la mayor reducción porcentual (-98,9%) en el periodo analizado, al descender desde 10,5 Mt en 2008 hasta 0,1 Mt en 2023.

4. Atendiendo al balance comercial físico de la economía española, es decir, el consumo de materiales que no se debe a la extracción sino a los flujos con el exterior, ascendió a 73,8 millones de toneladas en 2023. Esta cifra es el resultado de unas importaciones de materiales (249,2 Mt) que superan a las exportaciones (175,4 Mt).

Durante el periodo analizado dicho balance comercial físico ha sido siempre deficitario, No obstante, la economía española ha conseguido reducirlo desde los 150,2 Mt de 2008, como consecuencia de la diferente evolución mostrada por las importaciones, que han descendido un 9,6%, frente a las exportaciones de materiales, que han aumentado un 40,0% durante el periodo analizado.

5. Para evaluar la ecoeficiencia de una economía, se dispone, en primer lugar, del indicador de intensidad del Consumo Nacional de Materiales (CNM). De acuerdo con el INE, la economía española ha reducido la intensidad con la que consume materiales durante el periodo 2008-2023. Ha pasado de consumir 685,3 toneladas por cada millón de euros de producción en el año 2008 hasta las 318,2 en 2023. Dicha reducción, del 53,6%, se ha concentrado en los años 2008-2013. A partir de 2014 se presenta otro periodo en el que no termina aún de consolidarse una tendencia de mayor ecoeficiencia, hasta que en los dos últimos años se constata con mayor claridad dicha mejoría.

6. El indicador de intensidad del Input Directo de Materiales (IDM) constituye también una medida relevante para aproximarnos a evaluar la senda hacia la sostenibilidad de una economía. Este indicador de intensidad contabiliza la entrada directa de materiales en el sistema económico procedente del medio natural nacional y del resto del mundo, es decir, extracción nacional e importaciones, quedando expresado en términos de toneladas por millón de euros de PIB.

Así, para el periodo analizado se concluye que la intensidad del IDM de la economía española se ha reducido desde las 791,0 toneladas por millón euros de PIB en 2008 hasta las 451,7 en 2023.

Como ha sucedido con el consumo nacional de materiales, el periodo de crisis económica que irrumpió en 2008 ha ido acompañado de un proceso de menor intensidad del empleo de los materiales requeridos por la economía. En el caso del indicador de intensidad del IDM ha descendido un 42,9% durante el periodo 2008-2023, constatándose que a partir de 2013 no se observa una tendencia clara de ganancias de ecoeficiencia hasta que en los dos últimos años (2022-2023) ya se observan mejorías significativas.

7. Durante los años 2020 y 2021, marcados por los fuertes impactos de la pandemia del COVID-19, paralelamente a la brusca caída de la actividad económica se ha producido también un descenso significativo del consumo de materiales. Este «ahorro de materiales» fue proporcionalmente menor que la fuerte caída mostrada por el PIB, de modo que los dos indicadores de intensidad de materiales (CNM e IDM) repuntaron y superaron en 2020 y 2021 los valores registrados en 2019.

No obstante, los datos más recientes parecen confirmar que la economía española ha mostrado durante 2022-2023 un aumento de la ecoeficiencia que la sitúa en mejor posición que en el periodo previo a la crisis sanitaria.

G_Indic. intensidad_2008-2023

Para más información:

INE: Cuenta de flujos de materiales (2008-2023)

Los impuestos ambientales en España (2008-2023)

La fiscalidad ambiental constituye un importante instrumento de política pública. Su objetivo principal es orientar la producción y el consumo hacia una asignación eficiente de los recursos naturales, fomentando comportamientos de los agentes económicos menos extractivos y no contaminantes. Con la adecuada aplicación de los impuestos ambientales es posible favorecer una mayor calidad del medioambiente, gravando, por ejemplo, las emisiones de CO2 a la atmósfera, la generación de residuos, los combustibles fósiles y el transporte no sostenible.

Dicho instrumento fiscal conlleva ingresos para las arcas públicas como resultado de la aplicación de un conjunto de impuestos ambientales, en un determinado territorio, que son definidos como “aquellos cuya base imponible consiste en una unidad física (o similar) de algún material que tiene un impacto negativo, comprobado y específico, sobre el medioambiente” (de acuerdo con la definición oficial que emplea el INE).

Organismos como la OCDE y la Comisión Europea se han manifestado partidarios de la extensión de la aplicación de impuestos ambientales para mitigar el cambio climático y desincentivar la producción y consumo insostenibles. La política fiscal de los Estados debería, en consecuencia, tender a otorgar un mayor peso a la recaudación por la vía de este tipo de tributos.

En el caso de España, los datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE) nos permiten conocer la importancia que las instituciones públicas otorga a la fiscalidad verde en este país. Según los datos avance del año 2023 la recaudación de los impuestos ambientales ascendió a 22.880 millones de euros. En términos relativos, dicha cuantía representa el 6,5% del total de impuestos de la economía española. Asimismo, la presión fiscal ambiental, esto es, la ratio de recaudación por impuestos ambientales sobre el Producto Interior Bruto (PIB) se situó en el 1,53% en 2023.

Los impuestos ambientales se suelen agrupar en tres grandes tipos. Destacan, en primer lugar, con diferencia, los impuestos sobre la energía, cuya recaudación concentra el 77,5% de la recaudación fiscal verde española. Se trata, principalmente, del Impuesto sobre Hidrocarburos.

Les siguen, en segundo lugar, los impuestos sobre el transporte, con el 13,7% de la recaudación de todos los impuestos ambientales en 2023, materializada a través de dos tributos básicos: el Impuesto sobre Vehículos de Tracción Mecánica y el Impuesto Especial sobre Determinados Medios de Transporte.

Finalmente, el grupo de los impuestos sobre la contaminación y los recursos, recauda el 8,8% restante de la recaudación de carácter ambiental en España.

Por sectores, en 2023 los hogares abonaron un total de 9.795 millones euros, esto es, el 42,8% de la recaudación ambiental total de España, frente al 57,2% que fue aportado por la actividad productiva.

Respecto a la actividad productiva, la rama económica que abonó más impuestos ambientales en 2023 fue Industria manufacturera, con el 20,3% del total. Les siguen las ramas de Transporte y almacenamiento (14,5%); Suministro de energía eléctrica, gas, vapor y agua (9,2%); Otros servicios (6,0%); Comercio (2,6%); Construcción (1,8%); Suministro de agua, actividades de saneamiento, gestión de residuos y descontaminación (1,1%); Agricultura, ganadería, selvicultura y pesca (1,0%) e Industrias extractivas (0,5%).

Desde una perspectiva temporal, durante el periodo 2008-2023 los impuestos ambientales han aumentado un 15,9%, al pasar de 18.179 a 22.880 millones de euros (en precios corrientes).

Por tipos de impuestos la recaudación ha sido desigual. Se han incrementado los ingresos procedentes de los impuestos sobre la contaminación y los recursos un 753,2% y, en menor medida, los de los impuestos sobre la energía (los de mayor peso), un 22,7%. Por el contrario, se ha reducido la recaudación de los impuestos sobre el transporte en un 10,3% durante dicho periodo.

En términos relativos, si analizamos la participación de los impuestos ambientales, se observa que han perdido peso sobre el total de impuestos de España durante el periodo 2008-2023

La recaudación ambiental ha pasado de representar el 8,10% de la recaudación total en 2008 al 5,20% en 2023. De hecho, como se aprecia en el siguiente gráfico, los impuestos ambientales han perdido protagonismo en la estructura fiscal española, dibujando una tendencia de continuo descenso desde el año 2015 hasta 2022, que sólo se ha podido amortiguar en el último año de 2023.

Finalmente, como indicador complementario para conocer mejor la evolución de la importancia real de este tipo de impuestos en España, se ha calculado la presión fiscal ambiental, es decir, el porcentaje de la recaudación de los impuestos ambientales sobre el Producto Interior Bruto (PIB). De este modo, se concluye que la recaudación fiscal ambiental sobre el PIB español ha aumentado desde el 1,63% en 2008 hasta alcanzar un máximo en el año 2015. A partir de entonces, se constata, año a año, una senda de marcado descenso, hasta finalmente llegar a registrar su valor mínimo en el año 2022, con un 1,50%, que apenas se recupera en 2023.

Para más información:

INE.

El gasto en protección medioambiental en España (2010-2022)

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Para garantizar la calidad y perdurabilidad de los ecosistemas y las especies se requieren políticas de prevención y cambios profundos en los modos de producción, consumo y distribución. Con el tiempo la protección del medio ambiente se ha convertido en una preocupación creciente de la sociedad.

La puesta en práctica de todas aquellas medidas que permitan preservar la calidad de nuestro entorno natural implica necesariamente responder con medios económicos. Cabe preguntarse, por tanto, cuánto se gastan los países en la protección medioambiental a través de sus empresas, Administraciones Públicas y hogares, lo que permitirá aproximarnos a conocer en qué grado están comprometidos en proteger el medio ambiente.

En España, de acuerdo con los últimos datos avance del año 2022, publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE), el gasto total en protección medioambiental asciende a 24.813 millones de euros. Este gasto ha sido sufragado, con diferente proporción, por los siguientes sectores institucionales: el 52,0% por las Sociedades, el 34,5% por las Administraciones Públicas (e instituciones sin fines de lucro al servicio de los hogares) y el 13,5% restante por los Hogares.

En dicho año 2022 el gasto en protección medioambiental se destinó a cinco grandes ámbitos de protección. En primer lugar, el 62,3% del gasto se concentró para financiar la gestión de residuos. Seguidamente, y a distancia, la gestión de aguas residuales recibió el 18,8% del gasto medioambiental.

Por lo tanto, en España más de ocho de cada diez euros (el 81,2%) del gasto total destinado a la protección del medio ambiente se dedican a financiar la gestión de los residuos y las aguas residuales que generan las actividades de empresas, hogares y Administraciones Públicas.

El 18,8% restante del gasto en protección medioambiental fue para un conjunto variado de ámbitos. El ámbito de protección del aire y del clima, protección y descontaminación de suelos, disminución de ruidos, etc. recibe el 8,9% del gasto medioambiental, y la I+D sobre medio ambiente se financia con el 5,2%. En último lugar se sitúa el gasto en protección de la biodiversidad y el paisaje, que se cuantifica en 1.168 millones, esto es, el 4,7% del gasto medioambiental total.

C_INE_Gasto ámbitos_2022

Desde una perspectiva temporal, durante el periodo 2010-2022, según los datos disponibles del INE, en España el gasto en protección medioambiental ha pasado de 18.661 a 24.813 millones de euros, es decir, un incremento acumulado del 33%. Nótese, no obstante, como puede observarse en el siguiente gráfico, que la mayor parte de este incremento se ha producido en los dos últimos años, no observándose avances destacables hasta el año 2020.

G_Gasto 2010-2022

La irrupción de la crisis económica en 2008, que devino en Gran Recesión en los años posteriores, ha repercutido de forma palpable sobre las políticas medioambientales, al ver mermados sus recursos de financiación. El gasto medioambiental en España tocó fondo en el año 2014, cuando se cifró en 16.307 millones de euros, es decir, un 12,6% menos que en 2010. A partir de 2015 el gasto sigue una senda de recuperación que se mantiene hasta 2019, cuando se consolida un nivel en euros que supera el anotado en el año 2010. Sin embargo, en 2020 el inicio de la pandemia del COVID-19, que ha traído graves impactos sanitarios y socioeconómicos en todos los países, ha derivado también en un descenso del gasto destinado a la protección medioambiental, que en el caso de la economía española ha supuesto una reducción del 1,5% respecto a 2019.
Finalmente, durante los dos siguientes años la política medioambiental parece retomar un mayor impulso, a la luz de los incrementos, inusitados hasta entonces, que registra el gasto en protección medioambiental, con tasas de crecimiento del 11% en 2021 y 16% en 2022.

Para tener una visión más real del gasto (que es medido en euros corrientes), es pertinente analizar su evolución en términos relativos, esto es, en comparación con la evolución de la economía. En estos casos, el indicador habitualmente empleado es el de porcentaje de gasto de protección medioambiental sobre el Producto Interior Bruto (PIB) a precios de mercado,

Así, para conjunto del periodo 2010-2022, se concluye que el porcentaje de gasto medioambiental sobre el PIB ha aumentado desde el 1,74% en 2010 hasta el 1,84% en 2022. Es decir, el gasto destinado a proteger el medio ambiente de los efectos nocivos de las actividades económicas se ha incrementado en mayor medida que el valor de la producción de bienes y servicios de la economía española.

G_Gasto s. PIB_ 2010-2022

La evolución que toma dicha ratio apunta que la importancia otorgada a las políticas medioambientales vía gasto ha pasado por etapas diferenciadas. En un primer periodo 2010-2016, los gastos medioambientales han perdido presencia de forma continuada año tras año en relación con la evolución de la actividad económica. A esta etapa le sigue un periodo 2017-2022 bien diferente, donde el porcentaje de gastos medioambientales sobre el PIB se ha ido recuperando. Así todo, hay que esperar hasta el año 2021 para que el valor de este indicador de gasto medioambiental consiga sobrepasar el porcentaje que se había registrado en el año 2010, a pesar de la persistencia de los acuciantes problemas medioambientales que preocupan a la sociedad y ponen en riesgo la perdurabilidad de los ecosistemas y especies de la geografía española.

Para más información:

INE: Cuentas Medioambientales.

El consumo de agua en España (2000-2022)

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Desde hace ya varias décadas los científicos nos vienen advirtiendo de que con el calentamiento global de la Tierra la disponibilidad de recursos hídricos se está convirtiendo en un problema creciente en cada vez más países del mundo. Esta nueva realidad nos demanda que hagamos un uso más eficiente y responsable del agua, recurso imprescindible para la vida.

En el contexto europeo, España es un país que no es ajeno al estrés hídrico. Por ello es de especial interés analizar cómo se está distribuyendo y consumiendo el agua, teniendo en cuenta que, según el Instituto Nacional de Estadística (INE), del total de agua captada para el consumo en el año 2022 el 66,4% provino de aguas superficiales, el 24,3% fue de origen subterráneo y el 9,3% restante procedió de otro tipo de aguas (desaladas del mar o salobres).

Las estadísticas que elabora el INE nos permiten también conocer la evolución del consumo del agua suministrada a la red de abastecimiento público desde el año 2000.

Así, durante el periodo de 2000-2022 en España el volumen de agua suministrada a la red de abastecimiento público ha seguido, en general, una tendencia descendente, desde los 4.782 hectómetros cúbicos consumidos en 2000 hasta los 4.252 en 2022, esto es, una reducción del 11,1%. No obstante, como se observa en la siguiente gráfica, el consumo hídrico ha pasado por etapas bien diferenciadas según el ciclo económico. En un primer periodo (2000-2007), de expansión económica, se ha tendido a un mayor consumo de agua, llegando a casi alcanzar los 5.000 hm³. Posteriormente, en una segunda fase (2008-2018), cuando la economía atraviesa años marcados por las consecuencias de la llamada Gran Recesión, el consumo de agua se modera en España de forma continuada hasta registrar su mínimo en 2018. Finalmente, durante el periodo comprendido por las dos últimas encuestas, se inicia una nueva senda ligeramente ascendente en el consumo de agua, anotándose crecimientos del 0,2% tanto en 2020 como en 2022.

G_Consumo total de agua_2000_2022

Cuando evaluamos la eficiencia en el uso del agua hay que enfatizar que una parte importante del agua suministrada a la red de abastecimiento siguen siendo pérdidas. En España, según el INE, en 2022 se perdió un total de 695 hm³ de agua a causa de fugas, roturas y averías, cifra que repunta un 6,7% respecto a la de 2020. En términos relativos, dichas pérdidas reales de agua representan un significativo 16,3% del total de agua suministrada a la red en 2022, porcentaje que supera el registrado en el año 2007, que se cifró en 15,9%. 

G_Pérdidas de agua_2007_2022

Si descontamos al volumen total de agua suministrada a la red dichas pérdidas reales (por fugas, roturas y averías) más las pérdidas aparentes (volúmenes de agua no medidos), se concluye que el total de agua registrada y distribuida ascendió a 3.152 hm³ en 2022, es decir, un 16,7% menos que en el año 2000.

Otro punto de especial interés es conocer cuáles son los consumidores finales del agua registrada y cómo han evolucionado sus consumos. De acuerdo con los datos del INE, el agua registrada en España tiene como principal usuario los hogares, cuyo consumo concentró el 69,7% del total en 2022. Le siguen, a continuación, la industria, con el 11,8% del total de agua registrada; los consumos municipales (9,1%); los usos turísticos y recreativos (4,2%); otros servicios (comercio, transporte, oficinas…), con el 3,9%; la agricultura y ganadería (0,9%) y la construcción (0,4%). En comparación con 2006, han ganado peso en el consumo total de agua registrada dos grupos de usuarios: los hogares y los usos turísticos y recreativos.

C_Agua por usuarios_2022

Desde una perspectiva temporal, durante periodo 2006-2022 el volumen de agua consumida por los hogares se ha reducido un 15,4% (descenso inferior a la media). También han visto disminuir su consumo de agua durante dichos años los siguientes sectores: construcción (-74,0%), agricultura y ganadería (-48,3%), otros servicios (-37,2%), industria (-22,9%) y consumos municipales (-25,1%). Finalmente, es significativo destacar también que la actividad económica de usos turísticos y recreativos ha sido la única que ha incrementado el consumo de agua durante los años 2006-2022, en concreto un 5,5%.

Para más información:

INE: Estadística sobre el suministro y saneamiento del agua.