El célebre árbol de la isla de El Hierro en el poema de Viana

Lugar donde habitó el mítico árbol de la Isla de El Hierro.

En la pequeña Isla de El Hierro, en el archipiélago atlántico de las Islas Canarias, existió un árbol mítico al que sus antiguos habitantes, los bimbaches, veneraban con el nombre de Garoé. El secreto de este árbol santo procede de su capacidad para abastecer de agua a los isleños, gracias a que destilaba gotas de agua de las nubes y nieblas.

Se cuenta que transcurría el año 1610 cuando un fuerte huracán hizo desaparecer el árbol santo. Unos años antes el poeta Antonio de Viana (1578-¿1650?) escribió su obra Antigüedades de las Islas Afortunadas, dedicando las siguientes estrofas al célebre árbol herreño:

   «Asimismo confirma esta sentencia
Capraria, o Hero, que ahora llaman Hierro,
que el nombre de Capraria significa,
en su lengua, grandeza, y Hero, fuente,
de que le dieron título a la isla,
por la gran maravilla de aquel árbol
que mana el agua que les da sustento.
    Parece más del cielo providencia
que efecto de Natura este misterio.
Tendrá la isla en torno veinte millas
sin fuente caudalosa, arroyo o ríos
de que puedan gozar sus naturales;
mas, por remedio de esta grande falta,
permite el hacedor de cielo y tierra,
que en un inútil cerro, cuyo asiento
está sitiado en medio de la isla,
haya un árbol tan fértil y vicioso,
que de las puntas de sus verdes ramas,
pimpollos, hojas y cogollos tiernos,
destila siempre líquidos humores,
y, como perlas o celeste aljófar,
claros rocíos de abundantes aguas
que por los gajos van incorporándose
al tronco, llegan en corriente arroyo,
y transparentes, bulliciosas riegan
todo el contorno de la tierra dura.
   No le ofenden del tiempo las ruinas,
ni se agosta, marchita, ni consume;
no muda hojas, ni renuevos cría,
que siempre está en un ser, que fuera improprio
a la virtud que es natural mudarse.
   Llámase til el árbol, y otros muchos
hay, pero no de tanto bien dotados;
y aunque todos esotros son estériles,
de pocas ramas, cual cipreses altos,
éste, como frutífero, parece
que por mayor grandeza del misterio
es más vicioso, fértil y copado.
    Decían los antiguos naturales
que alguna nube en sus espesas ramas
destilaba las gotas que resuda;
mas engañóse la opinión gentílica,
que, si en filosofía ha de fundarse,
se ve que la virtud que tiene oculta
atrae por su raíz del centro estítico
al húmido elemento, como suele
mover la piedra imán al tosco hierro.
   Tan suaves, templadas, transparentes
y saludables son aquestas aguas,
que satisfacen al humano gusto,
la sed mitigan, y al deseo incitan,
y así, no solamente suplen faltas,
sino que son sus obras sobras siempre.
Provéese de allí toda la isla,
y para así hacerlo, se recoge
el agua en una alberca al pie del árbol,
de donde la reparten con buen orden;
pero los naturales, conociendo
de aqueste buen concierto, con industria,
en el lugar do agora está la alberca,
la entretenían en un grande médano
de muy menuda, blanca y limpia arena;
y para poder dársela al ganado,
o proveerse fácilmente, hacían
fuente pequeña o grande, a su propósito,
abriendo hoyos en la arena móvil”.

Para leer más:

Antonio de Viana: Antigüedades de las Islas Afortunadas. Viceconsejería de Cultura y Deportes, Gobierno de Canarias, 1991.

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Garoé, el mítico árbol de El Hierro, en la obra de Viera y Clavijo

Camino Árbol Garoé_2015.04.02. El Hierro

Hace más de 400  existió en la pequeña isla de El Hierro (Canarias) un árbol mítico al que sus habitantes, los bimbaches, llamaron Garoé. El secreto que encerró este árbol estaba estrechamente relacionado con su gran capacidad para abastecer de agua a la población isleña. Cómo se producía dicha proeza natural es una cuestión que conocemos varios siglos después gracias a los escritos de los historiadores.

Uno de esos testimonios históricos que confirman la existencia de este árbol santo al que tanto veneraban los isleños es el texto procedente de la pluma de Juan de Abreu Galindo tras haber visitado el lugar, que recogió el ilustrado Viera y Clavijo en su célebre Historia General de las Islas Canarias.

«El lugar y término donde está este árbol se llama Tigulahe y es una cañada que va por el valle arriba desde la mar a dar a un frontón de risco, donde está nacido el árbol santo, que dicen llamarse en su lengua Garoé, el cual por tantos años se ha conservado sano, entero y fresco; cuyas hojas destilan tanta y continua agua, que da de beber a la isla toda, habiendo proveído la naturaleza esta milagrosa fuente a la sequedad. Y necesidad de la misma tierra. Está de la mar como legua y media y no se sabe qué especie de árbol sea, mas que quieren decir es tilo, sin que de su especie haya otro árbol allí. El tronco tiene de circuito y grosor doce palmos, y de ancho cuatro palmo, y de alto tiene cuarenta desde el pie hasta lo más alto, y la copa en redondo ciento veinte pies de torno. Las ramas muy extendidas y coposas, muy altas de la tierra. Su fruta es como bellota con su capillo, y fruto como piñón, gustoso al comer, aromático, aunque más blando. Jamás pierde este árbol la hoja, la cual es como la hoja de laurel, aunque más grande, ancha y encorvada, con verdor perpetuo; porque la hoja que se seca se cae luego, y queda siempre la verde. Está abrazada a este árbol una zarza que coge y cierra muchas de sus ramas. Cerca de este árbol, en su contorno, hay algunas hayas, brezos y zarzas. Desde su tronco o planta a la parte del norte están dos tanques o pilas grandes, cada una de ellas de veinte pies de cuadrado y de hondura de diez y seis palmos, hechas de piedra tosca que las divide, para que gastada el agua del uno se puede limpiar, sin que le estorbe el agua del otro.

La manera que tiene de destilar el agua este árbol santo o Garoé, es que todos los días por la mañana se levanta una nube o niebla de la mar cerca de este valle, la cual va subiendo con el viento sur o levante por la marina la cañada arriba hasta dar en el frontón; y, como halla allí a este árbol espeso de muchas hojas, asiéntase en él la nube o niebla y recógela en sí y se va deshaciendo y destilando el agua que recogió; y lo mismo hacen los brezos que están en aquel contorno cerca del árbol, sino que, tienen la hoja más diminuta, no recogen tanta agua como el tilo, que es muy ancha, y esa que recogen también la aprovechan, aunque es poca, que solo se hace caudal del agua que destila el Garoé, la cual es bastante a dar para los vecinos y ganados, juntamente con la que queda del invierno, recogida por los charcos de los barrancos; y, cuando el año es de muchos levantes, hay aquel año mayor copia de agua, porque con este viento levante son mayores las nieblas y las destilaciones más abundantes. Cógense cada día más de veinte botas de agua».

Transcurría el año 1610 cuando, escribe Viera y Clavijo, «un recio huracán robó a los herreños y a todas las Canarias aquella preciosa posesión». Pero nos queda en la memoria la constatación de que «la bebida de los antiguos herreños corría en cierto modo por cuenta de una providencia poco común, y que isleños circunvecinos debían mirarlos como a unos hombres favorecidos por la naturaleza».

Camino Árbol Garoé_2015.04.02. El Hierro

Para leer más:

José de Viera y Clavijo (1772): Historia General de las Islas Canarias. (Libro Segundo, capítulo 7: Digresión sobre el árbol de El Hierro).

La Isla de El Hierro: referente de sostenibilidad con la Central Hidroeólica

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El Hierro es una pequeña isla atlántica perteneciente al archipiélago de las Islas Canarias (España). Su superficie asciende a unos 270 kilómetros cuadrados y en ella habitan unas 11.000 personas. Desde el año 2000 es Reserva de la Biosfera.

El Cabildo Insular de El Hierro, su gobierno insular, tiene en marcha un Plan de Desarrollo Sostenible (PDS 2007-2020) para la Isla. La meta principal que fija dicho Plan es hacer de El Hierro un territorio sostenible, que compatibilice la conservación del medio ambiente con el desarrollo económico.

Entre las prioridades establecidas en el PDS se pretende alcanzar que El Hierro sea «100% energías renovables», lo que ha conllevado la puesta en marcha de un proyecto estratégico: la Central Hidroeólica, que gestiona la empresa mixta Gorona del Viento.

Con esta Central se persigue que la demanda eléctrica de la Isla sea cubierta completamente con energías renovables. Se trata de un proyecto emblemático, pionero a nivel internacional, que busca la soberanía energética mediante un modelo integral de gestión energética hidroéléctrica-eólica. Permitirá sustituir el tradicional modelo eléctrico basado en una central térmica, dependiente de la importación de diésel, que emite a la atmósfera gases contaminantes y generadores del cambio climático.

La Central Hidroeólica de El Hierro es capaz de combinar dos recursos naturales renovables, el viento y el agua, para generar energía eléctrica que abastezca a toda la Isla. Está integrada básicamente por un parque eólico, un grupo de bombeo y una central hidroeléctrica.

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Parque eólico de la Central Hidroeólica de El Hierro

Por un lado, la gran disponibilidad de viento en la Isla permite contar con una fuente renovable y limpia para producir electricidad a través de la instalación de un parque eólico. Éste lo conforman actualmente cinco aerogeneradores.

Por otro lado, el obstáculo que supone la variabilidad en la disposición de viento para producir electricidad puede solventarse con el segundo gran pilar de la Central: la construcción de una infraestructura hidráulica que permite almacenar agua desalada (energía potencial) en un depósito superior situado a 700 metros sobre el nivel del mar, tras su previo bombeo. Cuando se produce escasez de viento, esa agua se desembalsará y se dejará caer hasta la Central hidroeléctrica, situada a nivel del mar, para producir electricidad a partir de las turbinas. Junto a dichas turbinas se encuentra un depósito inferior, que recoge el agua dulce caída y que se bombearía, con el excedente de energía, hasta el depósito superior para cerrar el ciclo.

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Depósito superior de la Central Hidroeólica de El Hierro

Asimismo, la central térmica existente, que hasta hoy era la principal fuente de suministro de electricidad, sólo entraría en funcionamiento en casos excepcionales o de emergencia cuando no haya agua y viento suficientes para producir la energía que demanda la población insular.

Se ha estimado que los beneficios ambientales principales de esta Central Hidroeólica son los siguientes:

-Un ahorro de consumo de diésel: 6.000 toneladas/año, esto es, unos 40.000 barriles de petróleo se dejarán de importar anualmente.

-Reducción de emisiones a la atmósfera: 18.700 tn/año de dióxido de carbono, 100 tn/año de dióxido de azufre y 400 tn/año de óxidos de nitrógeno.

-Mejora de la calidad del aire en la Isla.

Se trata de un proyecto complejo, que se ejecuta por etapas,  y que permitirá que la Isla de El Hierro avance en su objetivo de desarrollo sostenible. Esta experiencia puede convertirse en un referente de sostenibilidad para otros territorios insulares y no insulares.

Según los últimos datos publicados, apenas dos años después de su puesta en marcha, en 2016 la Central Hidroeólica permitió abastecer a casi el 42% de la demanda eléctrica de El Hierro con energías renovables.

Para más información:

Cabildo de El Hierro.

Gorona del Viento El Hierro.