Evaluando el objetivo energético (ODS7) en 2025

Islandia

La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, puesta en marcha por Naciones Unidas en 2015, establece compromisos concretos para un conjunto de 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que abarcan la triple dimensión del desarrollo: social, económica y medioambiental. Uno de esos objetivos es el ODS7 (Energía asequible y no contaminante), que queda definido en los siguientes términos:

«Garantizar el acceso a una energía asequible, fiable, sostenible y moderna para todos«

Este objetivo compromete a los países del planeta a adoptar medidas para de aquí a 2030:

  • Garantizar el acceso universal a servicios energéticos asequibles, fiables y modernos.
  • Aumentar considerablemente la proporción de energía renovable en el conjunto de fuentes energéticas.
  • Duplicar la tasa mundial de mejora de la eficiencia energética.
  • Aumentar la cooperación internacional para facilitar el acceso a la investigación y la tecnología relativas a la energía limpia, incluidas las fuentes renovables, la eficiencia energética y las tecnologías avanzadas y menos contaminantes de combustibles fósiles, y promover la inversión en infraestructura energética y tecnologías limpias.
  • Ampliar la infraestructura y mejorar la tecnología para prestar servicios energéticos modernos y sostenibles para todos en los países en desarrollo.

Para conocer los progresos que van alcanzando los países respecto a los 17 ODS, la Red de Soluciones para el Desarrollo Sostenible (SDSN) ha venido elaborando periódicamente Informes de evaluación desde 2016. Su metodología utiliza índices sintéticos, cuyos valores pueden oscilar entre 0, cuando el país se encuentra en la peor situación, y 100, cuando, por el contrario, el país se encuentra en la mejor posición respecto al cumplimiento de los ODS.

La edición del Informe de Desarrollo Sostenible 2025 de SDSN nos revela de forma aproximada cuál es la situación más actual del cumplimiento del objetivo de Energía asequible y no contaminante, país por país, y en qué grado se va alcanzando ante el horizonte temporal fijado para 2030.

En el caso del ODS7 se ha construido un índice sintético a partir de los cuatro indicadores siguientes, que están disponibles para un total de 167 países:

  • Porcentaje de población que tiene acceso a electricidad.
  • Porcentaje de población que utiliza para cocinar combustibles y tecnologías limpios.
  • Emisiones de CO2 de la quema de combustibles fósiles para electricidad y calefacción por producción total de electricidad (MtCO2/TWh).
  • Participación de las energías renovables en consumo total de energía final (%).

En términos generales, según los datos del Informe de 2025, el índice del ODS7 del mundo toma un valor de 64,5, cifra que se sitúa por debajo de la puntuación media (68,6) correspondiente a los 17 ODS en dicho año.

De acuerdo con el Panel de control de los ODS, el objetivo energético de la Agenda 2030 presenta en la actualidad retos significativos (color naranja), registrando una moderada tasa de crecimiento que es aún insuficiente para lograr su total cumplimiento en 2030.

En un análisis por países los resultados obtenidos para el ODS7 (Energía asequible y no contaminante) muestran que de los 167 países para los que se dispone de datos, los mejor situados en el cumplimiento de dicho objetivo son Islandia (99,2) y Suecia (99,1). Les siguen, a continuación, Noruega (98,9), Finlandia (96,0), Uruguay (95,5), Letonia (90,4), Brasil (90,3) y Dinamarca (89,1). Estos países, a excepción de Letonia, se encuentran en la senda de cumplir completamente con este objetivo energético de la Agenda 2030 sin necesidad hasta el momento de afrontar mayores retos.

Por el contrario, la situación relativa más desfavorable respecto al cumplimiento del objetivo energético la presenta un amplio grupo de países pertenecientes al continente africano que cuentan con bajos niveles de renta per cápita, como son Chad (2,6), Sudán del Sur (13,6), Níger (15,1), Burundi (16,6), Sierra Leona (17,5), República Centroafricana (18,4) y Guinea-Bisáu (20,7). Para todos ellos siguen existiendo grandes desafíos para alcanzar las metas energéticas del ODS7 de aquí a 2030.

Si nos centramos en cuatro países que destacan por su peso económico y/o demográfico, observamos que Estados Unidos ocupa la posición 54 en el ranking mundial del cumplimiento del ODS7, seguido por China (76), la India (87) y Federación Rusa (88).

Finalmente, hay que remarcar que en el ODS7 las diferencias entre países continúan siendo considerables, llegando a ser extremas entre el país mejor situado (Islandia, con 99,2) y el peor (Chad, con 2,6). Dicha brecha es muy superior a la que existe con el índice general de los 17 ODS, que se cuantifica en 45,5 puntos.

Para más información:

SDSN: Sustainable Development Report 2025.

Evaluando la sostenibilidad de las ciudades (ODS11) en 2025

En 2015 las Naciones Unidas puso en marcha un ambicioso proyecto de alcance mundial: la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. Este documento establece compromisos que se concretan en un conjunto de 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), que abordan las tres dimensiones del desarrollo: social, económica y medioambiental. Uno de esos objetivos es el ODS11 dedicado a Ciudades y comunidades sostenibles.

En la Agenda 2030 el ODS11 queda definido en los siguientes términos:

«Lograr que las ciudades y los asentamientos humanos sean inclusivos, seguros, resilientes y sostenibles»

La consecución del ODS11 compromete a los países del planeta a adoptar medidas como las siguientes:

  • Asegurar el acceso de todas las personas a viviendas y servicios básicos adecuados, seguros y asequibles y mejorar los barrios marginales.
  • Proporcionar acceso a sistemas de transporte seguros, accesibles y sostenibles para todos y mejorar la seguridad vial, en particular mediante la ampliación del transporte público.
  • Aumentar la urbanización inclusiva y sostenible.
  • Redoblar los esfuerzos para proteger y salvaguardar el patrimonio cultural y natural.
  • Reducir significativamente el número de muertes causadas por los desastres.
  • Reducir el impacto ambiental negativo per cápita de las ciudades, con especial atención a la calidad del aire y la gestión de los residuos.
  • Proporcionar acceso universal a zonas verdes y espacios públicos seguros, inclusivos y accesibles.

Para conocer los progresos que van alcanzando los países del mundo respecto a los 17 ODS, la Red de Soluciones para el Desarrollo Sostenible (SDSN) ha venido elaborando periódicamente Informes de evaluación desde 2016. Su metodología utiliza índices sintéticos, cuyos valores pueden oscilar entre 0, cuando el país se encuentra en la peor situación, y 100, cuando, por el contrario, el país se encuentra en la mejor posición respecto al cumplimiento de los ODS.

La edición del Informe de Desarrollo Sostenible 2024 de SDSN nos revela de forma aproximada cuál es la situación más actual del cumplimiento del objetivo de Ciudades y comunidades sostenibles, país por país, y en qué grado se va alcanzando ante el horizonte temporal fijado para 2030.

En el caso del ODS11 se ha construido un índice sintético a partir de los cuatro indicadores siguientes, que están disponibles para un total de 167 países:

  • Porcentaje de población urbana que vive en barrios marginales.
  • Concentración media anual de partículas (PM2.5).
  • Porcentaje de población urbana con acceso a fuentes de agua potable mejoradas, canalizadas.
  • Porcentaje de población con acceso adecuado al transporte público en las ciudades.

En términos generales, analizados los datos que acompañan al Informe de 2025, el índice del ODS11 del mundo toma un valor de 65,9, cifra inferior a la puntuación media correspondiente a los 17 ODS en dicho año (68,6), encontrándose, junto con otros cuatro ODS, poca probabilidad de llegar a cumplirse en el horizonte de la Agenda 2030.

De acuerdo con el Panel de control de los ODS, el objetivo ODS11 de Ciudades y comunidades sostenibles, mostrado en color rojo, presenta en la actualidad grandes desafíos, presentando, además, una tendencia de estancamiento o tasas de crecimientos muy por debajo de las necesarias para lograr su total cumplimiento en 2030.

En un análisis por países, los resultados obtenidoscorrespondientes al ODS11 concluyen que de los 167 países evaluados en 2025 el mejor situado es Bahamas que,con una puntuación de 100, presenta el mayor valor del índice, es decir, el máximo cumplimiento del ODS11 de la Agenda 2030. Es necesario anotar que dicha puntuación resulta de los valores disponibles para sólo dos indicadores de los cuatro seleccionados.

Le siguen, a continuación, también con altas puntuaciones, Estonia (98,9), Luxemburgo (98,9), Finlandia (98,8), Francia (98,3), España (98,1), Nueva Zelanda (98,1), Reino Unido (98,1), Suiza (97,9) y Brunéi (97,8) y Bélgica (97,8), principalmente. Nueva Zelanda, destaca, además, por ser el único país de los 167 que presenta los cuatro indicadores que miden el ODS11 en color «verde», es decir, progresan satisfactoriamente en el cumplimiento de este objetivo.

Por el contrario, la situación relativa más desfavorable respecto al grado de sostenibilidad de las ciudades y comunidades recae, un año más, sobre Nigeria (28,9) y Sudán del Sur (29,3). Les siguen, también con muy bajas puntuaciones, inferiores a 40, Bangladés (32,9), Chad (33,6), Afganistán (34,4), Pakistán (37,0), Haití (37,4), Níger (37,5), República Democrática del Congo (38,1) y República Centroafricana (39,5). Para todos ellos, de acuerdo con el Panel de control de los ODS, el ODS11 permanece «en rojo», es decir, persisten grandes desafíos para su cumplimiento de aquí a 2030.

Por su especial importancia económica y/o demográfica, cabe mencionar, en particular, a cuatro países: Federación Rusa que ocupa la posición 36 en el ranking mundial del índice del ODS11, Estados Unidos (55), China (91) y la India (126). De ellos únicamente Estados Unidos ha perdido posiciones (dos) respecto al año anterior.

Finalmente, hay que destacar que las diferencias entre países son particularmente grandes en el ODS11, cifrándose una distancia de 71,1 puntos entre los países mejor y peor situados. Dicha brecha es muy superior a la que existe si utilizamos el índice general de los 17 ODS, que se cuantifica en 45,5 puntos.

Para más información:

SDSN: Sustainable Development Report 2025.

Evaluando el objetivo de Acción por el clima (ODS13) en 2025

La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, puesta en marcha por Naciones Unidas en 2015, establece compromisos concretos para un conjunto de 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que abarcan la triple dimensión del desarrollo: social, económica y medioambiental. Uno de esos objetivos es el ODS13 (Acción por el clima), que queda definido en los siguientes términos:

«Adoptar medidas urgentes para combatir el cambio climático y sus efectos, reconociendo que la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático es el principal foro intergubernamental internacional para negociar la respuesta mundial al cambio climático»

Este objetivo compromete a los países del planeta a adoptar medidas como las siguientes que están recogidas en la Agenda 2030:

  • Fortalecer la resiliencia y la capacidad de adaptación a los riesgos relacionados con el clima y los desastres naturales.
  • Incorporar medidas relativas al cambio climático en las políticas, estrategias y planes nacionales.
  • Mejorar la educación, la sensibilización y la capacidad humana e institucional respecto a la mitigación del cambio climático, la adaptación a él, la reducción de sus efectos y la alerta temprana.

Para conocer los progresos que van alcanzando los países respecto a los 17 ODS, la Red de Soluciones para el Desarrollo Sostenible (SDSN) ha venido elaborando periódicamente Informes de evaluación desde 2016. Su metodología utiliza índices sintéticos, cuyos valores pueden oscilar entre 0, cuando el país se encuentra en la peor situación, y 100, cuando, por el contrario, el país se encuentra en la mejor posición respecto al cumplimiento de los ODS.

La edición del Informe de Desarrollo Sostenible 2024 de SDSN nos revela de forma aproximada cuál es la situación más actual del cumplimiento del objetivo de Acción por el clima, país por país, y en qué grado se va alcanzando ante el horizonte temporal fijado para 2030.

En el caso del ODS13 se ha construido un índice sintético a partir de los tres indicadores siguientes que están disponiblespara un total de 167 países:

  • Emisiones de CO2 de la combustión de combustibles fósiles y producción de cemento (t CO2/cápita).
  • Emisiones de gases de efecto invernadero incorporadas en las importaciones de bienes y servicios (t CO2/cápita).
  • Emisiones de CO2 incorporadas en las exportaciones de combustibles fósiles (t/capita).

Analizando los datos aportados en el Informe de 2025, se concluye, en primer lugar, que el índice del ODS13 del mundo toma un valor de 88,1, cifra que se sitúa 19,5 puntos por encima del valor medio correspondiente a los 17 ODS en dicho año. No obstante, de acuerdo con el Panel de control de los ODS, el objetivo de Acción por el clima de la Agenda 2030 continúa teniendo que afrontar retos significativos y permanece con su tendencia de estancamiento o tasas de crecimientos muy por debajo de las necesarias para lograr su total cumplimiento en 2030.

Asimismo, cabe destacar, como se puso de manifiesto en Informes anteriores, que persiste la correlación inversa entre el nivel de desarrollo (medido tanto en rentaper cápita como de acuerdo con el índice de los 17 ODS) y el grado de cumplimiento del ODS13. En otras palabras, son los países de renta alta (y también con mayor IDS general) los que menos están cumpliendo con el objetivo de Acción por el clima. Por el contrario, los países “menos desarrollados” son los que presentan mejor valoración en el objetivo de Acción por el clima (ODS13) de la Agenda 2030.

Son precisamente los países “más desarrollados” o de alta renta per cápita los que generan los mayores impactos medioambientales negativos fuera de sus fronteras como consecuencia de sus altos niveles de producción y consumo, y a través del comercio internacional, que terminan afectando a otros países y al planeta en su conjunto.

En un análisis más detallado por países, los resultados obtenidos para el ODS13 (Acción por el clima) muestran que, de los 167 países para los que se dispone de datos, los mejor situados en el cumplimiento de dicho objetivo son Burundi y Guinea-Bisáu (ambos con valores del 99,7 en el ODS13). Les siguen, a continuación, muy próximos, República Centroafricana (99,6), Liberia (99,4), Etiopía (99,4), Madagascar (99,4), República Democrática del Congo (99,4), Sierra Leona (99,4), Níger (99,3) y Malaui (99,2). Son todos ellos países del continente africano que poseen bajos niveles de renta.

Por el contrario, la situación relativa más desfavorable respecto al cumplimiento del objetivo de Acción por el clima corresponde a Catar (2,6), para el que el Informe de 2025 apunta valores nulos en dos de los tres indicadores que componen el índice. Le siguen Emiratos Árabes (10,1), Brunéi (13,9), Kuwait (16,7), Baréin (19,4), Omán (28,2), Australia (28,3), Arabia Saudita (35,8), Noruega (36,4), Trinidad y Tobago (43,3) y Luxemburgo (48,8). Son países que, en su gran mayoría, destacan por disfrutar de altos niveles de renta.

Centrándonos en cuatro países que sobresalen por su peso económico y/o demográfico, el Informe de 2025 nos revela que respecto al índice del ODS13 Estados Unidos ocupa la posición 151 en el ranking mundial de 167 países evaluados. Dicha posición es mejorada por Federación Rusa (142), China (111) y la India (51). De estos cuatro países sólo China y la India han mejorado su posición del ODS13 respecto al año anterior.

Finalmente, es significativo señalar que las diferencias entre países siguen siendo particularmente extremas en el ODS13, cifrándose una distancia de 97,1 puntos entre los dos países mejor situados (Burundi y Guinea-Bisáu) y el peor (Catar). Dicha brecha es muy superior a la que existe con el índice general de los 17 ODS, que se cuantifica en 45,5 puntos.

Para más información:

SDSN: Sustainable Development Report 2025.

Hacia un sistema alimentario sostenible y saludable en la UE

Desde hace ya algunas décadas estamos siendo partícipes de un sistema alimentario que nos devuelve múltiples problemas. Seguimos unos patrones de producción y consumo de alimentos que no nos acercan a mejorar nuestra calidad de vida ni propician unas relaciones armónicas con la naturaleza, bien al contrario.

En las sociedades occidentales, como la europea, se extienden los problemas derivados de dietas alimenticias poco saludables, basadas en alimentos transformados, y procedentes de una actividad agraria de orientación fundamentalmente productivista que depende en exceso de plaguicidas, fertilizantes y antimicrobianos. La obesidad en la población europea sigue con su tendencia de crecimiento continuado, lo que provoca un aumento de las enfermedades relacionadas con dietas poco saludables. Al mismo tiempo un importante porcentaje de los alimentos producidos, en torno al 20%, se convierte en desperdicios. El sector agrario, si bien ha disminuido con los años sus emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), mantiene una huella medioambiental y climática importante. Además, las actividades anexas al sector primario, como la transformación, la comercialización, el envasado y la distribución de alimentos, contribuyen también a la contaminación del aire, el suelo y el agua, y tienen un gran impacto sobre la biodiversidad.

Se hace necesario, pues, el tránsito hacia un sistema alimentario coherente que consiga elevar y reforzar sus beneficios ambientales, sanitarios y sociales. Con este fin en el año 2020 la Comisión Europea aprobó la Estrategia “de la granja a la mesa” para un sistema justo, saludable y respetuoso con el medio ambiente.

Esta Estrategia se erige como una herramienta importante del Pacto Verde Europeo, que la Comisión Europea aprobó en 2019 para afrontar los desafíos del clima y del medio ambiente y poner la economía en la senda de la sostenibilidad de modo que alcance a ser neutra en GEI en el año 2050. Al mismo tiempo, la Estrategia se alinea con la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, aprobada por la ONU en 2015, en concreto a través de su ODS 2 (Acabar con el hambre, lograr la seguridad alimentaria, mejorar la nutrición y promover una agricultura sostenible).

A grandes rasgos, la Estrategia “de la granja a mesa” de la UE persigue los siguientes tres grandes objetivos:

1. Garantizar que la cadena alimentaria (producción, transporte, distribución, comercialización y consumo de alimentos) propicie un impacto medioambiental neutro o positivo.

Se trata de fomentar que los agricultores, ganaderos, pescadores y acuicultores transformen sus métodos de producción, haciéndolos sostenibles, con bajos o nulos impactos sobre el medio ambiente y el clima. Para ello se hace necesario, por ejemplo, reducir y optimizar el uso de plaguicidas y fertilizantes, minimizar las emisiones de GEI, que contaminan el suelo, el agua y aire, y contribuyen a la pérdida de biodiversidad, y aprovechar más las energías renovables (biogás, energía solar…). En concreto, algunas de las medidas propuestas en la Estrategia por la Comisión Europea son las siguientes:

    -Reducir el uso y el riesgo globales de los plaguicidas químicos en un 50% de aquí a 2030.

    -Reducir el uso de fertilizantes en al menos un 20% de aquí a 2030, para afrontar las reducciones necesarias de la carga de nutrientes en el medio ambiente, y fomentar el reciclado de residuos orgánicos como fertilizantes renovables.

    -Reducir a venta general de antimicrobianos en la UE para animales de granja y de acuicultura en un 50% de aquí a 2030.

    -Continuar fomentando la agricultura sostenible, de modo que el 25% de las tierras agrícolas de la UE se utilicen en agricultura ecológica de aquí a 2030.

    -Reforzar la vigilancia de la importación y el control de vegetales en el territorio de la Unión, ante las nuevas amenazas fitosanitarias.

    -Propiciar un mayor bienestar animal, para mejorar la salud de los animales y la calidad de los alimentos, lo que reduce a su vez la necesidad de medicación y contribuye a preservar la biodiversidad.

    -Intensificar los esfuerzos para que las poblaciones de peces se sitúen en niveles sostenibles.

    2. Garantizar la seguridad alimentaria, la nutrición y la salud pública.

    El sistema alimentario sostenible propuesto en la Estrategia también debe garantizar que la población disponga en todo momento de un suministro suficiente y variado de “alimentos inocuos, nutritivos, asequibles y sostenibles”.

    La cadena de valor alimentaria, dada su complejidad y número de agentes que intervienen en ella, se enfrenta a amenazas inminentes y duraderas como el cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la aparición de nuevas plagas.

    Por ello cobra especial importancia el apoyo a los trabajadores agroalimentarios, tomando en consideración la protección social, las condiciones de trabajo y vivienda, así como la protección de la salud y la seguridad.

    La Comisión elaborará un plan de contingencia para garantizar el suministro de alimentos y la seguridad alimentaria que se deberá activar en tiempos de crisis.

    3. Preservar la asequibilidad de los alimentos, fomentando que los alimentos más sostenibles sean también los más asequibles para la población.

    Para transitar hacia un sistema alimentario sostenible, es preciso que todos los agentes económicos que intervienen en la producción, distribución y comercialización de los alimentos que se ofrecen a los consumidores modifiquen sus prácticas empresariales. A este fin la Comisión elaborará un “código de conducta de la UE para una práctica empresarial y de comercialización responsable, acompañado de un marco de seguimiento”.

    En suma, se persigue que las empresas agroalimentarias incorporen la sostenibilidad en su actividad. Algunas de las medidas propuestas son las siguientes:

    -Reformulación de los productos orientándolos para dietas saludables y sostenibles.

    -Reducción de la huella ambiental y aumento de la eficiencia energética.

    -Modificación de las estrategias de comercialización y publicidad. Por ejemplo, evitar las campañas de comercialización que anuncian carne a precios muy bajos o restringir la promoción de alimentos con alto contenido en grasas, azúcares o sal.

    -Reducción de los envases y utilización de materiales reutilizables y reciclables.

    -Contribuir a la reducción del desperdicio de alimentos. La Comisión se ha comprometido a reducir a la mitad el desperdicio de alimentos por habitante en el comercio minorista y por los consumidores de aquí a 2030.

    -Aumentar la resiliencia de los sistemas alimentarios locales y regionales, para crear cadenas de suministro de corta distancia.

    -Implementar el etiquetado obligatorio armonizado sobre propiedades nutritivas en los envases para facilitar que los consumidores opten por alimentos saludables y sostenibles.

    -Aplicación de incentivos fiscales para apoyar la transición hacia un sistema alimentario sostenible, por ejemplo, para apoyar el consumo de frutas y verduras ecológicas. Al mismo tiempo los sistemas fiscales deben garantizar que el precio de los alimentos refleje sus costes reales en términos de uso de recursos naturales finitos y de impactos medioambientales (contaminación, GEI, etc.).

    Para más información:

    Comisión Europea: Estrategia «de la granja a la mesa». COM(2020) 381 final.

    La evolución de las aves en la UE (1990-2023)

    Como expresa la Estrategia de la UE para la biodiversidad de aquí a 2030 “la pérdida de biodiversidad y el colapso de los ecosistemas se encuentran entre las mayores amenazas a las que se enfrenta la humanidad ante la próxima década”.

    Un magnífico indicador que nos alerta de cómo está evolucionando la calidad y cantidad de los ecosistemas naturales son las aves. Gracias a la comunidad científica sabemos que la presencia de aves es un buen semáforo de la salud de los ecosistemas, de su diversidad e integridad.

    La mayor o menor población de aves, así como su mayor o menor diversidad de especies, en un ecosistema determinado, nos permite conocer más sobre la calidad del propio ecosistema donde se alimentan, viven y respiran. En definitiva, las aves nos adelantan información valiosa sobre la calidad del medio ambiente y la sostenibilidad real de las actuaciones que llevamos a cabo los humanos a la hora de producir, consumir y movernos.

    En el contexto europeo, la Oficina Europea de Estadística (Eurostat) viene publicando desde hace años el Índice de Aves Comunes, que nos informa de forma cuantitativa sobre cómo ha evolucionado la presencia de aves en Europa. Dicho índice recoge las observaciones obtenidas en los 27 Estados miembros de la UE para un total de 168 especies de aves que viven en tierras de cultivo (39), en ecosistemas forestales (34) y en otros hábitats como parques y jardines (95).

    Se cuenta con un amplio horizonte temporal (1990-2023) para evaluar la tendencia de dicho Índice de Aves Comunes de la UE. Los resultados obtenidos hasta hoy apuntan que durante las tres últimas décadas hemos asistido a una continuada disminución de las poblaciones de aves en la Unión Europea y, por tanto, también al progresivo deterioro de nuestros espacios naturales. Como se observa en el siguiente gráfico, dicho índice de aves, que toma como año base 1990, ha descendido desde un valor de 100,0 en el año 1990 a 85,0 en 2023, lo que supone una caída del 15,0%.

    De forma complementaria al Índice de todas las Aves Comunes, Eurostat elabora otros dos índices compuestos. El primero, el índice de aves comunes de bosques, circunscrito a 34 especies, nos revela que se ha producido un descenso del 4,5% durante el periodo 1990-2023, al pasar de 100,0 a 95,5. Con este indicador se aprecia que sólo durante el último decenio se ha logrado una tendencia de recuperación, si bien no completa, tras los continuados descensos registrados en los veinte primeros años del periodo.

    Por su parte, el segundo índice, el índice de aves comunes de tierras de cultivo, que comprende 39 especies, presenta una tendencia significativamente descendente entre 1990 (100,0) y 2023 (57,9), habiéndose registrado, por tanto, una reducción del 42,1% en el periodo analizado. Como afirma la propia Estrategia para la biodiversidad 2030 las aves de hábitats agrícolas son indicadores clave de la salud de los agroecosistemas y vitales para la producción agrícola y la seguridad alimentaria, concluyendo que “su alarmante disminución tiene que invertirse”.

    En el ámbito de las aves, cabe recordar asimismo lo que ya expresaba la Directiva comunitaria relativa a la conservación de las aves silvestres en el año 2009:

    «En el territorio europeo de los Estados miembros, una gran cantidad de especies de aves que viven normalmente en estado salvaje padecen de una regresión en su población, muy rápida en algunos casos, y dicha regresión constituye un grave peligro para la conservación del medio natural, en particular debido a la amenaza que supone para el equilibrio biológico».

    Para más información:

    Eurostat

    Directiva 2009/147/CE del Parlamento Europeo y del Consejo, de 30 de noviembre de 2009, relativa a la conservación de las aves silvestres

    Estrategia de la UE para la biodiversidad de aquí a 2030

    El parque de coches eléctricos en la Unión Europea (2013-2023)

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    Una de las principales fuentes de contaminación atmosférica y calentamiento global del planeta reside en el sector del transporte. Para hacer frente a este serio problema medioambiental y de salud la Unión Europea cuenta desde 2011 con la Hoja de ruta hacia un espacio único europeo de transporte: por una política de transportes competitiva y sostenible, conocido como Libro Blanco del transporte.

    En su estrategia el Libro Blanco establece diez objetivos cuantificados para alcanzar «un sistema de transporte competitivo y sostenible», entre los que se encuentra el siguiente:

    «Reducir a la mitad el uso de automóviles de «propulsión convencional» en el transporte urbano para 2030; eliminarlos progresivamente en las ciudades para 2050; lograr que la logística urbana de los principales centros urbanos en 2030 esté fundamentalmente libre de emisiones de CO2″.

    Posteriormente, en diciembre de 2019 la Comisión Europea puso en marcha el Pacto Verde Europeo, un ambicioso proyecto que pretende alcanzar la neutralidad climática en la Unión antes del año 2050. Ello exige un amplio paquete de medidas que deben adoptar los Estados miembros, entre ellas las que afectan al sector de transporte. En este ámbito, la Estrategia de movilidad urbana y sostenible (2020) establece entre sus objetivos que “de aquí a 2030 al menos treinta millones de vehículos de emisión cero circularán por las carreteras europeas”. Además, para 2050 el objetivo marcado se eleva para perseguir que “prácticamente todos los automóviles, furgonetas, autobuses y los nuevos vehículos pesados serán de emisión cero”.

    De esta forma la política común de transportes aboga por la progresiva implantación de los vehículos eléctricos en detrimento de los automóviles de propulsión convencional. Sin embargo, los avances alcanzados hasta la fecha se presentan claramente escasos.

    Según Eurostat, en 2023 se contabilizó en la UE-27 un total de casi 4,5 millones coches eléctricos de pasajeros, constatándose desde una perspectiva temporal que el parque de estos vehículos ha seguido una senda de crecimiento continuado, desde los apenas 50.278 registrados en 2013.

    G_UE_2013_2023

    Durante este periodo 2013-2023, el crecimiento medio anual de coches eléctricos ha sido superior al registrado por el parque total de coches de pasajeros, de modo que ha aumentado su porcentaje de participación. Sin embargo, hay que resaltar que el número de este tipo de coches «sostenibles o menos contaminantes» tan sólo representa un 1,7% del total de coches de pasajeros en 2023, un porcentaje ciertamente exiguo que contrasta con los objetivos marcados por la Comisión Europea.

    En un análisis por países se detectan diferencias relevantes respecto a la implantación de coches eléctricos, no existiendo ningún Estado miembro de la UE que registre un porcentaje de participación de estos vehículos superior al 8%.

    En términos absolutos, en 2023 los mayores parques de coches eléctricos se encuentran en Alemania (1.408.681 vehículos), Francia (916.082) y Países Bajos (442.409), que concentran el 62% de parque total de estos vehículos de la Unión. Por el contrario, se registran los menores parques de coches eléctricos en países como Chipre, Malta, Estonia, Letonia, Croacia y Eslovaquia.

    En términos relativos, los países que presentan las mayores ratios de vehículos eléctricos sobre el parque total de coches de pasajeros en 2023 son los siguientes: Dinamarca (7,1%), Suecia (5,9%), Luxemburgo (5,1%) y Países Bajos (5,0%).

    G_UE_Países_2023

    Para más información:

    Eurostat

    Comisión Europea: Libro Blanco del transporte, 2011.

    Comisión Europea: Estrategia de movilidad sostenible e inteligente: encauzar el transporte europeo de cara al futuro, 2020.

    Evaluando la sostenibilidad de las ciudades (ODS11) en 2024

    En 2015 las Naciones Unidas puso en marcha un ambicioso proyecto de alcance mundial: la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. Este documento establece compromisos que se concretan en un conjunto de 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), que abordan las tres dimensiones del desarrollo: social, económica y medioambiental. Uno de esos objetivos es el ODS11 dedicado a Ciudades y comunidades sostenibles.

    En la Agenda 2030 el ODS11 queda definido en los siguientes términos:

    «Lograr que las ciudades y los asentamientos humanos sean inclusivos, seguros, resilientes y sostenibles»

    La consecución del ODS11 compromete a los países del planeta a adoptar medidas como las siguientes:

    • Asegurar el acceso de todas las personas a viviendas y servicios básicos adecuados, seguros y asequibles y mejorar los barrios marginales.
    • Proporcionar acceso a sistemas de transporte seguros, accesibles y sostenibles para todos y mejorar la seguridad vial, en particular mediante la ampliación del transporte público.
    • Aumentar la urbanización inclusiva y sostenible.
    • Redoblar los esfuerzos para proteger y salvaguardar el patrimonio cultural y natural.
    • Reducir significativamente el número de muertes causadas por los desastres.
    • Reducir el impacto ambiental negativo per cápita de las ciudades, con especial atención a la calidad del aire y la gestión de los residuos.
    • Proporcionar acceso universal a zonas verdes y espacios públicos seguros, inclusivos y accesibles.

    Para conocer los progresos que van alcanzando los países del mundo respecto a los 17 ODS, la Red de Soluciones para el Desarrollo Sostenible (SDSN) ha venido elaborando periódicamente Informes de evaluación desde 2016. Su metodología utiliza índices sintéticos, cuyos valores pueden oscilar entre 0, cuando el país se encuentra en la peor situación, y 100, cuando, por el contrario, el país se encuentra en la mejor posición respecto al cumplimiento de los ODS.

    La edición del Informe de Desarrollo Sostenible 2024 de SDSN nos revela de forma aproximada cuál es la situación más actual del cumplimiento del objetivo de Ciudades y comunidades sostenibles, país por país, y en qué grado se va alcanzando ante el horizonte temporal fijado para 2030.

    En el caso del ODS11 se ha construido un índice sintético a partir de los cuatro indicadores siguientes, que están disponibles para un total de 167 países:

    • Porcentaje de población urbana que vive en barrios marginales.
    • Concentración media anual de partículas (PM2.5).
    • Porcentaje de población urbana con acceso a fuentes de agua potable mejoradas, canalizadas.
    • Porcentaje de población con acceso adecuado al transporte público en las ciudades.

    En términos generales, según los datos del Informe de 2024, el índice del ODS11 del mundo toma un valor de 65,2, cifra similar a la puntuación media correspondiente a los 17 ODS en dicho año (66,3). De acuerdo con el Panel de control de los ODS, el objetivo de Ciudades y comunidades sostenibles de la Agenda 2030, mostrado en color rojo, presenta en la actualidad grandes desafíos, presentando, además, una tendencia de estancamiento o tasas de crecimientos muy por debajo de las necesarias para lograr su total cumplimiento en 2030.

    En un análisis por países, los resultados obtenidos correspondientes al ODS11 (Ciudades y comunidades sostenibles) concluyen que de los 167 países evaluados el mejor situado es Bahamas que, con una puntuación de 100, presenta el mayor valor del índice, es decir, el máximo cumplimiento del ODS11 de la Agenda 2030. Es necesario anotar que dicha puntuación resulta de los valores disponibles para sólo dos indicadores de los cuatro seleccionados, al igual que en caso de Brunéi (99,6), en segundo lugar.

    Le siguen, a continuación, también con altas puntuaciones, Estonia (98,8), Finlandia (98,8), Luxemburgo (98,4), Nueva Zelanda (98,1) y Noruega (97,7).  Este grupo de cinco países lo conforman los únicos que presentan sus cuatro indicadores del ODS11 en color «verde», es decir, progresan satisfactoriamente en el cumplimiento de este objetivo. A continuación se encuentran también con altas posiciones Francia (97,7), Reino Unido (97,6), Islandia (97,6), Malta (97,6) y España (97,5).

    Por el contrario, la situación relativa más desfavorable respecto al grado de sostenibilidad de las ciudades y comunidades recae sobre Nigeria (26,1) y Sudán del Sur (27,5). Les siguen, también con muy bajas puntuaciones, inferiores a 40, Bangladés (34,1), Afganistán (34,5), Níger (35,0), Chad (35,6), Pakistán (36,2), República Democrática del Congo (37,1), Haití (37,6), Benín (39,7) y Liberia (39,7). Para todos ellos, de acuerdo con el Panel de control de los ODS, el ODS11 permanece «en rojo», es decir, persisten grandes desafíos para su cumplimiento de aquí a 2030.

    Por su especial importancia económica y/o demográfica, cabe mencionar, en particular, a cuatro países: Federación Rusa que ocupa la posición 43 en el ranking mundial del índice del ODS11, Estados Unidos (53), China (96) y la India (135). De ellos Estados Unidos y China han perdido posiciones respecto al año anterior (28 y 19 puestos, respectivamente).

    Hay que destacar que las diferencias entre países son particularmente grandes en el ODS11, cifrándose una distancia de 74 puntos entre los países mejor y peor situados. Dicha brecha es superior a la que existe si utilizamos el índice general de los 17 ODS, que se cuantifica en 46 puntos. Ello es especialmente llamativo si tenemos en cuenta que ambos índices (ODS11 y ODS general) presentan valores muy similares, según el Informe de 2024.

    Para más información:

    SDSN: Sustainable Development Report 2024.

    Evaluando el objetivo de Acción por el clima (ODS13) en 2024

    La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, puesta en marcha por Naciones Unidas en 2015, establece compromisos concretos para un conjunto de 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que abarcan la triple dimensión del desarrollo: social, económica y medioambiental. Uno de esos objetivos es el ODS13 (Acción por el clima), que queda definido en los siguientes términos:

    «Adoptar medidas urgentes para combatir el cambio climático y sus efectos, reconociendo que la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático es el principal foro intergubernamental internacional para negociar la respuesta mundial al cambio climático»

    Este objetivo compromete a los países del planeta a adoptar medidas como las siguientes que están recogidas en la Agenda 2030:

    • Fortalecer la resiliencia y la capacidad de adaptación a los riesgos relacionados con el clima y los desastres naturales.
    • Incorporar medidas relativas al cambio climático en las políticas, estrategias y planes nacionales.
    • Mejorar la educación, la sensibilización y la capacidad humana e institucional respecto a la mitigación del cambio climático, la adaptación a él, la reducción de sus efectos y la alerta temprana.

    Para conocer los progresos que van alcanzando los países respecto a los 17 ODS, la Red de Soluciones para el Desarrollo Sostenible (SDSN) ha venido elaborando periódicamente Informes de evaluación desde 2016. Su metodología utiliza índices sintéticos, cuyos valores pueden oscilar entre 0, cuando el país se encuentra en la peor situación, y 100, cuando, por el contrario, el país se encuentra en la mejor posición respecto al cumplimiento de los ODS.

    La edición del Informe de Desarrollo Sostenible 2024 de SDSN nos revela de forma aproximada cuál es la situación más actual del cumplimiento del objetivo de Acción por el clima, país por país, y en qué grado se va alcanzando ante el horizonte temporal fijado para 2030.

    En el caso del ODS13 se ha construido un índice sintético a partir de los tres indicadores siguientes que están disponiblespara un total de 167 países:

    • Emisiones de CO2 de la combustión de combustibles fósiles y producción de cemento (t CO2/cápita).
    • Emisiones de gases de efecto invernadero incorporadas en las importaciones de bienes y servicios (t CO2/cápita).
    • Emisiones de CO2 incorporadas en las exportaciones de combustibles fósiles (kg/capita).

    Analizando los datos aportados en el Informe, se concluye, en primer lugar, que el índice del ODS13 del mundo toma un valor de 87,3, cifra que se sitúa 21 puntos por encima del valor medio correspondiente a los 17 ODS en dicho año. No obstante, de acuerdo con el Panel de control de los ODS, el objetivo de Acción por el clima de la Agenda 2030 presenta en la actualidad retos significativos, registrando una tendencia de estancamiento o tasas de crecimientos muy por debajo de las necesarias para lograr su total cumplimiento en 2030.

    Otra conclusión general que merece ser destacada, como se puso de manifiesto en Informes anteriores, es que existe una correlación inversa entre el nivel de desarrollo (medido tanto en rentaper cápita como con el índice de los 17 ODS) y el grado de cumplimiento del ODS13. En otras palabras, son los países de renta alta (y también con mayor IDS general) los que menos están cumpliendo con el objetivo de Acción por el clima. Por el contrario, los países “menos desarrollados” son los que están cumpliendo mejor el objetivo de Acción por el clima (ODS13) de la Agenda 2030.aíses “menos desarrollados” son los que están cumpliendo mejor el objetivo de Acción por el clima (ODS13) de la Agenda 2030.

    No hay que olvidar, además, que la mayoría de los países “más desarrollados” generan impactos medioambientales negativos fuera de sus fronteras como consecuencia de sus altos niveles de producción y consumo, y a través del comercio internacional, que terminan afectando a otros países y al planeta en su conjunto.

    En un análisis más detallado por países, los resultados obtenidos para el ODS13 (Acción por el clima) muestran que, de los 167 países para los que se dispone de datos, los mejor situados en el cumplimiento de dicho objetivo son Guinea-Bisáu (99,6) y Burundi (99,6). Les siguen, a continuación, Liberia (99,5), Madagascar (99,5), Níger (99,4), República Centroafricana (99,4), Etiopía (99,4), Sierra Leona (99,4), República Democrática del Congo (99,4), Uganda (99,2) y Sudán del Sur (99,2). Son todos ellos países del continente africano que poseen bajos niveles de renta.

    Por el contrario, la situación relativa más desfavorable respecto al cumplimiento del objetivo de Acción por el clima corresponde a Catar (0,0), para el que el Informe de 2024 apunta valores nulos en los tres indicadores que componen el índice. Le siguen Brunéi (7,7), Emiratos Árabes (27,9), Australia (28,1), Baréin (32,2), Kuwait (33,0), Omán (35,8), Arabia Saudíta (37,2), Noruega (39,5), Trinidad y Tobago (42,0) y Países Bajos (46,5). Son países, en su gran mayoría, que destacan por disfrutar de altos niveles de renta.

    Centrándonos en cuatro países que sobresalen por su peso económico y/o demográfico, el Informe de 2024 nos revela que Estados Unidos ocupa la posición 148 en el ranking mundial del índice del ODS13, que es mejorada por Federación Rusa (138), China (130) y la India (62).

    Finalmente, es significativo señalar que las diferencias entre países son particularmente extremas en el ODS13, cifrándose una distancia de 99,6 puntos entre los dos países mejor situados (Guinea-Bisáu y Burundi) y el peor (Catar). Dicha brecha es muy superior a la que existe con el índice general de los 17 ODS, que se cuantifica en 46 puntos.

    Para más información:

    SDSN: Sustainable Development Report 2024.

    Evaluando el objetivo energético (ODS7) en 2024

    Islandia.

    La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, puesta en marcha por Naciones Unidas en 2015, establece compromisos concretos para un conjunto de 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que abarcan la triple dimensión del desarrollo: social, económica y medioambiental. Uno de esos objetivos es el ODS7 (Energía asequible y no contaminante), que queda definido en los siguientes términos:

    «Garantizar el acceso a una energía asequible, fiable, sostenible y moderna para todos«

    Este objetivo compromete a los países del planeta a adoptar medidas para de aquí a 2030:

    • Garantizar el acceso universal a servicios energéticos asequibles, fiables y modernos.
    • Aumentar considerablemente la proporción de energía renovable en el conjunto de fuentes energéticas.
    • Duplicar la tasa mundial de mejora de la eficiencia energética.
    • Aumentar la cooperación internacional para facilitar el acceso a la investigación y la tecnología relativas a la energía limpia, incluidas las fuentes renovables, la eficiencia energética y las tecnologías avanzadas y menos contaminantes de combustibles fósiles, y promover la inversión en infraestructura energética y tecnologías limpias.
    • Ampliar la infraestructura y mejorar la tecnología para prestar servicios energéticos modernos y sostenibles para todos en los países en desarrollo.

    Para conocer los progresos que van alcanzando los países respecto a los 17 ODS, la Red de Soluciones para el Desarrollo Sostenible (SDSN) ha venido elaborando periódicamente Informes de evaluación desde 2016. Su metodología utiliza índices sintéticos, cuyos valores pueden oscilar entre 0, cuando el país se encuentra en la peor situación, y 100, cuando, por el contrario, el país se encuentra en la mejor posición respecto al cumplimiento de los ODS.

    La edición del Informe de Desarrollo Sostenible 2024 de SDSN nos revela de forma aproximada cuál es la situación más actual del cumplimiento del objetivo de Energía asequible y no contaminante, país por país, y en qué grado se va alcanzando ante el horizonte temporal fijado para 2030.

    En el caso del ODS7 se ha construido un índice sintético a partir de los cuatro indicadores siguientes, que están disponibles para un total de 167 países:

    • Porcentaje de población que tiene acceso a electricidad.
    • Porcentaje de población que utiliza para cocinar combustibles y tecnologías limpios.
    • Emisiones de CO2 de la quema de combustibles fósiles para electricidad y calefacción por producción total de electricidad.
    • Participación de las energías renovables en consumo total de energía final.

    En términos generales, según los datos del Informe de 2024, el índice del ODS7 del mundo toma un valor de 63,4, cifra que se sitúa por debajo de la puntuación media correspondiente a los 17 ODS en dicho año. De acuerdo con el Panel de control de los ODS, el objetivo energético de la Agenda 2030 presenta en la actualidad retos significativos, registrando una tasa de crecimiento que es aún insuficiente para lograr su total cumplimiento en 2030.

    En un análisis por países los resultados obtenidos para el ODS7 (Energía asequible y no contaminante) muestran que de los 167 países para los que se dispone de datos, los mejor situados en el cumplimiento de dicho objetivo son Islandia (99,2) y Suecia (99,1). Les siguen, a continuación, Noruega (98,8), Uruguay (97,7), Finlandia (94,2), Brasil (91,8) y Dinamarca (89,0). Estos países se encuentran, según el índice empleado, en la senda de cumplir con este objetivo de la Agenda 2030 sin necesidad hasta el momento de afrontar mayores retos.

    Por el contrario, la situación relativa más desfavorable respecto al cumplimiento del objetivo energético la presenta un amplio grupo de países pertenecientes al continente africano que cuentan con bajos niveles de renta per cápita, como son Chad (2,1), Burkina Faso (5,2), Níger (11,4), Benín (12,1), Sudán del Sur (12,5), Burundi (15,8), Sierra Leona (16,4), Guinea-Bisáu (18,6) y República Centroafricana (20,5). Para todos ellos siguen existiendo grandes desafíos para alcanzar las metas energéticas del ODS7 de aquí a 2030.

    Si nos centramos en cuatro países que destacan por su peso económico y/o demográfico, observamos que Estados Unidos ocupa la posición 52 en el ranking mundial del cumplimiento del ODS7, seguido por China (82), India (92) y Federación Rusa (105).

    Finalmente, hay que remarcar que en el ODS7 las diferencias entre países continúan siendo considerables, llegando a ser extremas entre el país mejor situado (Islandia, con 99,2) y el peor (Chad, con 2,1). Dicha brecha es muy superior a la que existe con el índice general de los 17 ODS, que se cuantifica en 46 puntos.

    Para más información:

    SDSN: Sustainable Development Report 2024.

    La evolución de las aves en la UE (1990-2022)

    Como expresa la Estrategia de la UE para la biodiversidad de aquí a 2030 “la pérdida de biodiversidad y el colapso de los ecosistemas se encuentran entre las mayores amenazas a las que se enfrenta la humanidad ante la próxima década”.

    Un magnífico indicador que nos alerta de cómo está evolucionando la calidad y cantidad de los ecosistemas son las aves. Gracias a la comunidad científica sabemos que la presencia de aves es un buen semáforo de la salud de los ecosistemas, de su diversidad e integridad.

    La mayor o menor población de aves, así como su mayor o menor diversidad de especies, en un ecosistema determinado, nos permite conocer más sobre la calidad del propio ecosistema donde se alimentan, viven y respiran. En definitiva, las aves nos adelantan información valiosa sobre la calidad del medio ambiente y la sostenibilidad real del resultado final que originan las diversas actividades (producción, consumo…) que llevamos a cabo los humanos con nuestras metas de desarrollo.

    En el contexto europeo, la Oficina Europea de Estadística (Eurostat) viene publicando desde hace años el Índice de Aves Comunes, que nos informa desde un punto de vista cuantitativo sobre cómo ha evolucionado la presencia de aves en Europa. Dicho índice recoge las observaciones obtenidas en los 27 Estados miembros de la UE para un total de 167 especies de aves que viven en tierras de cultivo (39), en ecosistemas forestales (34) y en otros hábitats como parques y jardines (94).

    Se cuenta con un amplio horizonte temporal (1990-2022) para dicho Índice de Aves Comunes de la UE. Los resultados obtenidos hasta hoy apuntan que durante las tres últimas décadas hemos asistido a una continuada disminución de las poblaciones de aves en la Unión Europea y, por tanto, también al progresivo deterioro de nuestros espacios naturales. Como se observa en el siguiente gráfico, dicho índice de aves, que toma como año base 1990, ha descendido desde un valor de 100,0 en el año 1990 a 86,2 en 2022, lo que supone una caída del 13,8%.

    De forma complementaria al Índice de todas las Aves Comunes, Eurostat elabora otros dos índices compuestos. El primero, el índice de aves comunes de bosques, circunscrito a 34 especies, nos revela que se ha producido un descenso del 3,3% durante el periodo 1990-2022, al pasar de 100,0 a 96,7. Con este indicador se aprecia que solo durante el último decenio se ha logrado una mejoría, si bien paulatina, tras los sucesivos descensos registrados en los veinte años previos.

    Por su parte, el segundo índice, el índice de aves comunes de tierras de cultivo, que comprende 39 especies, presenta una tendencia significativamente descendente entre 1990 (100,0) y 2022 (60,3), habiéndose registrado, por tanto, una reducción del 39,7% en el periodo analizado. Como afirma la propia Estrategia para la biodiversidad 2030 las aves de hábitats agrícolas son indicadores clave de la salud de los agroecosistemas y vitales para la producción agrícola y la seguridad alimentaria, concluyendo que “su alarmante disminución tiene que invertirse”.

    En el ámbito de las aves, cabe recordar asimismo lo que ya expresaba la Directiva comunitaria relativa a la conservación de las aves silvestres en el año 2009:

    «En el territorio europeo de los Estados miembros, una gran cantidad de especies de aves que viven normalmente en estado salvaje padecen de una regresión en su población, muy rápida en algunos casos, y dicha regresión constituye un grave peligro para la conservación del medio natural, en particular debido a la amenaza que supone para el equilibrio biológico».

    Para más información:

    Eurostat

    Directiva 2009/147/CE del Parlamento Europeo y del Consejo, de 30 de noviembre de 2009, relativa a la conservación de las aves silvestres

    Estrategia de la UE para la biodiversidad de aquí a 2030