El destino de la energía de la economía española (2014-2019)

El análisis de una economía quedaría incompleto si se circunscribe al enfoque que se centra en la cuantificación monetaria de su PIB. Porque no hay producción, consumo y distribución posibles si no se dispone de recursos materiales y energéticos.

En el caso de la economía española la Cuenta de los Flujos Físicos de la Energía, que elabora el Instituto Nacional de Estadística (INE), con datos para el periodo 2014-2019, nos permite conocer, además de su origen, cuál es el destino de la energía de España y cómo ha evolucionado su composición por sectores durante el periodo 2014-2019.

De acuerdo con el INE, en el último año de 2019 el total de flujos energéticos de España ascendió a 19.907.400 terajulios (TJ), esto es, un 6,8% más que en 2014.

Analizando la composición del destino de la oferta energética de España en 2019, se concluye que el principal destinatario es el conjunto de ramas de actividad que conforman la economía española, que concentró el 58,3% de la energía total. A continuación, un 25,2% de los flujos energéticos lo recibe el medioambiente, en forma de pérdidas de energía (calor disipado) como resultado de los procesos productivos y las actividades de consumo final. El tercer destino de la energía, con un 8,8% del total, es el exterior vía exportaciones de bienes energéticos a otros países. Por su parte, los hogares españoles, como consumidores de productos energéticos, emplearon el 6,5% de la energía. El 1,2% restante de los flujos energéticos de 2019 corresponden a variación de existencias y ajustes.

Desde una perspectiva temporal, cabe destacar que durante el periodo 2014-2019 la energía que ha recibido el conjunto de ramas de actividad de la economía española se ha incrementado un 8,9%, esto es, más que la media (6,8%), al pasar de 10,65 millones a 11,60 millones de TJ.

Por su parte, el sector de los hogares ha visto aumentar el consumo de productos energéticos durante el periodo, en este caso, un 4,1% (menos que la media), pasando de 1,25 millones a 1,30 millones de TJ.

Las pérdidas de energía también se han intensificado, en este caso un 5,0%, desde 4,79 millones de TJ en 2014 a 5,02 millones en 2019.

Por el contrario, las exportaciones energéticas de la economía española han descendido un 4,6% (de 1,83 millones a 1,75 millones de TJ).

G_Destino energía_2014_2019

Centrando el análisis en el principal destino de la energía (el conjunto de ramas económicas, que recibe el 58,3% de la energía en 2019), resulta la siguiente distribución por grandes sectores económicos: Industria manufacturera (48,9%), Industria no manufacturera (38,1%), Servicios (8,9%), Agricultura, ganadería, silvicultura y pesca (3,3%) y Construcción (0,9%).

G_Destino energía_sectores_2019

Finalmente, en un análisis más detallado, se identifican como las ramas de actividad más consumidoras de energía de la economía española en 2019 las siguientes:

  1. Coquerías y refino de petróleo: 4,67 millones de TJ en 2019, es decir, el 40,3% de la energía total destinada a las ramas económicas. El consumo de energía de esta rama ha experimentado un incremento del 11,0% durante el periodo 2014-2019.
  2. Suministro de energía eléctrica, gas, vapor y aire acondicionado: 3,52 millones de TJ (el 30,4% de la energía). Su consumo energético ha aumentado un 6,5% durante el periodo.
  3. Industrias extractivas: 666.876 TJ (el 5,7% de la energía). El consumo de energía en esta rama se ha reducido un 8,5% entre 2014 y 2019.
  4. Transporte terrestre y por tubería: 406.247 TJ en 2019 (el 3,5% de la energía), esto es, se ha incrementado un 14,5% respecto a 2014.
  5. Industria química: 391.506 TJ (el 3,4% de la energía), con un incremento del 18,8% durante el periodo 2014-2019.
  6. Transporte aéreo: 211.858 TJ, que representa el 1,8% de la energía destinada al tejido productivo de la economía española. En este caso, los flujos de energía que ha recibido esta rama del transporte se han acrecentado un 42,3% durante el periodo analizado.

Para más información:

Instituto Nacional de Estadística

El origen de la energía de la economía española (2014-2019)

Toda economía depende, con mayor o menor intensidad, de la energía disponible, ya sea de producción propia o importada. Sin las dotaciones suficientes de energía, las empresas, familias y administraciones públicas se ven sujetas a serias restricciones para llevar a cabo sus habituales actividades de producción, consumo y distribución. Desde este punto de vista, se convierte, por lo tanto, en factor estratégico, para cualquier país o territorio del mundo, el asegurar sus fuentes de abastecimiento energético.

En el caso de la economía española, los últimos datos de la Cuenta de los Flujos Físicos de la Energía, que elabora el Instituto Nacional de Estadística (INE), nos permiten analizar cuál es el origen de la energía en España y cómo ha evolucionado su composición por tipos durante el periodo 2014-2019.

De acuerdo con el INE, en el último año de 2019 el total de flujos energéticos de España ascendió a 19.907.400 terajulios (TJ). Desde una perspectiva temporal, se constata que, a pesar del descenso del 0,8% anotado respecto a 2018, los flujos totales de energía que ha recibido la economía española se han incrementado un 6,8% respecto al año 2014.

Analizando con mayor detalle estos flujos se concluye que en 2019 el origen de la energía total procede de tres fuentes básicas: productos energéticos (66,4% del total), residuos energéticos (26,6%) y recursos naturales energéticos (7,0%).

Centrándonos, en primer lugar, en la principal fuente energética de España, en el año 2019 los productos energéticos se cuantifican en 13,23 millones de TJ, es decir, un 7,8% más que en 2014. Su peso sobre el total de flujos energéticos ha aumentado ligeramente, desde el 65,8% hasta el 66,4% durante el periodo analizado.

En 2019 la oferta total de productos energéticos de la economía española (13,23 millones de TJ) correspondió en un 58% a producción interior, completándose el 42% restante vía importaciones, peso que no ha variado sustancialmente durante el periodo 2014-2019.

Por tipos de productos energéticos, los mayores flujos provienen de los combustibles fósiles, destacando el petróleo crudo, líquidos de gas natural (GNL) y otros hidrocarburos (sin biocomponentes), con el 21,4% del total de productos energéticos; el gas natural (20,0%); los gasóleos de transporte (8,7%); el gasóleo de calefacción y otros gasóleos (8,2%) y los carburantes para aviones de reacción (6,1%).

Otros productos energéticos destacados son la energía eléctrica y calor (9,0% del total) y la combustión nuclear (4,8%).

Durante el periodo 2014-2019 cabe resaltar, asimismo, varios hechos principales respecto a los productos energéticos de la economía española:

  1. El continuado crecimiento de los productos petrolíferos, cuya participación relativa ha crecido desde el 77,9% hasta el 80,3% del total de productos energéticos.
  2. La pérdida de participación que ha tenido el carbón, desde el 3,7% al 1,6% del total de productos energéticos.
  3. El significativo incremento de los biocarburantes líquidos (60,5%), si bien su peso fue del 1,7% en 2019.
  4. El aumento de los flujos procedentes de la combustión nuclear (1,8% durante 2014-2019), cuya participación relativa se ha mantenido por encima del 4,5%.

El segundo origen de la energía de España en importancia corresponde a los residuos energéticos (el 26,6% del total), que se producen, principalmente, como calor disipado en los procesos de combustión. Esta fuente de energía se cuantifica en 5,29 millones de TJ, habiendo registrado un incremento del 7,0% durante el periodo 2014-2019. Su peso relativo se ha mantenido entre el 26,5% y 27,1% del total.

Finalmente, la oferta energética de la economía española se completa con los flujos que provienen de los recursos naturales energéticos (el 7,0% del total), es decir, aquellos extraídos directamente del medioambiente. Estos se cifraron en 1,39 millones de TJ en 2019, habiéndose reducido un 2,5% respecto al año 2014.

Diferenciando por grandes grupos, en el año 2019 los recursos energéticos renovables (biomasa, eólico, solar e hidráulico) se cuantifican en 756.212 TJ y los no renovables (combustibles fósiles y nucleares), en 636.740 TJ. Durante el periodo 2014-2019 los recursos renovables se han incrementado un 3,8% frente al descenso del 9,2% anotado por los recursos no renovables. 

Dicho crecimiento de los recursos energéticos renovables no ha permitido, sin embargo, que su peso relativo sobre el total de flujos energéticos de España (3,8% en 2019) haya experimentado un avance remarcable durante el periodo 2014-2019, sino que, por el contrario, se ha reducido ligeramente (-0,11 p.p.).

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Para más información:

Instituto Nacional de Estadística

Evaluando el objetivo energético (ODS7) en 2021

Madagascar.

La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, puesta en marcha por Naciones Unidas en 2015, establece compromisos concretos para un conjunto de 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que abarcan la triple dimensión del desarrollo: social, económica y medioambiental. Uno de esos objetivos es el ODS7 (Energía asequible y no contaminante), que queda definido en los siguientes términos:

«Garantizar el acceso a una energía asequible, fiable, sostenible y moderna para todos«

Este objetivo compromete a los países del planeta a adoptar medidas para de aquí a 2030:

  • Garantizar el acceso universal a servicios energéticos asequibles, fiables y modernos.
  • Aumentar considerablemente la proporción de energía renovable en el conjunto de fuentes energéticas.
  • Duplicar la tasa mundial de mejora de la eficiencia energética.
  • Aumentar la cooperación internacional para facilitar el acceso a la investigación y la tecnología relativas a la energía limpia, incluidas las fuentes renovables, la eficiencia energética y las tecnologías avanzadas y menos contaminantes de combustibles fósiles, y promover la inversión en infraestructura energética y tecnologías limpias.
  • Ampliar la infraestructura y mejorar la tecnología para prestar servicios energéticos modernos y sostenibles para todos en los países en desarrollo.

Para conocer los progresos que van alcanzando los países respecto a los 17 ODS, SDSN y Bertelsmann Stiftung han venido elaborando periódicamente Informes de evaluación desde 2016. Su metodología utiliza índices sintéticos, cuyos valores pueden oscilar entre 0, cuando el país se encuentra en la peor situación, y 100, cuando, por el contrario, el país se encuentra en la mejor posición respecto al cumplimiento de los ODS.

La última edición del Informe, SDG Index and Dashboards Report 2021, nos revela de forma aproximada cuál es la situación más actual del cumplimiento del objetivo de Energía asequible y no contaminante, país por país, y en qué grado se va alcanzando ante el horizonte temporal fijado para 2030.

En el caso del ODS7 se ha construido un índice sintético a partir de los tres indicadores siguientes, que están disponibles para un total de 165 países:

  • Porcentaje de población que tiene acceso a electricidad.
  • Porcentaje de población que utiliza para cocinar combustibles y tecnologías limpios.
  • Emisiones de CO2 de la quema de combustibles fósiles para electricidad y calefacción por producción total de electricidad.

En un análisis por países los resultados obtenidos para el ODS7 (Energía asequible y no contaminante) muestran que de los 165 países para los que se dispone de datos, los mejor situados en el cumplimiento de dicho objetivo son Barbados (99,7) e Islandia (99,4). Les siguen, a continuación, Noruega (98,9), Suecia (98,9), Suiza (97,0), Francia (97,0), Uruguay (96,9), Maldivas (96,9), Finlandia (96,5) y Nueva Zelanda (95,8). Estos países y los diez siguientes, que en general poseen un alto nivel de renta per capita, se encuentran, según el índice empleado, en la senda de cumplir con este objetivo de la Agenda 2030 sin necesidad hasta el momento de afrontar mayores retos.

Por el contrario, la situación relativa más desfavorable respecto al cumplimiento del objetivo energético la presenta un amplio grupo de países pertenecientes al continente africano que cuentan con bajos niveles de renta per capita, como son Burundi (1,1)Chad (2,0), Malaui (5,2), Burkina Faso (6,5), Madagascar (9,2), Liberia (9,3) y Sierra Leona (9,4). Les siguen, a continuación, República Centroafricana (12,8), Benín (13,4), Níger (14,0), Ruanda (14,1) y Somalia (14,6). Para todos ellos siguen existiendo grandes desafíos para alcanzar las metas energéticas del ODS7 de aquí a 2030.

Si nos centramos en cuatro países que destacan por su peso económico y/o demográfico, observamos que Estados Unidos ocupa la posición 29 en el ranking mundial del cumplimiento del ODS7, seguido por Federación Rusa (56), China (102) y la India (110).

Finalmente, hay que remarcar que en el ODS7 las diferencias entre países son considerables, llegando a ser extremas entre el país mejor situado (Barbados, con 99,7) y el peor (Burundi, con 1,1). Dicha brecha es muy superior a la que existe con el índice general de los 17 ODS, que se cuantifica en 48 puntos.

Para más información:

2021 SDG Index and Dashboards

Electricidad y energías renovables en la Unión Europea (2004-2019)

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Entre los objetivos principales de la política energética de la Unión Europea ha tomado especial protagonismo durante los últimos años el fomento del uso de las energías renovables. 

Como establece la Directiva (UE) 2018/2001 en su artículo 3.1, la Unión Europea tiene un compromiso vinculante que ha de cumplir a más tardar en 2030 en relación con la cuota general de energía procedente de fuentes renovables en el consumo final de energía:

«Los Estados miembros velarán conjuntamente por que la cuota de energía procedente de fuentes renovables sea de al menos el 32% del consumo final bruto de energía de la UE en 2030».

Dicha cuota de energías renovables se calcula como la suma, por un lado, del consumo final bruto de electricidad generada por fuentes renovables y, por otro, del consumo final bruto de energía procedente de fuentes renovables en los sectores de calefacción y refrigeración y del transporte.

Por lo tanto, para facilitar el cumplimiento del objetivo del 32% la UE se ha propuesto, en el ámbito de la generación de electricidad, reducir el empleo de los combustibles fósiles (petróleo, gas natural…), responsables de las emisiones de gases de efecto invernadero a la atmósfera que provocan el calentamiento global del planeta, para ser sustituidos por fuentes energéticas renovables (solar, eólica, hidráulica…).

Los datos disponibles en Eurostat nos permiten evaluar la intensidad de los avances logrados en la introducción de las fuentes renovables en sector eléctrico durante los últimos quince años en la UE.

Según dicho organismo estadístico europeo, en el año 2004 el porcentaje de consumo final bruto de electricidad procedente de fuentes renovables en la UE-27 ascendía al 15,5%, porcentaje que ha ido aumentando paulatinamente en el transcurso de los años de forma ininterrumpida. En el año 2012  se logra que la cuarta parte de la electricidad consumida (el 25,1%) sea de origen renovable; en 2018, con un 32,2%, se llega a duplicar el porcentaje de 2004. 

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Finalmente, en el último año disponible de 2019 el porcentaje de la media de la UE-27 asciende a 34,1%, casi dos puntos porcentuales más que en el año anterior.

Por tipos de energías renovables, en 2019 el consumo bruto de electricidad con origen de energías renovables (electricidad verde) procedió principalmente de dos fuentes: energía hidráulica y energía eólica, aportando cada una de ellas un 35% del total. Seguidamente, la energía solar participa con el 13%; los biocombustibles sólidos, con el 8%, y otras energías renovables, con el 9% restante.

G_EE.RR. 2019_Electricidad_tipos

En un análisis por países, se observan diferencias notables, según los últimos datos de Eurostat.

En 2019 Austria, con el 75,1%, fue el país de la UE-27 con el mayor porcentaje de participación de energías renovables en el consumo final bruto de electricidad. Le siguen Suecia (71,2%), Dinamarca (65,4%), Portugal (53,8%) y Letonia (53,4%), todos ellos con porcentajes superiores al 50%.

A continuación, otros países que también superan la media de la Unión Europea (34,1%) son Croacia (49,8%), Rumanía (41,7%), Alemania (40,8%), Finlandia (38,1%), España (36,9%), Irlanda (36,5%) e Italia (35,0%).

G_EE.RR_Electricidad_Países_2019

En el otro extremo, los menores porcentajes de implantación de las energías renovables en el sector eléctrico correspondieron en 2019 a Malta (8,0%), Chipre (9,8%), Hungría (10,0%), Luxemburgo (10,9%), República Checa (14,0%) y Polonia (14,4%), con valores inferiores al 15%.

Para más información:

Eurostat

El transporte y las energías renovables en la Unión Europea (2004-2019)

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La Unión Europea estableció en la Comunicación de la Comisión, de 10 de enero de 2007 («Programa de trabajo de la energía renovable – Las energías renovables en el siglo XXI: Construcción de un futuro más sostenible») como objetivo para el sector del transporte que en 2020 el 10% de la energía consumida proceda de fuentes de energía renovables.

El propósito de la UE es, por tanto, potenciar que la energía consumida por el sector del transporte provenga de biocombustibles líquidos, hidrógeno y biometano, así como de energías como la eólica, solar o hidráulica, entre otras energías renovables, en lugar de los tradicionales combustibles fósiles.

Tras casi quince años de la aprobación de la Comunicación de la Comisión estamos en condiciones de conocer el grado de cumplimiento del objetivo asumido, atendiendo a los últimos datos disponibles elaborados por la Oficina Estadística de la UE (Eurostat).

Según dicho organismo estadístico europeo, en el año 2004 el porcentaje de energía consumida en el sector del transporte procedente de fuentes renovables en la UE-27 ascendía al 1,6%, porcentaje muy alejado del objetivo del 10% marcado para 2020.

Si analizamos el periodo 2004-2019, la participación de la cuota de energía renovable en el transporte ha tomado una senda ascendente año a año, con la excepción de 2011 cuando se redujo, hasta alcanzar en el último año de 2019 el 8,9%, esto es, 1,1 puntos porcentuales (p.p.) por debajo del objetivo marcado por la UE.

Teniendo en cuenta que durante el periodo analizado (2004-2019) la participación de las energías renovables en el sector del transporte ha aumentado a un ritmo de 0,6 p.p. al año, se vislumbra que, si finalmente los datos disponibles se confirman, difícilmente se logrará avanzar en 1,1 p.p. en solo un año para alcanzar el objetivo del 10% en 2020.

G_EERR Transporte UE27_2004_2019

Asimismo, en un análisis por países, se observan diferentes avances, según los datos disponibles de Eurostat. Hay que anotar que el compromiso general del 10% para 2020 es extensible a todos los países de la UE-27 por igual.

En 2019 Suecia, con el 30,3%, fue, con diferencia, el país de la UE-27 con el mayor porcentaje de participación de energía de fuentes renovables en el transporte sobre el consumo final bruto de energía. Le siguen, a distancia, Finlandia (21,3%), Países Bajos (12,5%), Austria (9,8%), Francia (9,2%), Portugal (9,1%) e Italia (9,0%). Todos estos países muestran porcentajes superiores a la media de la UE-27 (8,9%), si bien solo tres, Suecia, Finlandia, y Países Bajos, han alcanzado ya el objetivo del 10% programado para el año 2020, y Austria está muy cerca de alcanzarlo.

G_EERR Transporte_Países UE_2019

En el otro extremo, los menores porcentajes de implantación de las energías renovables en el transporte correspondieron en 2019 a Chipre (3,3%), Lituania (4,0%), Grecia (4,0%), Letonia (5,1%) y Estonia (5,1%).

La mayoría de los países, un total de 17, presentan porcentajes que los alejan en 2 p.p. o más del objetivo a alcanzar en el siguiente año 2020.

Para más información:

Eurostat

Las emisiones de gases de efecto invernadero de los hogares de la UE (2010-2019)

Las emisiones de gases de efecto invernadero (GIE) causantes, en gran medida, de la crisis climática actual que sufre el planeta proceden, principalmente, del desarrollo de diversas actividades económicas (industria manufacturera, producción de electricidad, agricultura, ganadería, transporte, construcción…). Además, no hay que olvidar que las actividades desarrolladas por los hogares también son fuente de emisión de GEI.

En el contexto de la Unión Europea (UE-27) las emisiones de GEI de los hogares representaron en 2019 el 19,8% de total de emisiones frente al 80,2% generado por las actividades de los diferentes sectores económicos.

Si analizamos en concreto las actividades realizadas dentro de los hogares (calefacción, aire acondicionado, cocina…) los datos apuntan a una paulatina mejoría de la eficiencia energética y a un menor empleo de los combustibles fósiles en la medida en que se constata que se han reducido los gases de efecto invernadero emitidos a la atmósfera por los hogares durante los últimos años.

Así, de acuerdo con la Oficina Estadística de la Unión Europea (Eurostat), en la UE-27 dichas emisiones de GEI de los hogares han descendido desde las 406,5 toneladas de CO2 equivalente del año 2010 hasta las 299,1 de 2019. Ello supone, por tanto, una caída acumulada del 26,4%, lo que muestra el mejor comportamiento relativo de los hogares en comparación con la evolución del conjunto de las actividades que emiten GEI en la UE-27, cuya reducción fue del 12,8% en dicho periodo de 2010-2019.

Si analizamos la evolución de las emisiones de los hogares, en términos relativos, por habitante, en la UE-27 se emitieron 669 kg de CO2 equivalente per cápita en el año 2019. Este dato también apunta una mejoría respecto a 2010, cuando dicha ratio se cifró en 922 kg/habitante, de modo que se ha producido una reducción del 27,4% en dicho periodo.

Sin desdeñar estos avances en la lucha contra el cambio climático, la realidad actual sigue siendo mejorable, presentándose aún importantes diferencias entre los países que conforman la Unión Europea.

En 2019 tres países excedían con mucho el promedio de emisiones de 669 kg de CO2 equivalente per cápita de la Unión Europea: Luxemburgo (1.662 kg/hab.), Bélgica (1.244) e Irlanda (1.236). A continuación, otros países que emitieron más del 25% del valor promedio europeo son Polonia, Países Bajos, República Checa y Alemania.

Por el contrario, los hogares de la UE que emitieron, con diferencia, menos GEI per cápita son los pertenecientes a Suecia (35 kg de CO2 equivalente/hab.) y Malta (96). Les sigue un grupo de nueve países que también destacan por presentar una ratio de emisiones que es menos de la mitad del promedio europeo: Finlandia, Portugal, Letonia, Bulgaria, Rumanía, Estonia, España y Lituania.

Finalmente, es de resaltar, desde un enfoque dinámico, que, durante el periodo analizado (2010-2019), 22 de los 27 países de la UE han conseguido reducir los GEI emitidos a la atmósfera por las actividades realizadas en las viviendas, significándose los mayores descensos porcentuales en Suecia (-62,8%), Finlandia (-47,8%) y Eslovenia (-44,9%).

Para más información:

Eurostat

Evaluando la productividad energética en la economía de la UE (2000-2018)

En la transición hacia una economía sostenible un aspecto crucial es perseguir la eficiencia en el empleo de los recursos materiales y la energía. En este último ámbito, maximizar la eficiencia energética, además de la extensión de la implantación de las energías renovables, constituye un objetivo prioritario de la política medioambiental de la Unión Europea, como queda recogido en estrategias como la Estrategia Europa 2020.

Por tanto, para avanzar en eficiencia energética, facilitando la sostenibilidad de la economía, se hace necesario emplear menos energía por unidad de producto o lo que es lo mismo obtener más producción de bienes y servicios con la misma cantidad de energía.

Un indicador que nos aproxima a evaluar la eficiencia energética en la UE es el que publica la Oficina Estadística de la Unión Europea (Eurostat). En concreto, se dispone del indicador de productividad energética, que queda definido por la división entre el Producto Interior Bruto (PIB a precios constantes) y la energía bruta disponible para un año determinado.

Unos primeros resultados del análisis de la evolución del citado indicador durante el periodo 2000-2018 nos permiten concluir que la productividad energética en la UE-27 (sin Reino Unido) ha seguido una tendencia ascendente, al pasar de los 6,3 euros por kgep en 2000 a 8,1 en 2018. Es decir, si en el año 2000 por cada kilogramo equivalente de petróleo la economía de la UE produjo 6,3 euros de PIB, en el año 2018 alcanzó a obtener 8,1 euros.

Para un análisis comparativo por países, empleamos el indicador de Producto Interior Bruto en paridad de poder de compra (PIB pps) por kilogramo equivalente de petróleo (kgep). Este indicador, al igual que el anterior, nos mide la productividad energética por unidad de producción en una economía, si bien, en este caso, teniendo en cuenta las variaciones de precios nacionales.

En el último año de 2018 el Estado de la UE-27 con mayor productividad energética de su economía ha sido Irlanda, con 18,7 euros en pps por kgep, seguido de Dinamarca (11,9), Rumanía (11,5), Italia (11,0), Luxemburgo (10,7) y Austria (10,1).

Por el contrario, como países con menor productividad energética figuran Malta (4,7), Estonia (5,0), Finlandia (5,3), Bulgaria (5,7), Bélgica (6,3) y República Checa (6,7).

Para más información:

Eurostat.

Evaluando los objetivos en consumo de energías renovables en la UE (2018)

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El consumo final de energía en la UE-27 (sin Reino Unido) ascendió a 989,5 millones de toneladas equivalentes de petróleo en 2018, una cantidad que con una participación del 18,9% provino de fuentes de energía renovables (eólica, solar, hidráulica, maremotriz, geotérmica, biomasa…).

Desde una perspectiva temporal, la participación de las energías renovables en el consumo final energético ha aumentado de forma continuada durante los últimos quince años y se mantiene en la senda de cumplir con el objetivo establecido en la Estrategia Europa 2020: el 20% del consumo final de energía total ha de provenir en el año 2020 de fuentes renovables. Para el año 2030 la UE ha acordado ampliar de dicho objetivo hasta al menos el 32%.

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En un análisis por países, se observan diferentes resultados, según los últimos datos publicados por Eurostat.

En 2018 Suecia, con el 54,6%, es el país con el mayor porcentaje de energía de fuentes renovables en su consumo final bruto de energía. Le siguen, a cierta distancia, los mayores porcentajes de Finlandia (41,2%), Letonia (40,3%), Dinamarca (36,1%), Austria (33,4%), Portugal (30,3%) y Estonia (30,0%).

Por el contrario, las menores participaciones de energías renovables sobre el consumo energético final se registraron en Países Bajos (7,4%), Malta (8,0%), Luxemburgo (9,1%), Bélgica (9,4%), Irlanda (11,1%), Polonia (11,3%) y Eslovaquia (11,9%).

Si bien el objetivo del 20% para el año 2020 se ha establecido para el conjunto de la UE, cada país ha de cumplir un objetivo individualizado, que varía entre el 49% de Suecia y el 10% establecido para Malta.

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Doce de los 27 países de la UE (sin Reino Unido) ya han cumplido en 2018 con sus objetivos individualizados para 2020 de participación de energías renovables en su consumo energético final, destacando Croacia (con 8 p.p. más que su objetivo), Dinamarca (6,1 p.p. más), Suecia (5,6 p.p. más), Estonia (5,0 p.p.), Bulgaria (4,5 p.p.) y Finlandia (3,2 p.p.).

En el otro extremo, quince países han de seguir haciendo esfuerzos para cumplir con sus compromisos de consumo de energías renovables. Los países más rezagados respecto a sus objetivos para 2020 son Países Bajos (6,6 p.p menos que su objetivo), Francia (6,4 p.p. menos), Irlanda (4,9 p.p. menos) y Eslovenia (3,9 p.p.).

Entre 2004 y 2018 la participación de la energía de fuentes renovables en el consumo final de energía se ha incrementado en todos los países. Los mayores avances se han dado en Dinamarca (21,3 puntos porcentuales más), Suecia (16,0 p.p.) y Finlandia (11,2 p.p).

Para más información:

Eurostat

El transporte y las energías renovables en la Unión Europea

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La Unión Europea a través de la Comunicación de la Comisión, de 10 de enero de 2007, «Programa de trabajo de la energía renovable – Las energías renovables en el siglo XXI: Construcción de un futuro más sostenible» estableció como objetivo para el sector del transporte que en 2020 el 10% de la energía consumida proceda de fuentes de energía renovables (biocarburantes, hidrógeno, biometano…). Dicho compromiso del 10% es extensible a todos los países de la UE-28 por igual.

Más de diez años después de aprobarse la Comunicación de la Comisión estamos en condiciones de analizar los posibles avances y el grado de cumplimiento del objetivo asumido.

De acuerdo con los datos disponibles elaborados por Eurostat, en la UE-28 el porcentaje de energía consumida en el transporte procedente de fuentes renovables ascendía en 2007 al 3,1%. Tres años antes, en 2004, era apenas del 1,4%.

Si analizamos el periodo 2004-2017, dicha participación de la cuota de energía renovable en el transporte ha tomado una senda ascendente año a año, con la excepción de 2011 cuando se redujo, hasta alcanzar en 2017 el 7,6%, esto es, más del doble que en 2007 (3,1%). No obstante, con el horizonte puesto en 2020 aún queda un importante camino por recorrer para cumplir con el objetivo del 10% marcado.

G. final_UE28_2004-2017

Si realizamos un análisis por países, se observan diferentes avances, según los últimos datos disponibles de Eurostat.

En 2017 Suecia, con el 38,6%, fue, con diferencia, el país de la UE-28 con el mayor porcentaje de participación de energía de fuentes renovables en el transporte sobre el consumo final bruto de energía. Le siguen, a distancia, Finlandia (18,8%), Austria (9,7%), Francia (9,1%) y Portugal (7,9%). Todos estos países muestran porcentajes superiores a la media de la UE-28 (7,6%), si bien sólo dos, Suecia y Finlandia, han alcanzado ya el objetivo del 10% programado para el año 2020, y otros dos, Austria y Francia, están cerca de alcanzarlo.

G. final_Países UE28_2017

En el otro extremo, los menores porcentajes de implantación de las energías renovables en el transporte correspondieron a Estonia (0,4%), Croacia (1,2%), Letonia (2,5%), Chipre (2,6%) y Eslovenia (2,7%).

La mayoría de los países, un total de 17, presentan porcentajes de entre el 5% y el 8%.

Entre 2004 y 2017 la participación de la energía de fuentes renovables en el transporte se incrementó en todos los países. Los mayores avances se han dado en Suecia (32,3 puntos porcentuales más), Finlandia (17,8 p.p.) y Francia (7,7 p.p).

Para más información:

Eurostat

El consumo de energía en la Unión Europea (1990-2017)

 

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La eficiencia energética constituye uno de los principales compromisos asumidos por la Unión Europea (UE-28) en su hoja de ruta medioambiental y de lucha contra el cambio climático. En concreto, como establecen las actuales Directivas comunitarias de eficiencia energética, la UE-28 ha asumido objetivos cuantificados de reducción de consumo de energía del 20% en 2020 y del 32,5% en 2030 respecto a sus proyecciones de base.

Pero ¿se están produciendo avances en el cumplimiento de dichos objetivos energéticos?

En materia de consumo de energía primaria, esto es, la demanda total de energía de un país, excluyendo todo consumo sin fines energéticos, los objetivos para 2020 son de no más de 1.483 millones de toneladas equivalentes de petróleo (Mtep)  y de no más de 1.273 Mtep para 2030 en el conjunto de la UE-28.

Los últimos datos publicados por Eurostat apuntan que el consumo total de energía primaria fue de 1.561 Mtep en 2017. Ello supone, por tanto, que dicho consumo de la UE  se encuentra distanciado un 5,3% del objetivo de eficiencia energética de 2020 y un 22,6% del objetivo de 2030.

Como se observa en el siguiente gráfico referido al periodo 1990-2017, el consumo de energía primaria, que se cifró en 1.568 Mtep en 1990, ha seguido en general una senda de crecimiento continuado hasta alcanzar su máximo en el año 2006, con 1.729 Mtep. A partir de entonces, con la irrupción de la crisis económica, el consumo energético inflexióno a la baja, para registrar su mínimo en el año 2014, con 1.511 Mtep, esto es, un 1,9% por encima del objetivo para 2020. Sin embargo, en los tres últimos años, la UE ha mostrado retrocesos en el cumplimiento de sus objetivos energéticos, en tanto que el consumo de energía primaria ha mostrado en promedio tasas de crecimientos anuales del 1,1%. De esta forma, el consumo de energía primaria ascendió a 1.561 Mtep, prácticamente la misma cifra que en 1990.

G_UE_Consumo Energía primaria

Los datos revelan, por tanto, que con la reciente reactivación de la economía europea el consumo de energía ha vuelto a incrementarse, poniéndose en entredicho el deseable desacoplamiento entre consumo energético y crecimiento económico.

En un análisis por países, para el conjunto del periodo 1990-2017, en 16 de los 28 Estados el consumo de energía primaria se ha incrementado. Los mayores aumentos porcentuales se han registrado en Chipre (58,5%), España (52,2%), Portugal (50,7%), Irlanda (49,5%) y Austria (37,3%).

G_UE_Países_Consumo Energía primaria

Por el contrario, en 12 Estados se ha reducido (o mantenido, en el caso de Portugal) el consumo de energía primaria durante el periodo 1990-2017. Los mayores descensos relativos los anotaron Lituania (-59,8%), Rumanía (-48,1%), Letonia (-43,2%), Estonia (-40,0%) y Bulgaria (-31,6%).

El otro gran objetivo de eficiencia energética está relacionado con el consumo de energía final, esto es, el consumo realizado por los usuarios finales -agricultura, industria, transporte, servicios, hogares-, excluyendo el consumo del propio sector energético. Los compromisos comunitarios de eficiencia establecen que el consumo de energía final en el conjunto de la UE-28 no debe superar los 1.086 Mtep en 2020 y los 956 Mtep en 2030.

Los últimos datos de 2017 apuntan que el consumo total de energía final ascendió a 1.122 Mtep, lo que indica que se desvía un 3,3% y un 17,4% de los objetivos para 2020 y 2030, respectivamente.

Como se observa en el siguiente gráfico, durante el periodo 1990-2017 la evolución del consumo de energía final, al igual que la energía primaria, ha estado muy condicionado por la evolución económica.  En el año 1990 se contabilizó un consumo energético total de 1.088 Mtep, al que siguieron años de descensos hasta alcanzarse un registro mínimo en 1994 de 1.064 Mtep. Con posterioridad se dibujó una senda alcista, con su máximo de 1.195 Mtep en 2006, que se se vio interrumpida con la gran crisis económica. Los siguientes años 2007-2014 de ciclo económico bajista son años de mejoras de la eficiencia energética. No obstante, ya en los últimos años 2014-2017 del periodo analizado, el consumo de energía final, al igual que la primaria,  inflexiona al alza, retrocediéndose, por tanto, en términos de eficiencia energética.

G_UE_Consumo Energía final

En un análisis por países, en 18 de los 28 Estados de la UE el consumo de energía final se ha incrementado durante el periodo 1990-2017. Los mayores aumentos porcentuales se han observado en Malta (82,4%), Chipre (68,2%), Irlanda (60,2%), España (47,0%) y Austria (46,9%).

G_UE_Países_Consumo Energía final

En el otro extremo, 10 Estados comunitarios han reducido su consumo de energía final, esto es, han aumentado su eficiencia energética, en el periodo 1990-2017. Los mayores descensos relativos se han registrado en Rumanía (-47,6%), Estonia (-47,4%), Lituania (-44,7%), Bulgaria (-38,9%) y Letonia (-37,4%).

 

Para más información:

Eurostat

Directiva 2012/27 UE de eficiencia energética

Directiva (UE) 2018/2002 de eficiencia energética revisada