Evaluando la sostenibilidad de la producción y el consumo (ODS12)

4. Antsirabe_Ambositra_18km Ambohimahasoa_2018.08.06

La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, puesta en marcha por Naciones Unidas en 2015, establece compromisos concretos para un conjunto de 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que abarcan la triple dimensión social, económica y medioambiental. Uno de esos objetivos, el ODS12, se refiere a la producción y el consumo, quedando definido en la Agenda 2030 en estos términos:

«Garantizar modalidades de consumo y producción sostenibles»

La consecución del ODS12 compromete a los países del planeta a adoptar medidas como las siguientes recogidas en la Agenda 2030:

  • Lograr la gestión sostenible y el uso eficiente de los recursos naturales, de aquí a 2030.
  • De aquí a 2030, reducir a la mitad el desperdicio de alimentos per capita mundial en la venta al por menor y a nivel de los consumidores y reducir las pérdidas de alimentos de producción y suministro, incluidas las pérdidas posteriores a la cosecha.
  • De aquí a 2020, lograr la gestión ecológicamente racional de los productos químicos y de todos los desechos a lo largo de su ciclo de vida, y reducir significativamente su liberación a la atmósfera, el agua y el suelo a fin de minimizar sus efectos en la salud humana y el medio ambiente.
  • Reducir considerablemente la generación de residuos mediante actividades de prevención, reducción, reciclado y reutilización, de aquí a 2030.
  • Alentar a las empresas a que adopten prácticas sostenibles e incorporen información sobre la sostenibilidad en su ciclo de presentación de informes.
  • Promover prácticas de adquisición pública que sean sostenibles.
  • De aquí a 2030, asegurar que las personas de todo el mundo tengan la información y los conocimientos pertinentes para el desarrollo sostenible y los estilos de vida en armonía con la naturaleza.
  • Ayudar a los países en desarrollo a fortalecer su capacidad científica y tecnológica para avanzar hacia un consumo y producción sostenibles.
  • Elaborar y aplicar instrumentos para lograr un turismo sostenible que cree empleo y promueva la cultura y los productos locales.
  • Racionalizar los subsidios ineficientes a los combustibles fósiles.

Los indicadores empleados en el informe elaborado por  SDSN y Bertelsmann Stiftung: SDG Index and Dashboards Report 2018 permiten evaluar los progresos que van alcanzando los países respecto a los 17 OD. Los resultados obtenidos en su edición de 2018 nos aproximan a conocer cuál es la situación de la producción y el consumo en términos de sostenibilidad, país por país, y en qué grado se van alcanzando las metas establecidas en la Agenda 2030.

Para dicha evaluación se utiliza una metodología de índices sintéticos, cuyos valores pueden oscilar entre 0, cuando el país se encuentra en la peor situación, y 100, cuando, por el contrario, el país se encuentra en la mejor posición respecto al cumplimiento de los ODS.

Así, respecto al ODS12 (Producción y consumo sostenibles) los resultados obtenidos concluyen que de los 156 países para los que se dispone de datos, los mejor situados en el cumplimiento de dicho objetivo son países de bajo PIB per capita localizados en África y Asia: Gambia (93,7), Mozambique (84,8), Nepal  (84,5), Malaui (83,9), Burundi (83,1), Liberia (82,9), Togo (82,4), y Sierra Leona, Ruanda y Filipinas (82,2 los tres).

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Por el contrario, la situación relativa más desfavorable respecto a la sostenibilidad de la producción y el consumo la presenta países de alto PIB per capita, Kuwait (28,9), seguido de Luxemburgo (34,4), Noruega (36,1), Estados Unidos (36,9) y Suiza (37,0). A continuación se encuentra un grupo de países también de PIB per capita mayoritariamente alto: Chipre (39,6), Singapur (43,3), Guyana (43,7) y Emiratos Árabes (44,1).

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Para más información:

2018 SDG Index and Dashboards

Evaluando la sostenibilidad de las ciudades y comunidades (ODS11)

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Basilea, Suiza

En 2015 las Naciones Unidas puso en marca un ambicioso plan de carácter mundial: La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. Este documento establece compromisos que se concretan en un conjunto de 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), que comprenden las tres dimensiones del desarrollo: social, económica y medioambiental. Uno de esos objetivos es el ODS11 dedicado a Ciudades y comunidades sostenibles.

En la Agenda 2030 el ODS11 queda definido en los siguientes términos:

«Lograr que las ciudades y los asentamientos humanos sean inclusivos, seguros, resilientes y sostenibles»

La consecución del ODS11 compromete a los países del planeta a adoptar medidas como las siguientes:

  • Asegurar el acceso de todas las personas a viviendas y servicios básicos adecuados, seguros y asequibles y mejorar los barrios marginales.
  • Proporcionar acceso a sistemas de transporte seguros, accesibles y sostenibles para todos y mejorar la seguridad vial, en particular mediante la ampliación del transporte público.
  • Aumentar la urbanización inclusiva y sostenible.
  • Redoblar los esfuerzos para proteger y salvaguardar el patrimonio cultural y natural.
  • Reducir significativamente el número de muertes causadas por los desastres.
  • Reducir el impacto ambiental negativo per cápita de las ciudades, con especial atención a la calidad del aire y la gestión de los residuos.
  • Proporcionar acceso universal a zonas verdes y espacios públicos seguros, inclusivos y accesibles.

Para evaluar los progresos que van alcanzando los países respecto a los 17 ODS, disponemos de la amplia batería de indicadores empleados en el informe elaborado por  SDSN y Bertelsmann Stiftung: SDG Index and Dashboards Report 2018. Los resultados obtenidos en su edición de 2018 nos aproximan a conocer cuál es la situación de las ciudades y comunidades del planeta, país por país, y en qué grado se van alcanzando las metas establecidas en la Agenda 2030.

Para dicha evaluación se utiliza una metodología de índices sintéticos, cuyos valores pueden oscilar entre 0, cuando el país se encuentra en la peor situación, y 100, cuando, por el contrario, el país se encuentra en la mejor posición respecto al cumplimiento de los ODS. Hay que tener en cuenta que en el caso del ODS11 el índice sintético se ha construido a partir únicamente de tres indicadores disponibles, que son los siguientes:

  • Concentración anual media de partículas de menos de 2,5 micrones de diámetro en zonas urbanas (mg/m3).
  • Porcentaje de población con acceso a agua potable.
  • Grado de satisfacción de la población con el transporte público.

Los resultados obtenidos para el ODS11 (Ciudades y comunidades sostenibles) concluyen que de los 156 países para los que se dispone de datos, los mejor situados en el cumplimiento de dicho objetivo son Suiza (97,3), Luxemburgo (95,4) y Singapur (94,9). Les siguen, a continuación, tres países del continente europeo: Reino Unido (91,2), Finlandia y Alemania (ambos 91,1). Todos ellos, no obstante, han de afrontar algunos retos si quieren cumplir con este objetivo de la Agenda 2030.

Cuadro_25Países más_ODS11

Por el contrario, el país con la situación relativa más desfavorable respecto al grado de sostenibilidad de sus ciudades y comunidades es Mauritania (26,4), seguido de República Centroafricana y Haití (32,0 ambos).

A continuación se sitúa un país de alta renta per cápita, Catar (35,7), seguido Liberia (35,9), Afganistán y Bangladesh (39,4 ambos), y Camerún (39,5).

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2018 SDG Index and Dashboards

Evaluando el objetivo energético (ODS7) de la Agenda 2030

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Central geotérmica, Islandia

La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, puesta en marcha por Naciones Unidas en 2015, establece compromisos concretos para un conjunto de 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que abarcan la triple dimensión social, económica y medioambiental. Uno de esos objetivos es el ODS7 (Energía asequible y no contaminante), que queda definido en los siguientes términos:

«Garantizar el acceso a una energía asequible, fiable, sostenible y moderna para todos»

Este objetivo compromete a los países del planeta a adoptar las siguientes medidas recogidas en la Agenda 2030:

  • Garantizar el acceso universal a servicios energéticos asequibles, fiables y modernos, de aquí a 2030.
  • Aumentar considerablemente la proporción de energía renovable en el conjunto de fuentes energéticas, de aquí a 2030.
  • Duplicar la tasa mundial de mejora de la eficiencia energética, de aquí a 2030.
  • De aquí a 2030, aumentar la cooperación internacional para facilitar el acceso a la investigación y la tecnología relativas a la energía limpia, incluidas las fuentes renovables, la eficiencia energética y las tecnologías avanzadas y menos contaminantes de combustibles fósiles, y promover la inversión en infraestructura energética y tecnologías limpias.
  • De aquí a 2030, ampliar la infraestructura y mejorar la tecnología para prestar servicios energéticos modernos y sostenibles para todos en los países en desarrollo.

Los resultados recogidos en el informe SDG Index and Dashboards Report 2018, elaborado por  SDSN y Bertelsmann Stiftung, nos muestran los progresos alcanzados por los países respecto al cumplimiento de los 17 ODS de la Agenda 2030.

En dicha evaluación se utiliza una metodología de índices sintéticos, cuyos valores pueden oscilar entre 0, cuando el país se encuentra en la peor situación, y 100, cuando, por el contrario, el país se encuentra en la mejor posición respecto al cumplimiento de los ODS.

En el caso del ODS7 el índice sintético se ha construido a partir de los tres indicadores siguientes para los que se dispone de datos:

  • Porcentaje de población total que tiene acceso a electricidad.
  • Porcentaje de población total que utiliza para cocinar combustibles y tecnologías limpios.
  • Emisiones de CO2 de combustibles fósiles por producción de electricidad.

Los resultados obtenidos para el ODS7 (Energía asequible y no contaminante) concluyen que de los 156 países para los que se dispone de datos, los mejor situados en el cumplimiento de dicho objetivo son Islandia (98,9), Suecia (97,7) y Noruega (97,4). Estos tres países de alto PIB per capita están en la senda de cumplir con este objetivo de la Agenda 2030 sin necesidad de afrontar mayores retos.

Les siguen, a continuación, en orden de puntuación Uruguay (94,9), Francia (94,6), Suiza (94,2), Finlandia (93,7), Armenia (93,6) y Nueva Zelanda (92,7), que también están cumpliendo favorablemente el ODS7, sin necesidad de retos adicionales que afrontar, a excepción de Francia ante el problema de las emisiones de CO2.

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Por el contrario, la situación relativa más desfavorable respecto al objetivo energético de la Agenda 2030 la presenta un amplio grupo de países pertenecientes al continente africano, que cuentan con un bajo PIB per capita, como son Liberia (0,0), Burundi (0,1), Chad (0,8), República Centroafricana (1,8), Malaui (2,1), Sierra Leona (2,2), Níger (2,3), Madagascar (4,2), Ruanda (5,9) y Uganda (6,2).

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2018 SDG Index and Dashboards

Evaluando el estado de los ecosistemas terrestres (ODS15)

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Parque Nacional Pirin, Bulgaria

La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, puesta en marcha por Naciones Unidas en 2015, establece compromisos concretos para un conjunto de 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que abarcan la triple dimensión social, económica y medioambiental. Uno de esos objetivos es el ODS 15 (Vida de ecosistemas terrestres), que queda definido en los siguientes términos:

«Proteger, restaurar y promover el uso sostenible de los ecosistemas terrestres, gestionar los bosques de forma sostenible, luchar contra la desertificación, detener e invertir la degradación de las tierras y poner freno a la pérdida de diversidad biológica».

Este objetivo compromete a los países del planeta a adoptar medidas como las siguientes para:

  • Velar por la conservación de los bosques, humedales y ecosistemas montañosos.
  • Promover la gestión sostenible de todos los tipos de bosques y poner fin a la deforestación.
  • Luchar contra la desertificación y rehabilitar las tierras y los suelos degradados.
  • Proteger las especies amenazadas y evitar su extinción.
  • Poner fin a la caza furtiva y el tráfico de especies protegidas de flora y fauna.
  • Prevenir la introducción de especies exóticas invasoras.
  • Integrar los valores de los ecosistemas y la diversidad biológica en la planificación nacional y local, los procesos de desarrollo, las estrategias de reducción de la pobreza y la contabilidad.

Para evaluar los progresos que van alcanzando los países respecto a los 17 ODS, disponemos de la amplia batería de indicadores empleados en el informe elaborado por  SDSN y Bertelsmann Stiftung: SDG Index and Dashboards Report 2018. Los resultados obtenidos en su edición de 2018 nos aproximan a conocer cuál es la situación de los ecosistemas terrestres del planeta, país por país, y en qué grado se van alcanzando las metas establecidas en la Agenda 2030.

Para dicha evaluación se utiliza una metodología de índices sintéticos, cuyos valores pueden oscilar entre 0, cuando el país se encuentra en la peor situación, y 100, cuando, por el contrario, el país se encuentra en la mejor posición respecto al cumplimiento de los ODS.

Así, respecto al ODS15 (Vida de ecosistemas terrestres) los resultados obtenidos concluyen que de los 156 países para los que se dispone de datos, los mejor situados en el cumplimiento de dicho objetivo son Bulgaria (90,7), República del Congo (90,4), República Centroafricana (89,3) y Gabón (85,2). Los cuatro están en condiciones de cumplir completamente con el ODS15 en 2030. Les siguen, a continuación, cinco países del continente europeo: República Checa (83,8), Polonia (83,8), Rumanía (80,6), Italia (80,5) y Eslovenia (79,8), que han de afrontar algunos retos si quieren cumplir con la Agenda 2030 en este objetivo.

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Por el contrario, la situación relativa más desfavorable respecto al estado de los ecosistemas terrestres la presenta Mauricio (25,7), seguido de Montenegro (27,6) y Uruguay (31,7).

A continuación se sitúan dos países que disfrutan de unas altas rentas per cápita y grandes valores naturales, pero que, sin embargo, presentan un estado de sus ecosistemas terrestres claramente insuficiente. Son Islandia (33,4) y Nueva Zelanda (34,2).

En el caso de Islandia, ha de afrontar una mayor protección de sus ecosistemas terrestres y de agua dulce importantes para la biodiversidad y también combatir las amenazas a la biodiversidad que les llegan del exterior. Nueva Zelanda, por su parte, principalmente ha de mejorar, y en gran medida, su índice de Lista Roja de supervivencia de especies, así como aumentar la protección de sus ecosistemas de agua dulce importantes para la biodiversidad. Ambos países, necesitan, por tanto, realizar mayores esfuerzos si pretenden cumplir el ODS15 de la Agenda 2030.

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Para más información:

2018 SDG Index and Dashboards

Suecia, referente en los Objetivos de Desarrollo Sostenible

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Fuente: SDN y Bertelsmann Stiftung: SDG Index and Dashboards Report 2018.

En el marco de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, puesta en marcha por Naciones Unidas en 2015, la elaboración de un índice ODS permite evaluar los progresos en la consecución de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que van alcanzando los países del planeta.

En su edición de 2018 el Informe de SDN y Bertelsmann Stiftung (SDG Index and Dashboards Report 2018) nos revela que de un total de 156 países del mundo para los que se ha contado con datos suficientes, Suecia es el país del planeta que más está cumpliendo con los Objetivos de Desarrollo Sostenible, en su conjunto, establecidos en la Agenda 2030.  Para dicho año 2018 el valor del índice ODS de Suecia se cifra en 85 sobre un máximo de 100.

En una análisis más pormenorizado del índice ODS, los resultados obtenidos por objetivos muestran que para 12 de los 17 ODS Suecia se sitúa entre los 25 países del planeta con mejor puntuación.

Así, los mejores resultados relativos, en un contexto mundial, los alcanza Suecia en los siguientes ODS:

  • Reducción de las desigualdades (ODS10), para el que Suecia alcanza el máximo valor de 100, lo que hace que se sitúe, junto con Noruega y Eslovenia, en la primera posición de los 156 países.
  • Energía asequible y no contaminante (ODS7), para el que se sitúa en la segunda mejor posición tras Islandia.
  • Igualdad de género (ODS5), también en segunda posición tras Islandia.
  • Industria, innovación e infraestructura (ODS9), para el que toma la posición segunda tras Suiza.
  • Salud y bienestar (ODS3), objetivo para el que Suecia se encuentra en tercer lugar tras Noruega y Suiza.

Por el contrario, los objetivos para los que Suecia toma los peores resultados relativos son los siguientes:

  • Producción y consumo responsables (ODS12) que, con un valor de 56,8 sobre 100, hace que Suecia se sitúe en la posición 123 a nivel mundial respecto a este ODS.
  • Acción por el clima (ODS13), objetivo para el que toma la posición 86.
  • Vida de ecosistemas terrestres (ODS15), para el que sitúa en la posición 74.

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De forma complementaria al índice ODS, del que se desprende que Suecia se encuentra en una situación privilegiada en el contexto mundial, convirtiéndose en un referente de desarrollo sostenible para otros países, el informe de 2018 aporta también un análisis de panel de los ODS para cada uno de los países analizados.

De la evaluación del panel de los ODS de Suecia, se pueden extraer las siguientes conclusiones principales:

  • Para dos Objetivos de Desarrollo Sostenible (en color verde) Suecia ya ha alcanzado los umbrales deseados en 2030: Fin de la pobreza (ODS1) y Energía asequible y no contaminante (OD7).
  • Para nueve objetivos (en color amarillo), Suecia tiene aún algunos retos que resolver, si bien, en general, se encuentra en la senda de alcanzar los valores deseados para 2030.
  • Para cuatro ODS (en naranja), permanecen en este país retos significativos para llegar a cumplir con la Agenda 2030: Hambre cero -que abarca también lograr la seguridad alimentaria, mejorar la nutrición y promover una agricultura sostenible- (ODS2); Educación de calidad (ODS4); Vida submarina (OD14) y Vida de ecosistemas terrestres (ODS15).
  • Finalmente, en dos ODS (en rojo) Suecia se enfrenta a los mayores retos para cumplir con la Agenda 2030: Producción y consumo responsables (ODS12) y Acción por el clima (ODS13).
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Fuente: SDN y Bertelsmann Stiftung: SDG Index and Dashboards Report 2018.

Para más información:

2018 SDG Index and Dashboards

El cumplimiento de los objetivos de desarrollo sostenible en la Unión Europea (2018)

2. Bialowieza_29.08.2016

En 2015 las Naciones Unidas adoptaron la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, un ambicioso plan de acción para los próximos 15 años que, a través de 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y sus 169 metas conexas, persigue el desarrollo de todos los países del planeta en sus tres dimensiones económica, social y ambiental.

Los avances sobre la consecución de los 17 ODS deben estar sujetos a evaluaciones periódicas que permitan conocer cuán cerca o lejos nos encontramos de los compromisos asumidos e informen de la necesidad, en su caso, de aplicar medidas adicionales para garantizar el cumplimiento de los objetivos en el horizonte 2030.

A nivel internacional, la evaluación del cumplimiento de los ODS en todos los países del planeta se ha venido recogiendo en sucesivos informes de Índice y Paneles de los ODS elaborados por como los de sus ediciones de 2016  y 2018.

En el contexto europeo, la Oficina Estadística de la Unión Europea (Eurostat) publica también de forma periódica una evaluación de los progresos hacia los objetivos de desarrollo sostenible alcanzados por los actuales 28 países miembros de la UE. En su segunda edición, correspondiente al año 2018, el informe ‘Sustainable Development in the European Union – Monitoring report on progress towards the SDGs in an EU context -2018 edition de Eurostat emplea un total de 100 indicadores que cubren los 17 ODS. Asimismo, presenta las tendencias detectadas respecto a los ODS en la UE durante los últimos cinco años.

A continuación se exponen las principales conclusiones recogidas en el citado informe de seguimiento de los ODS realizado por Eurostat:

  • Durante los últimos cinco años los mayores progresos se han dado respecto a los objetivos de salud y bienestar (ODS 3), educación de calidad (ODS 4) y energía asequible y no contaminante (ODS 7).
  • También hubo avances en el seno de la UE en lo relativo a los objetivos de ciudades y comunidades sostenibles (ODS 11), producción y consumo responsables (ODS 12), igualdad de género (ODS 5), trabajo decente y crecimiento económico (ODS 8), Alianzas para lograr los objetivos (ODS 17), fin de la pobreza (ODS 1) y, en menor medida, vida de ecosistemas terrestres (ODS 15) y hambre cero (ODS 2).
  • Hay que anotar que el avance observado en el cumplimiento de un ODS dado no significa necesariamente que la UE esté en una situación satisfactoria respecto a dicho objetivo.
  • Por el contrario, la UE se distancia del cumplimiento de los objetivos de desarrollo sostenible en el caso del ODS 10: la reducción de las desigualdades. Según Eurostat, han continuado aumentando las desigualdades de renta dentro de los Estados Miembros de la UE, hecho que no es específico de los últimos cinco años sino que es observable desde el año 2005.
  • Dada la escasez de datos para algunos indicadores no ha sido posible calcular tendencias para los últimos cinco años en el caso de los cuatro ODS restantes: agua limpia y saneamiento (ODS 6), acción por el clima (ODS 13), vida submarina (ODS 14) y paz, justicia e instituciones sólidas (ODS 16).

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Fuente: Eurostat: Sustainable development in the European Union. Overview of progress towards the SDGs in an EU context, 2018.

Para más información:

Eurostat

El cumplimiento de los objetivos de desarrollo sostenible (2018)

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En 2015 la ONU puso en marcha un ambicioso proyecto: la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. Se trata de un plan de acción de alcance mundial, que se estructura en los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que han de alcanzarse durante los próximos quince años.

Para evaluar los progresos en la consecución de los 17 ODS, la Red de Soluciones para el Desarrollo Sostenible (SDSN) y Bertelsmann Stiftung han publicado un extenso informe que recoge los resultados obtenidos por los 156 países del planeta para los que se ha contado con datos para la elaboración del índice ODS.

El índice ODS es un indicador global de desarrollo sostenible que toma un valor que oscila entre 0, cuando el país se encuentra en la peor situación, y 100, cuando el país se sitúa en la mejor posición respeto al cumplimiento de los 17 ODS.

En su edición de 2018 el informe del índice ODS aporta conclusiones generales que resultan relevantes:

  1. Ningún país está en la senda de alcanzar todos los objetivos de desarrollo sostenible en 2030.
  2. Los países de renta alta, que lideran el ranking del índice ODS, se encuentran rezagados en el cumplimiento de objetivos medioambientales como los de producción y consumo sostenibles (ODS 12), acción contra el cambio climático (ODS 13) y conservación de la biodiversidad marina (ODS 14).
  3. Los países de renta baja, que ocupan los puestos bajos del ranking del índice ODS, aunque han realizado avances significativos, aún presentan altas tasas de pobreza y grandes carencias de dotación de infraestructuras y servicios básicos (ODS 1-8).

En 2018 los países que presentan un mayor valor del índice de los ODS son Suecia (85,0), Dinamarca (84,6) y Finlandia (83,0). Les siguen otros países también de alta renta per cápita y del continente europeo: Alemania (82,3), Francia (81,2), Noruega (81,2), Suiza (80,1), Eslovenia (80,0), Austria (80,0) e Islandia (79,7)

25 países mayor ODS

En el otro extremo, cierran el ranking del índice ODS tres países del continente africano: República Centroafricana (37,7), Chad (42,8) y la República Democrática del Congo (43,4). Les siguen otros países también de baja renta per cápita, como son Madagascar (45,6), Yemen (45,7), Afganistán (46,2), Nigeria (47,5), Liberia (48,3), Níger (48,5) y Benín (49,0).

25 países menor ODS

Finalmente, en el amplio grupo de más de 100 países, comprendido entre los 25 con mayor índice ODS y los 25 con menor, cabe mencionar, dado su peso económico y/o demográfico, a Estados Unidos (en la posición 35), China (54), Federación Rusa (63) e India (112).

Para más información:

2018 SDG Index and Dashboards

¿Qué mide el Índice del Planeta Feliz?

10. R. B. Sta. Elena

El Índice del Planeta Feliz (IPF), elaborado por New Economics Foundation, persigue evaluar el nivel de bienestar sostenible global que presentan los países. Se postula como una medida alternativa al crecimiento del Producto Interior Bruto, ya que este objetivo, tan presente en la agenda de la mayoría de los gobiernos, adolece de serias carencias: no garantiza una vida mejor para todos; no refleja las desigualdades materiales; no valora correctamente aspectos importantes para las personas como son las relaciones sociales, la salud o el tiempo de ocio y, finalmente, ignora los límites físicos del planeta Tierra.

El IPF, como indicador del bienestar sostenible global de los países, se construye a partir de la combinación de cuatro elementos básicos que permiten conocer en qué medida los ciudadanos están usando de forma eficiente los recursos medioambientales para llevar una vida feliz y duradera. Son los siguientes:

Bienestar. El grado de satisfacción que sienten los ciudadanos con su vida.

Esperanza de vida. El número medio esperado de años de vida por habitante.

Desigualdad. Las desigualdades entre la gente de un país en términos de esperanza de vida y grado de bienestar.

Huella ecológica. El impacto medio que cada ciudadano produce sobre el medio ambiente.

Tenderán a tener los IPF más altos aquellos países en los que sus ciudadanos declaran tener un mayor grado de bienestar, en los que la esperanza de vida es mayor, en los que existen menos desigualdades y donde la huella ecológica por habitante es inferior.

Los resultados correspondientes al informe del año 2016, relativos a un total de 140 países del mundo para los se obtuvieron datos, reflejan una significativa diferencia entre el IPF más alto (44,7) y el más bajo (12,8).

En la primera posición se sitúa Costa Rica, que presenta un valor del IPF de 44,7. Con un nivel de bienestar y una esperanza de vida relativamente altos, que superan incluso a los de algunas naciones «ricas», y una huella ecológica per cápita menor, Costa Rica ha conseguido mantener su destacada posición a lo largo del tiempo.

A continuación se encuentran como países con mayor Índice del Planeta Feliz los siguientes: México (40,7), Colombia (40,7), Vanuatu (40,6), Vietnam (40,3), Panamá (39,5), Nicaragua (38,7), Bangladesh (38,4), Tailandia (37,3) y Ecuador (37,0).

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En el otro extremo se encuentran como países con los menores valores del IPF los siguientes: Chad (12,8), Luxemburgo (13,2), Togo (13,2), Benín (13,4), Mongolia (14,3), Costa de Marfil (14,4), Turkmenistán (14,6), Sierra Leona (15,3), Suazilandia (15,5) y Burundi (15,6).

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Finalmente, es de destacar que países desarrollados como Reino Unido (puesto 34), Finlandia (37), Nueva Zelanda (38), Francia (44), Japón (58), Suecia (61) y Estados Unidos (108) se encuentren alejados de las primeras posiciones del Índice del Planeta Feliz. En todos ellos los valores relativos al componente de huella ecológica per cápita resultaron ser significativamente altos  (entre 4,9 y 8,2).

Para más información:

happyplanetindex.org

Happy Planet Index 2016. Methods Paper

La economía según Henry D. Thoreau

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Para el escritor naturalista Henry D. Thoreau (1817-1862) la naturaleza llegó a ser la savia de su vida. Decepcionado por el devenir del mundo moderno se refugia durante más de dos años en la cabaña que construyó junto a la orilla de la laguna Walden, en Concord.

Fruto de esa vida asceta escribió su celebre obra «Walden o la vida en los bosques». Este libro, que se convierte en el diario informal de un periodo trascendental de su existencia, queda estructurado en dieciocho capítulos, el primero de los cuales Thoreau lo titula «Economía». Porque, como escribió en esas primeras páginas:

«La economía es un tema que puede ser tratado con ligereza, pero no puede ignorarse».

De la lectura detenida de ese primer capítulo de Walden, pueden extraerse algunas ideas principales sobre lo que, según Thoreau, es y debiera ser la economía.

Economía del vivir.

Thoreau aboga por una economía que centre su atención en la vida real, en resolver los problemas de la gente. Por eso lamentaba el academicismo económico que se enseña en los colleges, encerrado en el mundo de las ideas y alejado de la realidad cotidiana.

«Hasta el estudiante pobre estudia y le es enseñado sólo economía política, mientras que esa economía del vivir, que es sinónimo de filosofía, ni siquiera es profesada sinceramente en nuestros colleges. Y la consecuencia es que, mientras que aquél lee a Adam Smith, a Ricardo y a Say, hace que su padre se endeude irremediablemente».

Al igual que los colleges con su teórico método de enseñanza de la economía, otras «mejoras modernas» lo que realmente generan es mucha ilusión y poco progreso auténtico.

«Nuestros inventos suelen ser juguetes bonitos que distraen nuestra atención de cosas más serias».

Bienes materiales.

Thoreau promulga una economía sencilla, orientada a las satisfacción de las necesidades básicas. La economía debería atender fundamentalmente lo que es «necesario para la vida».

Para muchos seres vivos sólo existen dos cosas que son verdaderamente necesarias: la comida y el refugio, como es el caso del bisonte de la pradera que busca la hierba y el agua para alimentarse y el bosque para cobijarse.

Por lo que respecta a las necesidades del hombre, Thoreau expone:

«En cuanto al hombre, en estas latitudes pueden ser distribuidas en los siguientes apartados: Alimento, Habitación, Vestimenta y Calor, pues a menos que nos hayamos provisto de éstos no estamos preparados para abordar con libertad y probabilidades de éxito los verdaderos problemas de la vida».

De acuerdo con sus vivencias personales, a estos bienes esenciales Thoreau añade otros:

«Mi propia experiencia me hace ver que ahora, en este país, algunas cosas: un cuchillo, un hacha, una azada, una carretilla, etc., y para el estudioso una lámpara, recado de escribir y acceso a algunos libros cuentan junto a lo necesario y pueden ser obtenidos a precio irrisorio».

Bienes inmateriales.

Según Thoreau ir mucho más allá en la posesión de bienes materiales provoca el aumento de los problemas de la vida y el alejamiento de la elevación humana. La abundancia de bienes materiales superfluos «enerva y destruye las naciones».

«La mayoría de lujos y muchas de las llamadas comodidades de la vida no sólo no son indispensables, sino obstáculo cierto para la elevación de la humanidad».

Satisfechas las necesidades básicas para la vida, en lugar de perseguir la obtención de bienes superfluos, tenemos una alternativa: «aventurarse en la vida»

La vida de los sabios y antiguos filósofos chinos, hindúes, persas y griegos nos ha enseñado que, a pesar de su pobreza externa, lo importante es la riqueza interna.

«La tierra se revela apropiada para la semilla puesto que ésta ha proyectado su raicilla hacia abajo y puede elevar ahora su tallo con confianza. ¿Para qué ha enraizado el hombre tan firmemente en la tierra, si no para elevarse hacia los cielos en igual medida?»

Dinero.

También dedicó algunas palabras, como no podía ser de otra forma, a un elemento crucial de la economía: el dinero.

«Eso de dedicar la mejor parte de la vida a ganar dinero con objeto de disfrutar de una libertad cuestionable durante la peor parte de aquélla me recuerda a aquel inglés que se fue a la India a hacer fortuna para luego poder regresar a Inglaterra y vivir una vida de poeta».

Tiempo.

La «economía de Thoreau» nos obliga a hacernos el siguiente planteamiento: ¿y si en lugar de maximizar la posesión de dinero nos ponemos como objetivo maximizar el buen uso del tiempo?

«En cualquier circunstancia, de noche o de día, siempre he tenido ansias de mejorar el momento y de hacerlo plenamente mío; de detenerme en la encrucijada de dos eternidades, el pasado y el futuro, que es precisamente el presente, y vivirlo al máximo».

Trabajo.

Sobre el trabajo dos ideas principales pueden extraerse de las reflexiones de Thoreau.

En primer lugar, se cuestiona el verdadero valor que la sociedad moderna le da al trabajo:

«La mayoría de los hombres, incluso en este país relativamente libre, se afanan tanto por los puros artificios e innecesarias labores de la vida, que no les queda tiempo para cosechar sus mejores frutos. De tanto trabajar, los dedos se les han vuelto torpes y demasiado temblorosos. Realmente, el jornalero carece día tras día de respiro que dedicar a su integridad; no puede permitirse el lujo de trabar relación con los demás porque su trabajo se depreciaría en el mercado. No le cabe otra cosa que convertirse en máquina».

En segundo lugar, postula no seguir ciegamente el principio de la división del trabajo. Thoreau se pregunta cuáles son los límites y el objeto de la división del trabajo. Es partidario de no rendirse totalmente a este principio y, en su lugar, practicar «el arte de vivir».

Thoreau, que durante su estancia en Walden fue agrimensor, carpintero y jornalero diverso, encontró el goce y la motivación en lo que hacía.

«¿Cederemos siempre al carpintero el placer de construir?»

Equidad.

Gran observador del mundo que le rodea, Thoreau es testigo de las desigualdades sociales y de la pobreza que sufre buena parte de sus conciudadanos.

«…me basta con contemplar las chabolas que por doquier se alinean a lo largo del tendido férreo, ese último logro de nuestra civilización; otro tanto cabría decir ante la imagen que con ocasión de mis paseos cotidianos ofrecen a mis ojos tantos seres humanos hacinados en lóbregos cuchitriles, con la puerta abierta durante todo el invierno en ansiosa búsqueda de luz, sin provisión de leña a la vista o siquiera imaginable, donde jóvenes y viejos muestran el cuerpo contraído por el hábito de encogerse ante el frío y la miseria, y los miembros achatados de tanta y tanta escasez. En verdad que es de justicia el reparar en esa clase de hombres a cuyo trabajo se deben los logros que distinguen esta generación».

Fue sensible a la situación de escasez y  pobreza de su comunidad, que paradójicamente coexistía con los adelantos más modernos de la civilización.

«Mientras que la civilización ha ido mejorando nuestro hábitat, no ha hecho igual con los hombres que han de poblarlo».

Bondad.

Thoreau, que confiesa que ha hecho poco en materia de filantropía, define una idea de bondad que difiere del tipo de caridad que los hombres practican con frecuencia en la sociedad.

Su propuesta es hacer el bien «sin especial intención», de forma sincera, no corrompida, asegurándonos de que se presta al pobre la ayuda que verdaderamente necesita.

«Hay mil podando las ramas del mal por cada uno que se dedica a erradicarlo; y aun es posible que quien más tiempo y dinero vuelca en los necesitados sea quien por su modo de vida contribuye a la miseria que trata en vano de socorrer».

Entregarnos a la bondad en su completitud:

«Quiero la flor y el fruto del hombre, que algo de su fragancia me sea impartida y que su madurez arome nuestras relaciones. Su bondad no debe ser parcial y transitoria sino un desbordamiento constante que nada le cueste y en el que no repare».

Soberanía alimentaria.

Su vida retirada en la cabaña que se construyó en Walden lo llevó a practicar la soberanía alimentaria. Empezando por «el antiguo e indispensable arte de hacer pan» llegó a proveerse de su comida evitando todo tipo de comercio.

«Cualquier habitante de Nueva Inglaterra puede cosechar fácilmente todos los ingredientes de su pan en ese país de centeno y maíz, y así, no depender de mercados remotos y fluctuantes. Pero nos hemos alejado tanto de la sencillez y de la autonomía, que en Concord rara vez se encuentra maíz dulce fresco, ni en forma de harina, ni molido, ni como papilla ni en forma aun más basta, pues contados son los que saben de su utilidad. Los más de los granjeros se lo dan al ganado, adquieren en el comercio harina de trigo que no siendo más saludable que aquél les resulta mucho más cara. Yo vi que podía obtener fácilmente uno o dos bushels de centeno y maíz, pues el primero crecerá en la tierra más pobre y el segundo no reclama la mejor, y que podía molerlos en un molinillo de mano y pasarme sin arroz ni cerdos, y si necesitaba algún endulzante concentrado, la experiencia me ha demostrado que podía obtener una excelente melaza de calabaza o remolacha cuando no de unos pocos arces, que me lo darían más fácilmente aún, y mientras crecían, de varios sustitutos que no he nombrado».

Naturaleza.

La economía sencilla que defiende Thoreau está en armonía con la Naturaleza; no despilfarra recursos a la vez que aprovecha de ella sus valiosos y gratuitos beneficios.

«Subrayaré, por cierto, que las cortinas me salen gratis, pues no tengo ningún curioso que evitar, fuera del sol y la luna, y me agrada que éstos me observen. La luna no agriará mi leche ni manchará mi carne, ni el sol dañará mis muebles ni decolorará mi alfombra; y si alguna vez resulta un amigo en exceso caluroso, me parece mejor economía retirarme tras de una cortina suministrada por la Naturaleza que el añadir un solo detalle más al interior de mi casa».

En definitiva, Henty D. Thoreau, en Walden, nos propone una economía sencilla, sostenible, vital, solidaria, buena, autónoma, libre y sabia.

Para leer más:

Henry D. Thoreau (1854): Walden o la vida en los bosques.

El arte y la naturaleza según César Manrique

Mirador de La Peña_2015.04.02: El Hierro

César Manrique (1919-1992) fue pintor, arquitecto, escultor, urbanista…, pero  ante todo se consideraba artista. Su obra, en las diversas dimensiones del arte que abordó, encontró en la naturaleza su principal fuente de inspiración, como la del paisaje volcánico de Lanzarote, su isla natal.

Fruto de ese vínculo vital y artístico con la Naturaleza, pronunció estas palabras que muestran su reconocimiento y gratitud por el inestimable valor que posee:

“Mi gran maestra ha sido mi continuado asombro por la observación de la Naturaleza en donde nunca pude entender su gran secreto creativo. Mi asombro continúa cada vez con mayor intensidad, comprendiendo cada vez con mayor claridad de su infinita sabiduría”.

“Mi alegría de vivir y de crear continuamente me la ha dado el haber estudiado, contemplado y amado la gran sabiduría de la naturaleza”.

Devolver a la Naturaleza lo que la Naturaleza te ha dado, como artista y ser humano, constituyó uno de los principios de la obra de César Manrique. Su compromiso conservacionista quedó patente en los siguientes fragmentos:

“Ante el exterminio suicida de nuestro planeta, la intervención de los artistas en defensa de la conservación del medio se convierte en una cuestión urgente, de máxima responsabilidad, ya que es hora de traspasar las fronteras y ampliar los ambiguos límites del Arte”.

“El papel que juegan los artistas como portadores de la cultura con intervenciones de diseños totalizadores, para la programación de un nuevo concepto de vida, es con una mayor aproximación a la Naturaleza, creando obras emocionales y cautivadoras que levanten el alma, ya que tanta falta hace, ante la triste y devastadora panorámica de nuestro deteriorado mundo contemporáneo”.

“Creo sinceramente que el Arte tiene una misión más cósmica y totalizadora, puesto que los artistas tenemos la misión moral de aplicar el talento a la vida y al desarrollo de ésta.”

“Todos los artistas contemporáneos, si realmente son receptivos, tenemos la obligación moral de colocar todos los conocimientos del arte al servicio del freno, en lo posible, ante las barbaridades de todo tipo que se están llevando a cabo”.

«No se trata de parar el progreso, sino todo lo contrario. Pedimos que el progreso sea armónico. Más cualitativo y por tanto más productivo a la larga…»

 

Para leer más:

César Manrique (1988): Escrito en el fuego.