El respeto a los animales: una cita con Sebastião Salgado

Galápagos. Isla de S. Cristóbal

La sostenibilidad ambiental comprende, entre los diversos aspectos que la definen, la preservación de la vida animal. Las medidas gubernamentales para la conservación de las especies animales, en especial las que están en peligro de extinción, continúan siendo indispensables para mantener el equilibrio ecológico del planeta.

Nuestra actitud ante los animales, respetándolos con nuestras acciones diarias, también son importantes. Así nos lo expresa, por ejemplo, desde el ámbito de las artes, el reconocido fotógrafo brasileño Sebastião Salgado en sus Memorias, que llevan por título De mi tierra a la Tierra:

“Hasta Génesis solo había fotografiado una especie: la humana. Para este proyecto que he consagrado a la naturaleza intacta, a lo largo de los ocho años durante los que estuve viajando por todo el mundo, tuve que aprender a trabajar con otras especies. Desde el primer día del reportaje, gracias a la tortuga gigante, comprendí que para fotografiar un animal hay que amarlo, disfrutar mirando su belleza, su perfil. Hay que respetarlo, preservar su espacio, su bienestar al acercarme a él, en mi forma de mirarlo y de fotografiarlo. A partir de ahí, trabajé con los demás animales del mismo modo en que lo hago con nosotros, los humanos”.

Para leer más:

Sebastião Salgado: “De mi tierra a la Tierra”. La Fábrica, Madrid, 2014.

El consumo de materiales de la economía española (2008-2023)

_DSF6014

Circunscribir el análisis de una economía, como la española, a la evolución monetaria de su Producto Interior Bruto es, sin duda, un enfoque muy limitante. Entre otras razones porque se ocultan los fundamentos físicos (agua, energía, materiales…) que hacen posibles todos los procesos de producción, consumo y distribución de bienes y servicios que generan los diferentes agentes económicos.

La existencia de una Contabilidad Medioambiental es una valiosa herramienta para conocer con qué intensidad una economía emplea los recursos materiales que proceden del medio natural para el desarrollo de todas sus actividades. En el caso de España, como expresa el Instituto Nacional de Estadística (INE), la Cuenta de flujos de materiales «muestra los inputs físicos de materiales que entran en el sistema económico nacional y los outputs a otras economías o al medio natural», expresados en unidades físicas (toneladas).

Los datos disponibles para la economía de España nos dan luz sobre cómo ha evolucionado este país respecto al consumo y la extracción de materiales, así como a la intensidad o productividad de los recursos (ecoeficiencia) en términos de PIB.

A continuación se exponen los principales resultados obtenidos del análisis realizado de los datos disponibles correspondientes a los años 2008-2023, un periodo que ha estado marcado por la Gran Recesión y, más recientemente, por los efectos de la pandemia del COVID-19, la guerra en Ucrania y la crisis energética.

1. El consumo nacional de materiales, esto es, la cantidad total empleada directamente por la economía española, ascendió a 417,9 millones de toneladas (Mt) en 2023. Ello supone una reducción del 48,5% respecto al año 2008 (811,8 Mt). La mayor parte de esta reducción se ha producido durante los años 2008-2013 de la Gran Recesión, a la que sigue otra etapa de cierta recuperación y mayor estabilidad.

2. La economía española se vale como principal origen de su consumo de materiales la extracción nacional, que en el año 2023 ascendió a 344,1 Mt, es decir, el 82,4% del consumo total. Este porcentaje ha aumentado respecto al de 2008 (81,5%). El resto del consumo de materiales corresponde al balance comercial físico (importaciones menos exportaciones).

G_Consumo y Extracción_2008_2023

3. Respecto a la extracción nacional de materiales por tipos, destaca el protagonismo que toman los minerales no metálicos (piedra caliza, yeso, arenas, grava…), que en el año 2008 representaban el 78,3% del total. Como consecuencia del pinchazo de la burbuja inmobiliaria y el declive del sector de la construcción durante los años de la Gran Recesión, dicho peso llegó a reducirse hasta el 54,5% en 2013, para tomar posteriormente una senda de recuperación que llega hasta el año 2023 (62,0%).

En segundo lugar, se encuentra la extracción de biomasa (cereales, frutas, hortalizas, biomasa pastada…), cuya participación porcentual, en cambio, ha aumentado, desde el 19,8% en 2008 hasta el 31,2% en 2023.

A distancia se sitúan los minerales metálicos (cobre, zinc, estaño, plomo, níquel…), cuyo peso se ha incrementado, desde el 0,3% hasta el 6,8%, y los combustibles fósiles (hulla, antracita, petróleo, gas natural licuado…) que, por el contrario, han perdido importancia relativa, desde el 1,6% en 2008 al 0,03% en 2023.

Como puede observase en el siguiente gráfico, en términos absolutos la extracción de los distintos tipos de materiales ha mostrado también una evolución diferenciada.

G_Evolución extracción_2008-2023_tipos

Durante el periodo 2008-2023 la extracción nacional total de materiales se ha reducido de 662 Mt a 350 Mt, esto es, un descenso de 344 Mt (un -48,0%). Los minerales no metálicos, los materiales de mayor protagonismo, han sido los que han determinado dicha reducción, al haberse recortado su extracción en unas 304 Mt (un -58,8% en el conjunto del periodo 2008-2023). Este tipo de materiales llegó a tocar fondo en 2013, con una extracción de 172 Mt, si bien a partir de entonces ha tomado una senda ascendente hasta 2021, para a continuación moderase y situarse en 213 Mt en el último año de 2023 (dato avance).

Por el contrario, los minerales metálicos han visto aumentar su extracción en el conjunto del periodo, pasando de 2,0 Mt en 2008 a 23 Mt en 2023. La extracción de este tipo de materiales, por tanto, se ha multiplicado por 12 en dicho periodo.

La extracción de biomasa, por su parte, si bien se ha reducido desde las 131 Mt en 2008 hasta las 107 Mt 2023 (dato avance), ha mostrado durante el periodo diversos altibajos con una tendencia en general de estabilización, y de moderación en los dos últimos años.

Finalmente, la extracción de combustibles fósiles es la que ha experimentado la mayor reducción porcentual (-98,9%) en el periodo analizado, al descender desde 10,5 Mt en 2008 hasta 0,1 Mt en 2023.

4. Atendiendo al balance comercial físico de la economía española, es decir, el consumo de materiales que no se debe a la extracción sino a los flujos con el exterior, ascendió a 73,8 millones de toneladas en 2023. Esta cifra es el resultado de unas importaciones de materiales (249,2 Mt) que superan a las exportaciones (175,4 Mt).

Durante el periodo analizado dicho balance comercial físico ha sido siempre deficitario, No obstante, la economía española ha conseguido reducirlo desde los 150,2 Mt de 2008, como consecuencia de la diferente evolución mostrada por las importaciones, que han descendido un 9,6%, frente a las exportaciones de materiales, que han aumentado un 40,0% durante el periodo analizado.

5. Para evaluar la ecoeficiencia de una economía, se dispone, en primer lugar, del indicador de intensidad del Consumo Nacional de Materiales (CNM). De acuerdo con el INE, la economía española ha reducido la intensidad con la que consume materiales durante el periodo 2008-2023. Ha pasado de consumir 685,3 toneladas por cada millón de euros de producción en el año 2008 hasta las 318,2 en 2023. Dicha reducción, del 53,6%, se ha concentrado en los años 2008-2013. A partir de 2014 se presenta otro periodo en el que no termina aún de consolidarse una tendencia de mayor ecoeficiencia, hasta que en los dos últimos años se constata con mayor claridad dicha mejoría.

6. El indicador de intensidad del Input Directo de Materiales (IDM) constituye también una medida relevante para aproximarnos a evaluar la senda hacia la sostenibilidad de una economía. Este indicador de intensidad contabiliza la entrada directa de materiales en el sistema económico procedente del medio natural nacional y del resto del mundo, es decir, extracción nacional e importaciones, quedando expresado en términos de toneladas por millón de euros de PIB.

Así, para el periodo analizado se concluye que la intensidad del IDM de la economía española se ha reducido desde las 791,0 toneladas por millón euros de PIB en 2008 hasta las 451,7 en 2023.

Como ha sucedido con el consumo nacional de materiales, el periodo de crisis económica que irrumpió en 2008 ha ido acompañado de un proceso de menor intensidad del empleo de los materiales requeridos por la economía. En el caso del indicador de intensidad del IDM ha descendido un 42,9% durante el periodo 2008-2023, constatándose que a partir de 2013 no se observa una tendencia clara de ganancias de ecoeficiencia hasta que en los dos últimos años (2022-2023) ya se observan mejorías significativas.

7. Durante los años 2020 y 2021, marcados por los fuertes impactos de la pandemia del COVID-19, paralelamente a la brusca caída de la actividad económica se ha producido también un descenso significativo del consumo de materiales. Este «ahorro de materiales» fue proporcionalmente menor que la fuerte caída mostrada por el PIB, de modo que los dos indicadores de intensidad de materiales (CNM e IDM) repuntaron y superaron en 2020 y 2021 los valores registrados en 2019.

No obstante, los datos más recientes parecen confirmar que la economía española ha mostrado durante 2022-2023 un aumento de la ecoeficiencia que la sitúa en mejor posición que en el periodo previo a la crisis sanitaria.

G_Indic. intensidad_2008-2023

Para más información:

INE: Cuenta de flujos de materiales (2008-2023)

El parque de coches eléctricos en la Unión Europea (2013-2023)

_DSF7003

Una de las principales fuentes de contaminación atmosférica y calentamiento global del planeta reside en el sector del transporte. Para hacer frente a este serio problema medioambiental y de salud la Unión Europea cuenta desde 2011 con la Hoja de ruta hacia un espacio único europeo de transporte: por una política de transportes competitiva y sostenible, conocido como Libro Blanco del transporte.

En su estrategia el Libro Blanco establece diez objetivos cuantificados para alcanzar «un sistema de transporte competitivo y sostenible», entre los que se encuentra el siguiente:

«Reducir a la mitad el uso de automóviles de «propulsión convencional» en el transporte urbano para 2030; eliminarlos progresivamente en las ciudades para 2050; lograr que la logística urbana de los principales centros urbanos en 2030 esté fundamentalmente libre de emisiones de CO2″.

Posteriormente, en diciembre de 2019 la Comisión Europea puso en marcha el Pacto Verde Europeo, un ambicioso proyecto que pretende alcanzar la neutralidad climática en la Unión antes del año 2050. Ello exige un amplio paquete de medidas que deben adoptar los Estados miembros, entre ellas las que afectan al sector de transporte. En este ámbito, la Estrategia de movilidad urbana y sostenible (2020) establece entre sus objetivos que “de aquí a 2030 al menos treinta millones de vehículos de emisión cero circularán por las carreteras europeas”. Además, para 2050 el objetivo marcado se eleva para perseguir que “prácticamente todos los automóviles, furgonetas, autobuses y los nuevos vehículos pesados serán de emisión cero”.

De esta forma la política común de transportes aboga por la progresiva implantación de los vehículos eléctricos en detrimento de los automóviles de propulsión convencional. Sin embargo, los avances alcanzados hasta la fecha se presentan claramente escasos.

Según Eurostat, en 2023 se contabilizó en la UE-27 un total de casi 4,5 millones coches eléctricos de pasajeros, constatándose desde una perspectiva temporal que el parque de estos vehículos ha seguido una senda de crecimiento continuado, desde los apenas 50.278 registrados en 2013.

G_UE_2013_2023

Durante este periodo 2013-2023, el crecimiento medio anual de coches eléctricos ha sido superior al registrado por el parque total de coches de pasajeros, de modo que ha aumentado su porcentaje de participación. Sin embargo, hay que resaltar que el número de este tipo de coches «sostenibles o menos contaminantes» tan sólo representa un 1,7% del total de coches de pasajeros en 2023, un porcentaje ciertamente exiguo que contrasta con los objetivos marcados por la Comisión Europea.

En un análisis por países se detectan diferencias relevantes respecto a la implantación de coches eléctricos, no existiendo ningún Estado miembro de la UE que registre un porcentaje de participación de estos vehículos superior al 8%.

En términos absolutos, en 2023 los mayores parques de coches eléctricos se encuentran en Alemania (1.408.681 vehículos), Francia (916.082) y Países Bajos (442.409), que concentran el 62% de parque total de estos vehículos de la Unión. Por el contrario, se registran los menores parques de coches eléctricos en países como Chipre, Malta, Estonia, Letonia, Croacia y Eslovaquia.

En términos relativos, los países que presentan las mayores ratios de vehículos eléctricos sobre el parque total de coches de pasajeros en 2023 son los siguientes: Dinamarca (7,1%), Suecia (5,9%), Luxemburgo (5,1%) y Países Bajos (5,0%).

G_UE_Países_2023

Para más información:

Eurostat

Comisión Europea: Libro Blanco del transporte, 2011.

Comisión Europea: Estrategia de movilidad sostenible e inteligente: encauzar el transporte europeo de cara al futuro, 2020.

El parque automovilístico de la Unión Europea (2012-2023)

Son incuestionables los diversos impactos (o «externalidades negativas» que diría la economía neoclásica) que acarrea el uso del coche privado: contaminación atmosférica, calentamiento global del planeta, congestión, accidentes de tráfico, deterioro de la salud física y mental, contaminación acústica, dependencia de combustibles fósiles, extracción de materiales, ocupación de suelo, generación de residuos, etc., cuyos costes medioambientales y sociales no han sido aún valorados en su justa medida.

Para hacer frente a la insostenibilidad del transporte la Unión Europea aprobó en 2011 la Hoja de ruta hacia un espacio único europeo de transporte: por una política de transportes competitiva y sostenible, conocido como Libro Blanco del transporte.

Como expresa este documento estratégico, es clave afrontar la gran dependencia actual del petróleo y sus derivados en el sector del transporte y transitar hacia una economía descarbonizada. Se hace necesario fomentar la movilidad sostenible, como ir a pie o en bicicleta, además de dar un mayor impulso al transporte público no contaminante.

Asimismo, la estrategia del Libro Blanco establece entre sus objetivos que el uso de los automóviles de propulsión convencional en el transporte urbano habrá de verse reducido en un 50% en el año 2030, antes de su eliminación total en las ciudades en 2050.

Sin embargo, según los datos disponibles de Eurostat, el parque automovilístico no ha hecho más que crecer dentro de los límites físicos de los 4,2 millones de km2 de la UE-27.

Centrándonos en los coches de pasajeros, que son el tipo de vehículos de mayor uso, su número no ha abandonado la senda del continuo crecimiento. Si en 2012 existía un total de 219,5 millones de turismos, en 2023 el parque de estos vehículos ascendió a 256,5 millones, es decir, se ha producido un incremento acumulado del 16,9% en dicho periodo. En otras palabras: el parque de coches ha aumentado ininterrumpidamente cada año a un ritmo promedio del 1,4% desde 2012 en la Unión Europea.

Asimismo, hay que anotar que, paralelamente, no se ha llevado a cabo la deseada implantación de coches eléctricos que facilite la eliminación de los coches convencionales dependientes de los combustibles fósiles. En 2023 el parque de coches eléctricos se cuantifica en sólo 4,5 millones de unidades, es decir, apenas el 1,7% del parque total de turismos de la UE-27.

La presión que genera el crecimiento del parque automovilístico es palpable tanto en términos demográficos como territoriales.

En el primer caso, se constata que durante el último decenio el crecimiento del parque de coches de pasajeros ha sido superior al experimentado por la población en el seno de la Unión. Como se observa en el siguiente gráfico, si tomamos como base de referencia el año 2012, el parque de turismos presenta en el año 2023 un valor índice de 116,9, que supera el 101,9 registrado por la población.

Si empleamos la ratio de número de coches de pasajeros por 1.000 habitantes, se concluye que su tendencia ascendente ha sido imparable hasta la actualidad. Para el conjunto de la UE dicho indicador ha aumentado desde los 490 coches por 1.000 habitantes en 2012 hasta los 571 en 2023.

En el segundo caso, una primera evaluación de la presión del parque de coches sobre el territorio de la UE nos arroja que el número de coches por km2 se ha incrementado de 52 a 61 entre 2012 y 2023.

Descendiendo a un análisis por países, en el año 2023 los países de la UE con mayor número de coches de pasajeros son Alemania (49,1 millones), Italia (40,9 mill.), Francia (39,5 mill.), España (26,8 mill.) y Polonia (22,0 mill.) Estos cinco países concentran, por tanto, el 70% del total de coches de la UE.

Desde una perspectiva temporal, durante el periodo 2012-2023 en todos los países de la UE se ha incrementado el parque automovilístico de turismos, a excepción de Lituania, donde se ha reducido un 6,0%.

En términos relativos, la ratio de número de coches de pasajeros por 1.000 habitantes revela diferencias entre países. Los mayores valores se alcanzan en Italia (694), Luxemburgo (675), Chipre (665), Finlandia (664) y Estonia (630), que superan holgadamente la media de la UE (571). Por el contrario, los menores parques de coches de pasajeros por 1.000 habitantes se registran en Letonia (418), Rumanía (425), Hungría (435), Irlanda (453) y Bulgaria (466).

Para más información:

Eurostat

Comisión Europea: Libro Blanco del transporte, 2011

El consumo de agua en España (2000-2022)

_1190419

Desde hace ya varias décadas los científicos nos vienen advirtiendo de que con el calentamiento global de la Tierra la disponibilidad de recursos hídricos se está convirtiendo en un problema creciente en cada vez más países del mundo. Esta nueva realidad nos demanda que hagamos un uso más eficiente y responsable del agua, recurso imprescindible para la vida.

En el contexto europeo, España es un país que no es ajeno al estrés hídrico. Por ello es de especial interés analizar cómo se está distribuyendo y consumiendo el agua, teniendo en cuenta que, según el Instituto Nacional de Estadística (INE), del total de agua captada para el consumo en el año 2022 el 66,4% provino de aguas superficiales, el 24,3% fue de origen subterráneo y el 9,3% restante procedió de otro tipo de aguas (desaladas del mar o salobres).

Las estadísticas que elabora el INE nos permiten también conocer la evolución del consumo del agua suministrada a la red de abastecimiento público desde el año 2000.

Así, durante el periodo de 2000-2022 en España el volumen de agua suministrada a la red de abastecimiento público ha seguido, en general, una tendencia descendente, desde los 4.782 hectómetros cúbicos consumidos en 2000 hasta los 4.252 en 2022, esto es, una reducción del 11,1%. No obstante, como se observa en la siguiente gráfica, el consumo hídrico ha pasado por etapas bien diferenciadas según el ciclo económico. En un primer periodo (2000-2007), de expansión económica, se ha tendido a un mayor consumo de agua, llegando a casi alcanzar los 5.000 hm³. Posteriormente, en una segunda fase (2008-2018), cuando la economía atraviesa años marcados por las consecuencias de la llamada Gran Recesión, el consumo de agua se modera en España de forma continuada hasta registrar su mínimo en 2018. Finalmente, durante el periodo comprendido por las dos últimas encuestas, se inicia una nueva senda ligeramente ascendente en el consumo de agua, anotándose crecimientos del 0,2% tanto en 2020 como en 2022.

G_Consumo total de agua_2000_2022

Cuando evaluamos la eficiencia en el uso del agua hay que enfatizar que una parte importante del agua suministrada a la red de abastecimiento siguen siendo pérdidas. En España, según el INE, en 2022 se perdió un total de 695 hm³ de agua a causa de fugas, roturas y averías, cifra que repunta un 6,7% respecto a la de 2020. En términos relativos, dichas pérdidas reales de agua representan un significativo 16,3% del total de agua suministrada a la red en 2022, porcentaje que supera el registrado en el año 2007, que se cifró en 15,9%. 

G_Pérdidas de agua_2007_2022

Si descontamos al volumen total de agua suministrada a la red dichas pérdidas reales (por fugas, roturas y averías) más las pérdidas aparentes (volúmenes de agua no medidos), se concluye que el total de agua registrada y distribuida ascendió a 3.152 hm³ en 2022, es decir, un 16,7% menos que en el año 2000.

Otro punto de especial interés es conocer cuáles son los consumidores finales del agua registrada y cómo han evolucionado sus consumos. De acuerdo con los datos del INE, el agua registrada en España tiene como principal usuario los hogares, cuyo consumo concentró el 69,7% del total en 2022. Le siguen, a continuación, la industria, con el 11,8% del total de agua registrada; los consumos municipales (9,1%); los usos turísticos y recreativos (4,2%); otros servicios (comercio, transporte, oficinas…), con el 3,9%; la agricultura y ganadería (0,9%) y la construcción (0,4%). En comparación con 2006, han ganado peso en el consumo total de agua registrada dos grupos de usuarios: los hogares y los usos turísticos y recreativos.

C_Agua por usuarios_2022

Desde una perspectiva temporal, durante periodo 2006-2022 el volumen de agua consumida por los hogares se ha reducido un 15,4% (descenso inferior a la media). También han visto disminuir su consumo de agua durante dichos años los siguientes sectores: construcción (-74,0%), agricultura y ganadería (-48,3%), otros servicios (-37,2%), industria (-22,9%) y consumos municipales (-25,1%). Finalmente, es significativo destacar también que la actividad económica de usos turísticos y recreativos ha sido la única que ha incrementado el consumo de agua durante los años 2006-2022, en concreto un 5,5%.

Para más información:

INE: Estadística sobre el suministro y saneamiento del agua.

El reciclaje en la Unión Europea (2000-2022)

_DSF0066

Uno de los principales frentes de las políticas medioambientales es la gestión de los residuos producidos por la actividad humana.

Para alcanzar una buena gestión de residuos se ha de tener presente la aplicación del conocido principio de las 3R que prioriza la reducción a la reutilización y el reciclaje.

No siempre es posible evitar la generación de los residuos procedentes de nuestras actividades de producción y consumo, ni tampoco promover su reutilización directa. En estos casos, la respuesta de gestión ha de centrarse en promover el reciclaje de los residuos, antes que destinarlos a la incineración o depositarlos en vertederos.

En el marco de la Unión Europea, durante los últimos años la política medioambiental enfocada en la maximización del reciclaje ha perseguido su consolidación. Ello conlleva fomentar, entre otros objetivos cuantificables, que todos los países de la Unión alcancen altas tasas de reciclaje de residuos municipales.

Dicho indicador queda definido, según Eurostat, como el porcentaje de residuos municipales generados por los hogares y por fuentes de residuos similares (comercio, oficinas e instituciones públicas) sobre el total de residuos generados. El reciclaje de este tipo de residuos comprende el reciclaje de materiales, el compostaje y la digestión anaeróbica.

Para evaluar los resultados obtenidos por la política comunitaria de reciclaje, se dispone de la estadística que anualmente publica Eurostat en el ámbito de los residuos. Así, de acuerdo con el organismo europeo, durante el periodo 2000-2022, la tasa de reciclaje de residuos municipales de la UE-27 ha mostrado de forma continuada una senda, en general, ascendente.

En el año 2000 se reciclaba el 27,3% de los residuos municipales generados en el conjunto de la Unión. Más de dos décadas después, en el año 2022 dicha tasa de reciclaje asciende a 48,6%, como se observa en el siguiente gráfico.

G_UE27_Reciclaje_2000-2022

Nótese, no obstante, que en el último año 2022 la tasa de reciclaje ha retrocedido (-1,2 puntos porcentuales) respecto al año anterior, contrastando con el aumento registrado en 2021 (+1,1 puntos porcentuales). En todo caso, hay que advertir de que estos últimos resultados son datos estimativos y aún no definitivos.

Siendo notable el progreso alcanzado en materia de reciclaje, los resultados obtenidos hasta la fecha no son del todo satisfactorios dados los más que probables incumplimientos de las metas fijadas. La Directiva Marco de Residuos de la Unión Europea establece expresamente como objetivos a alcanzar por todos los Estados miembros tasas de reciclaje de residuos municipales del 50% para 2020 y del 55% para 2025.

En un análisis por países se detectan diferencias muy marcadas de la tasa de reciclaje en el seno de la Unión.

De los 27 Estados de la UE, nueve superaron en 2022 la tasa media comunitaria (48,6%). La tasa de reciclaje más elevada la sigue ostentando, como en años anteriores, Alemania (69,1%). A continuación se encuentran Eslovenia (62,6%), Austria (62,5%), Países Bajos (57,5%), Luxemburgo (54,6%), Bélgica (52,7%), Dinamarca (52,3%), Italia (51,9%) y Eslovaquia (49,5%).

Por el contrario, los países europeos que presentan en 2022 las tasas de reciclaje más bajas son Rumanía (12,1%), Malta (12,2%), Chipre (14,8%) y Grecia (17,5%).

G_Países_Reciclaje_2022

Hay que significar, asimismo, los notables progresos que han logrado algunos países europeos durante los últimos años. En el transcurso del periodo 2000-2022 cabe destacar los mayores avances relativos alcanzados por países como Eslovenia, cuya tasa de reciclaje de residuos municipales ha aumentado desde el 6,0% en 2000 hasta el 62,6% en 2022 (la segunda más alta de la UE-27), y Lituania (desde el 0,0% al 48,4%). En el otro extremo, Austria ha visto retroceder en 0,9 puntos su tasa de reciclaje respecto al año 2000, si bien sigue ostentando una de las tasas más altas.

Para más información:

Eurostat

La generación de residuos municipales en la Unión Europea (1995-2022)

_DSF4319

La generación de residuos es uno de los principales problemas medioambientales a los que se enfrenta nuestra sociedad. Son múltiples los impactos que producen sobre los ecosistemas, en especial cuando no son objeto de una adecuada gestión. Además, conlleva, como es el caso, por ejemplo, de los envases y embalajes, la utilización de materiales y recursos naturales, que en muchos casos podrían haberse evitado, y el empleo de significativos recursos económicos para su correcto tratamiento posterior.

Por lo tanto, para avanzar en la senda del desarrollo sostenible, en materia de residuos es prioritario, incluso antes que la reutilización y el reciclaje, procurar su no generación y, en todo caso, su minimización.

Son muy diversos los tipos de residuos que se generan tanto en la producción como el consumo de bienes y servicios por parte de los distintos agentes. Entre ellos se encuentran los denominados residuos municipales, que son los generados por los hogares y otras fuentes de residuos similares (comercio, oficinas e instituciones públicas) cuya recogida compete a las autoridades locales.

El objetivo de hacer sostenible la producción y el consumo (ODS 12 de la Agenda 2030) exige un esfuerzo por parte de todos los agentes económicos para generar la menor cantidad posible de residuos. Si queremos conocer si la sociedad transita por la senda de la sostenibilidad, es de especial interés, entre otros aspectos, realizar evaluaciones periódicas de la evolución que sigue la generación de residuos.

En el contexto europeo, para evaluar los progresos de los países de la Unión Europea (UE-27) en materia de generación de residuos municipales se dispone de los datos que publica  Eurostat. De acuerdo con dicho organismo estadístico, en el año 2022 se generó un total de 229 millones de toneladas de residuos municipales en la UE. Esta cantidad supone sólo una parte del total residuos generados en sus diferentes tipos en la UE, pero nos aporta señales sobre si nuestros modos de producción y consumo se encaminan o alejan de la sostenibilidad.

Desde una aproximación temporal, una primera conclusión general que nos revela el análisis de los datos es que la generación de residuos municipales ha seguido una tendencia creciente desde 1995. Durante el periodo 1995-2022 la generación de residuos municipales en la UE ha aumentado un 16%, al pasar de 198 a 229 millones de toneladas.

Como se observa en el siguiente gráfico, la generación total de residuos municipales en la UE ha estado afectada por el ciclo económico. En épocas como la de la Gran Recesión (2008-2014) la caída de la producción y el consumo ha comportado una menor generación de residuos domésticos. No obstante, una vez que la economía entra en una fase de recuperación, a partir de 2015 la generación de residuos vuelve a tomar una senda claramente creciente que prosigue hasta hoy. Es de destacar asimismo que incluso en el año 2020, especialmente afectado por los impactos sobre la economía de la crisis de la pandemia del COVID-19, la producción de residuos continúo aumentando. Sólo en el último añ0 2022 se aprecia una ligera disminución anual del -3,4%.

G_residuos UE_total_1995-2022

Si analizamos la generación de residuos en términos relativos, esto es, en kilogramos de residuos generados por persona, se constata una evolución similar. En promedio un ciudadano comunitario generaba en el año 1995 un total de 467 kilogramos de residuos municipales. Más de cinco lustros después, el valor de dicha ratio se ha incrementado, si bien con altibajos, hasta cifrarse en 513 kg per cápita en 2022. Por lo tanto, los datos indican que los patrones de producción y consumo siguen sin reorientarse hacia la sostenibilidad, a pesar del descenso puntual del último año 2022.

G_residuos UE_per cápita_1995-2022

En un análisis más detallado por países, se encuentran notables diferencias en el seno de la UE-27. En términos absolutos, los países que generan más residuos domésticos son Alemania (con el 22% del total de la UE), Francia (16%), Italia (13%) y España (10%). Estos cuatro países concentran, por tanto, el 60% del total frente al 40% restante que es generado por los otros 23 países miembros de la Unión.

Si consideramos la ratio de kilogramos de residuos generados por persona, las divergencias entre países son muy marcadas. En el año 2022 el país con más generación de residuos casi triplicó la cifra del que menos.

Así, con un promedio de 513 kilogramos per cápita de la UE en 2022, los Estados miembros con mayores ratios fueron Austria (835), Dinamarca (787), Luxemburgo (721), Bélgica (677) y Chipre (646). Por el contrario, los Estados con menos residuos municipales generados per cápita fueron Rumanía (301), Polonia (364), Estonia (373), Suecia (395) y Hungría (406).

G_residuos UE_Países_2022

Para más información:

Eurostat

España y el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (2024)

España_ODS_resumen_2024

Fuente: SDSN: Sustainable Development Report 2024.

En 2015 Naciones Unidas puso en marcha la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. Para conocer su grado de cumplimiento, se ha construido el índice ODS que permite evaluar los progresos en la consecución de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que van alcanzando los países del planeta.

En su edición de 2024 el Informe Sustainable Development Report 2024 de Sustainable Development Solutions Network (SDSN) nos revela que, de un total de 167 países del mundo para los que se ha contado con datos suficientes, España toma la posición 14 en términos de cumplimiento global de los Objetivos de Desarrollo Sostenible establecidos en la Agenda 2030. Para dicho año 2024 el valor del índice ODS de España se cifra en 80,7 sobre un máximo de 100. Respecto al año anterior España mejora en dos posiciones dentro del ranking mundial y su índice aumenta levemente (tres décimas).

A partir de un análisis más pormenorizado del valor del índice ODS global que toma España en 2024, se detecta que el grado de cumplimiento de los 17 Objetivos presenta una evolución muy dispar.

En primer lugar, se observa que España se sitúa entre los 25 países del planeta con mayor puntuación en 5 de los 17 ODS. Los mejores resultados relativos, en un contexto mundial, los alcanza España en los siguientes ODS:

  • Salud y bienestar (ODS3), objetivo para el que se encuentra en el puesto número 12, con un valor de 94,8 sobre 100.
  • Igualdad de género (ODS5), para el que España se sitúa en la posición número 9 (valor 86,5).
  • Agua limpia y saneamiento (ODS6), para el que toma la posición 17 (valor 85,9).
  • Trabajo decente y crecimiento económico (ODS8), para el que España se sitúa en el puesto 20 (valor 78,3).
  • Ciudades y comunidades sostenibles (ODS11), en la posición 12 (valor 97,5).

Por el contrario, los Objetivos para los que España toma los peores resultados relativos son los siguientes:

  • Producción y consumo responsables (ODS12) que, con un valor de 65,8 sobre 100, hace que España se sitúe en la posición 124 a nivel mundial respecto a este ODS.
  • Acción por el clima (ODS 13), objetivo que, tomando un valor de 82,9, coloca a España en la posición 113.
  • Vida submarina (ODS14), objetivo para el que, con un valor de 60,1, toma la posición 90.
  • Vida de ecosistemas terrestres (ODS15) para el que, con un valor de 67,9, ocupa la posición 70.
  • Alianzas para lograr los objetivos (ODS17), con un valor de 61,9, que sitúa a España en la posición 73 a nivel mundial.

Cuadro ODS_España_2024

De forma complementaria al índice ODS el Informe de 2024 aporta también un análisis de panel, que valora el mayor o menor grado de cumplimiento de cada Objetivo, así como su tendencia con vistas al horizonte de 2030, mediante una asignación de colores (verde, amarillo, naranja y rojo).

De la evaluación del panel de los ODS de España correspondiente a 2024 destacamos las siguientes conclusiones principales:

  • España ha alcanzado el cumplimiento de uno de los 17 ODS: el ODS5 Igualdad de género (en color verde).
  • Para cuatro Objetivos (en color amarillo), España afronta unos retos que, en general, se encuentran en la senda de lograr los valores deseados para 2030. Son los relativos a los siguientes Objetivos: Fin de la pobreza (ODS1), Salud y bienestar (ODS3), Agua limpia y saneamiento (ODS6) y Energía asequible y no contaminante (ODS7).
  • Para los siguientes ocho Objetivos (en color naranja), España afronta retos significativos para llegar a cumplir con la Agenda 2030: Educación de calidad (ODS4), Trabajo decente y crecimiento económico (ODS8), Industria, innovación e infraestructura (ODS9), Reducción de las desigualdades (ODS10), Ciudades y comunidades sostenibles (ODS11), Producción y consumo responsables (ODS12), Vida submarina (ODS14) y Paz, justicia e instituciones sólidas (ODS16).
  • Cuatro ODS se encuentran en rojo, dos menos que en 2023, lo que significa que España soporta aún grandes retos para cumplir con la Agenda 2030. Son los siguientes: Hambre cero -incluyendo seguridad alimentaria, mejorar la nutrición y agricultura sostenible- (ODS2), Acción por el clima (ODS13), Vida de ecosistemas terrestres (ODS15) y Alianzas para lograr los objetivos (ODS17).

España_Panel 2024

Fuente: SDSN: Sustainable Development Report 2024.

Asimismo, en un análisis de tendencia, la ficha de los ODS de España pone de manifiesto, en primer lugar, que este país está registrando, según los últimos datos disponibles, una tendencia favorable en el cumplimiento de sólo uno de los Objetivos de la Agenda 2030. Se trata del Objetivo de Igualdad de género (ODS5).

En segundo lugar, el panel de 2024 concluye que España no está retrocediendo en ningún objetivo, si bien tiene estancado el cumplimiento de siete ODS: Fin de la pobreza (ODS1), Educación de calidad (ODS4), Agua limpia y saneamiento (ODS6), Reducción de las desigualdades (OD10), Producción y consumo responsables (ODS12), Vida de ecosistemas terrestres (ODS15) y Paz, justicia e instituciones sólidas (ODS16).

Finalmente, para la mayoría de los Objetivos, los nueve restantes, España presenta una tendencia de moderado avance para lograr su cumplimiento de aquí a 2030.

Para más información:

SDSN: Sustainable Development Report 2024.

Evaluando el estado de los ecosistemas terrestres (ODS15) en 2024

1. Manjakandiana_Mandraka Peyrieras_Moramanga_2018.08.03
Madagascar.

La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, puesta en marcha por Naciones Unidas en 2015, establece compromisos concretos para un conjunto de 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que abarcan la triple dimensión social, económica y medioambiental. Uno de esos objetivos es el ODS 15 (Vida de ecosistemas terrestres), que queda definido en los siguientes términos:

«Proteger, restaurar y promover el uso sostenible de los ecosistemas terrestres, gestionar los bosques de forma sostenible, luchar contra la desertificación, detener e invertir la degradación de las tierras y poner freno a la pérdida de diversidad biológica».

Este objetivo compromete a los países del planeta a adoptar medidas para:

  • Velar por la conservación de los bosques, humedales y ecosistemas montañosos.
  • Promover la gestión sostenible de todos los tipos de bosques y poner fin a la deforestación.
  • Luchar contra la desertificación y rehabilitar las tierras y los suelos degradados.
  • Proteger las especies amenazadas y evitar su extinción.
  • Poner fin a la caza furtiva y el tráfico de especies protegidas de flora y fauna.
  • Prevenir la introducción de especies exóticas invasoras.
  • Integrar los valores de los ecosistemas y la diversidad biológica en la planificación nacional y local, los procesos de desarrollo, las estrategias de reducción de la pobreza y la contabilidad.

Para conocer los progresos que van alcanzando los países del mundo respecto a los 17 ODS, la Red de Soluciones para el Desarrollo Sostenible (SDSN) ha venido elaborando periódicamente Informes de evaluación desde 2016. Su metodología utiliza índices sintéticos, cuyos valores pueden oscilar entre 0, cuando el país se encuentra en la peor situación, y 100, cuando, por el contrario, el país se encuentra en la mejor posición respecto al cumplimiento de los ODS.

La edición del Informe de Desarrollo Sostenible 2024 de SDSN nos revela de forma aproximada cuál es la situación más actual del cumplimiento del objetivo de Vida de ecosistemas terrestres, país por país, y en qué grado se va alcanzando ante el horizonte temporal fijado para 2030.

En esta edición de 2024 para el cálculo del índice sintético del ODS15 se ha contado con los siguientes indicadores:

  • Área media protegida en sitios terrestres importantes para la biodiversidad (%).
  • Área media protegida en sitios de agua dulce importantes para la biodiversidad (%).
  • Índice de Lista Roja de supervivencia de especies (0-1, peor-mejor).
  • Deforestación permanente (% de área forestal, media de 3 años).
  • Deforestación importada (m2/hab.).

Esta selección de indicadores ha dejado sin evaluar, por carecerse de estadísticas, otros aspectos importantes del ODS15, como son la salud de los ecosistemas y el comercio de especies en peligro de extinción.

En términos generales, según los datos del Informe de 2024, el índice del ODS15 del mundo toma un valor de 57,3, cifra que se sitúa por debajo de la puntuación media (66,3) correspondiente a los 17 ODS en dicho año. Asimismo, de acuerdo con el Panel de control de los ODS, el objetivo de Vida de ecosistemas terrestres de la Agenda 2030 se presenta en color “rojo, lo que viene a significar que se enfrenta a grandes desafíos en la actualidad. Además, la tendencia del ODS15 viene siendo de estancamiento o de tasas de crecimientos muy por debajo de las necesarias para lograr su total cumplimiento en 2030.

En un análisis más detallado, el Informe de 2024 nos permite conocer las puntuaciones obtenidas para el índice del ODS15 de cada uno de los 167 países para los que se dispone de datos.

Así, como se recoge en el siguiente cuadro, los países mejor situados en el cumplimiento del objetivo de preservar la vida de los ecosistemas terrestres establecido en la Agenda 2030 son Bulgaria (94,4), Bielorrusia (92,5), República Checa (91,8), Guyana (91,7), Polonia (91,1), Letonia (91,0), Namibia (90,1), República Centroafricana (89,7), Croacia (88,3) y Moldavia (88,3).

C_25 países más_ODS15_2024

El análisis realizado de los datos recogidos en el Informe de 2024 nos lleva a concluir que de un total de 167 países sólo tres presentan sus cinco indicadores del ODS15 en color verde, es decir, progresan satisfactoriamente para cumplir completamente con este objetivo de aquí a 2030: Bulgaria, Bielorrusia y República Checa.

Por el contrario, la situación relativa más desfavorable respecto al estado de los ecosistemas terrestres la presentan Maldivas (29,6). A continuación, se encuentran también con las valoraciones más bajas en 2024 los países de Fiyi (32,2), Singapur (33,8), Yibuti (34,3), Mauricio (36,5), Islandia (36,7), Irak (38,3), Baréin (38,9), Malasia (39,2) y Bahamas (39,6).

C_25 países menos_ODS15_2024

Es significativo que las diferencias entre países son particularmente grandes en el ODS15, cifrándose una distancia de 65 puntos entre los países mejor y peor situados (Bulgaria y Maldivas, respectivamente). Dicha brecha es superior a la que existe si utilizamos el índice general de los 17 ODS, que se cuantifica en 48 puntos.

Finalmente, por su especial importancia económica y/o demográfica, cabe mencionar, en particular, a cuatro países: Federación Rusa que ocupa la posición 78 en el ranking mundial del índice del ODS15, Estados Unidos (122), China (152) y la India (154).

Para más información:

SDSN: Sustainable Development Report 2024. 

Evaluando la sostenibilidad de la producción y el consumo (ODS12) en 2024

_1170034

La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, puesta en marcha por Naciones Unidas en 2015, establece compromisos concretos para un conjunto de 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que abarcan la triple dimensión social, económica y medioambiental. Uno de esos objetivos, el ODS12, se refiere a la producción y el consumo, quedando definido en la Agenda 2030 en estos términos:

«Garantizar modalidades de producción y consumo sostenibles»

La consecución del ODS12 compromete a los países del planeta a adoptar medidas como las siguientes recogidas en la Agenda 2030:

  • Lograr la gestión sostenible y el uso eficiente de los recursos naturales, de aquí a 2030.
  • De aquí a 2030, reducir a la mitad el desperdicio de alimentos per cápita mundial en la venta al por menor y a nivel de los consumidores y reducir las pérdidas de alimentos de producción y suministro, incluidas las pérdidas posteriores a la cosecha.
  • De aquí a 2020, lograr la gestión ecológicamente racional de los productos químicos y de todos los desechos a lo largo de su ciclo de vida, y reducir significativamente su liberación a la atmósfera, el agua y el suelo a fin de minimizar sus efectos en la salud humana y el medio ambiente.
  • Reducir considerablemente la generación de residuos mediante actividades de prevención, reducción, reciclado y reutilización, de aquí a 2030.
  • Alentar a las empresas a que adopten prácticas sostenibles e incorporen información sobre la sostenibilidad en su ciclo de presentación de informes.
  • Promover prácticas de adquisición pública que sean sostenibles.
  • De aquí a 2030, asegurar que las personas de todo el mundo tengan la información y los conocimientos pertinentes para el desarrollo sostenible y los estilos de vida en armonía con la naturaleza.
  • Ayudar a los países en desarrollo a fortalecer su capacidad científica y tecnológica para avanzar hacia un consumo y producción sostenibles.
  • Elaborar y aplicar instrumentos para lograr un turismo sostenible que cree empleo y promueva la cultura y los productos locales.
  • Racionalizar los subsidios ineficientes a los combustibles fósiles.

Para conocer los progresos que van alcanzando los países del mundo respecto a los 17 ODS, la Red de Soluciones para el Desarrollo Sostenible (SDSN) ha venido elaborando periódicamente Informes de evaluación desde 2016. Su metodología utiliza índices sintéticos, cuyos valores pueden oscilar entre 0, cuando el país se encuentra en la peor situación, y 100, cuando, por el contrario, el país se encuentra en la mejor posición respecto al cumplimiento de los ODS.

La edición del Informe de Desarrollo Sostenible 2024 de SDSN nos revela de forma aproximada cuál es la situación más actual del cumplimiento del objetivo de Producción y consumo sostenibles, país por país, y en qué grado se va alcanzando ante el horizonte temporal fijado para 2030.

En esta edición de 2024 para el cálculo del índice sintético del ODS12 se ha contado con los siguientes indicadores:

  • Residuos sólidos municipales (kg/pers./día).
  • Residuos electrónicos (kg/pers.).
  • Contaminación del aire basada en la producción (AVAD/1.000 hab.).
  • Contaminación del aire asociada con las importaciones (AVAD/1.000 hab.).
  • Emisiones de nitrógeno basadas en la producción (kg/pers.).
  • Emisiones de nitrógeno asociadas con las importaciones (kg/pers.).
  • Exportaciones de residuos plásticos (kg/pers.).

Analizando los datos aportados en el Informe, se concluye, en primer lugar, que el índice del ODS12 del mundo toma un valor de 80,2, cifra que se sitúa 14 puntos por encima del valor medio correspondiente a los 17 ODS en dicho año. Asimismo, de acuerdo con el Panel de control de los ODS, el objetivo de Producción y consumo sostenibles de la Agenda 2030 presenta en la actualidad retos significativos, registrando una tendencia de estancamiento o tasas de crecimientos muy por debajo de las necesarias para lograr su total cumplimiento en 2030.

Otra conclusión general que merece ser destacada, como se puso de manifiesto en Informes anteriores, es que existe una correlación inversa entre el nivel de desarrollo (medido tanto en renta per cápita como con el índice de los 17 ODS) y el grado de cumplimiento del ODS12.

La evaluación realizada a los 167 países para los que se dispone de información estadística nos sigue confirmando una evidencia clara: la prosperidad económica no está en sintonía con la sostenibilidad de los modos de producir y consumir. En otras palabras, son los países de renta alta (y también con mayor IDS general) los que menos están cumpliendo con el objetivo de Producción y consumo sostenibles. Por el contrario, los países “menos desarrollados” son los que están alcanzando dicho objetivo de la Agenda 2030.

G_grupos paísesODS12_2024

En un análisis más detallado por países, los resultados obtenidos para el ODS12 muestran, como puede observarse en el siguiente cuadro, que los países mejor situados en el cumplimiento del objetivo de Producción y consumo sostenibles son países de bajo PIB per cápita localizados principalmente en África, tales como Lesoto (98,6), Sierra Leona (97,8), Mozambique (97,8), Malaui (97,6), Etiopía (97,5), Níger (97,3), República Democrática del Congo (97,3), Benín (97,2) y Madagascar (97,0).

C_Países25más_ODS12_2024Por el contrario, la situación relativa más desfavorable respecto a la sostenibilidad de la producción y el consumo la presentan países que mayoritariamente disfrutan de un alto PIB per cápita: Luxemburgo (27,7), Irlanda (34,0), Suiza (35,6), Dinamarca (36,6), Países Bajos (39,3), Estonia (41,2), Noruega (41,8), Bélgica (42,6), Austria (42,9) y Catar (44,9).

C_Países25menos_ODS12_2024Hay que destacar que las diferencias entre países son particularmente grandes en el ODS12, cifrándose una distancia de 71 puntos entre el país mejor valorado (Lesoto) y el peor situado (Luxemburgo). Dicha brecha es muy superior a la que existe si utilizamos el índice general de los 17 ODS, que se cuantifica en 46 puntos.

Si nos centramos en cuatro países que destacan por su peso económico y/o demográfico, observamos que la India ocupa la posición 85 en el ranking mundial del cumplimiento del ODS12, seguido por Federación Rusa (104), China (109), y, a mayor distancia, Estados Unidos (137).

Para más información:

SDSN: Sustainable Development Report 2024.