Los 16 principios de la Carta de la Tierra: asignatura pendiente

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Han transcurrido dos décadas desde que en marzo de 2000 fuera aprobada en la sede de la UNESCO en París la Carta de la Tierra. Es un documento, tan imprescindible como poco conocido, que está lleno de principios orientadores para la vida en armonía dentro de nuestro hogar común, el planeta Tierra.

En su preámbulo la Carta de la Tierra proclama que vivimos en un mundo cada vez más interdependiente y frágil, lo que comporta grandes riesgos y promesas. Nos recuerda, asimismo, que somos una sola familia humana con un destino común. Tenemos el deber de «unirnos para crear una sociedad global sostenible fundada en el respeto hacia la naturaleza, los derechos humanos universales, la justicia económica y una cultura en paz».

El contenido de la Carta de la Tierra abarca cuatro ámbitos de actuación: I) respeto y cuidado de la comunidad de la vida, II) integridad ecológica, III) justicia social y económica y IV) democracia, no violencia y paz. Estos cuatro ámbitos se desarrollan a través de la defensa de 16 principios básicos, que son los siguientes:

I. Respeto y cuidado de la comunidad de la vida

1. Respetar la Tierra y la vida en toda su diversidad.

2. Cuidar la comunidad de la vida con entendimiento, compasión y amor.

3. Construir sociedades democráticas que sean justas, participativas, sostenibles y pacíficas.

4. Asegurar que los frutos y la belleza de la Tierra se preserven para las generaciones presentes y futuras.

II. Integridad ecológica

5. Proteger y restaurar la integridad de los sistemas ecológicos de la Tierra, con especial preocupación por la diversidad biológica y los procesos naturales que sustentan la vida.

6. Evitar dañar como el mejor método de protección ambiental y, cuando el conocimiento sea limitado, proceder con precaución.

7. Adoptar patrones de producción, consumo y reproducción que salvaguarden las capacidades regenerativas de la Tierra, los derechos humanos y el bienestar comunitario.

8. Impulsar el estudio de la sostenibilidad ecológica y promover el intercambio abierto y la extensa aplicación del conocimiento adquirido.

III. Justicia social y económica

9. Erradicar la pobreza como un imperativo ético, social y ambiental.

10. Asegurar que las actividades e instituciones económicas, a todo nivel, promuevan el desarrollo humano de forma equitativa y sostenible.

11. Afirmar la igualdad y equidad de género como prerrequisitos para el desarrollo sostenible y asegurar el acceso universal a la educación, el cuidado de la salud y la oportunidad económica.

12. Defender el derecho de todos, sin discriminación, a un entorno natural y social que apoye la dignidad humana, la salud física y el bienestar espiritual, con especial atención a los derechos de los pueblos indígenas y las minorías.

IV. Democracia, no violencia y paz

13. Fortalecer las instituciones democráticas en todos los niveles y brindar transparencia y rendimiento de cuentas en la gobernabilidad, participación inclusiva en la toma de decisiones y acceso a la justicia.

14. Integrar en la educación formal y en el aprendizaje a lo largo de la vida, las habilidades, el conocimiento y los valores necesarios para un modo de vida sostenible.

15. Tratar a todos los seres vivientes con respeto y consideración.

16. Promover una cultura de tolerancia, no violencia y paz.

En suma, la Carta de la Tierra es un llamamiento a la transformación de la sociedad para hacerla más justa, pacífica y sostenible.

Para leer más:

Carta de la Tierra

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La Carta Mundial de la Naturaleza: convicciones fundamentales

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En el año 1982 la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó la Carta Mundial de la Naturaleza. Se trata de un documento que aunque no vincula jurídicamente sí conlleva una obligación moral incuestionable para los Estados firmantes y para la humanidad en su conjunto. 

Ya desde su preámbulo en la Carta se exponen unas convicciones fundamentales que son el reconocimiento expreso de la necesaria armonía que ha de existir entre el hombre y la naturaleza, así como de la imperiosa defensa de las diversas formas de vida. Son ideas que devienen cada vez más prioritarias a la vista de la evolución que ha tomado el planeta durante todos estos años.

1. Somos parte de la naturaleza

«La especie humana es parte de la naturaleza y la vida depende del funcionamiento ininterrumpido de los sistemas naturales que son fuente de energía y de materia nutritivas»

2. Las raíces de la civilización

«La civilización tiene sus raíces en la naturaleza, que moldeó la cultura humana e influyó en todas las obras artísticas y científicas, (…) la vida en armonía con la naturaleza ofrece al hombre posibilidades óptimas para desarrollar su capacidad creativa, descansar y ocupar su tiempo libre»

3. La vida es única

«Toda forma de vida es única y merece ser respetada, cualquiera que sea su utilidad para el hombre, y con el fin de reconocer a los demás seres vivos su valor intrínseco, el hombre ha de guiarse por un código de acción moral»

4. La acción humana

«El hombre, por sus actos o las consecuencias de éstos, dispone de los medios para transformar a la naturaleza y agotar sus recursos y, por ello, debe reconocer cabalmente la urgencia que reviste mantener el equilibrio y la calidad de la naturaleza y conservar los recursos naturales»

5. Biodiversidad y sobreexplotación

«Los beneficios duraderos que se pueden obtener de la naturaleza dependen de la protección de los procesos ecológicos y los sistemas esenciales para la supervivencia y de la diversidad de las formas de vida, las cuales quedan en peligro cuando el hombre procede a la explotación excesiva o destruye los hábitats naturales»

6. Naturaleza y paz

«La competencia por acaparar recursos escasos es causa de conflictos, mientras que la conservación de la naturaleza y de los recursos naturales contribuye a la justicia y el mantenimiento de la paz…»

7. Sostenibilidad

«El hombre debe adquirir los conocimientos necesarios a fin de mantener y desarrollar su aptitud para utilizar los recursos naturales en forma tal que se preserven las especies y los ecosistemas en beneficio de las generaciones presentes y futuras»

Tras estas convicciones básicas la Carta Mundial de la Naturaleza se desarrolla en 24 artículos, que se estructuran en principios generales de conservación, en funciones y en la aplicación de los principios.

Para más información:

Carta Mundial de la Naturaleza. 28 de octubre de 1982

Evaluando los avances en economía circular dentro de la Unión Europea

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La Comisión Europea adoptó en 2015 una Comunicación que daba pasos importantes en el camino hacia una economía más circular: «Cerrar el circulo: un plan de acción de la UE para la economía circular».

Con las medidas establecidas en dicho plan de acción se opta por una economía en la que se persiguen dos objetivos principales: 1. Mantener durante el mayor tiempo posible el valor que poseen los productos, los materiales y los recursos, de modo que se ahorran materias primas al dejar de ser extraídas de la corteza terrestre, y 2. Reducir al mínimo posible la generación de todo tipo de residuos. El cumplimiento de ambos objetivos sostendrían una economía caracterizada por una mayor eficiencia en el uso de los recursos.

Para evaluar los avances alcanzados en la UE en su senda de fomento de la economía circular, se cuenta como indicador con la tasa de uso circular de los materiales (tasa de circularidad).

Dicha tasa se mide en porcentaje, expresado como la proporción de materiales recuperados y retrointroducidos en la economía, lo que evita la extracción de materias primas, sobre el total de materiales con uso general. Define, por tanto, la relación que existe entre el uso circular de materiales y el uso general de materiales(*).

Un valor de tasa de circularidad más alto indica que hay más materiales secundarios que sustituyen las materias primas extraíbles, es decir, que evitan los impactos ambientales de la extracción de materiales primarios.

Según los datos elaborados por la Oficina Estadística de la UE (Eurostat) en el año 2016 (último dato disponible) la tasa de circularidad en la UE-28 fue del 11,7%. Ello significa que del total de los recursos materiales que se utilizaron en la UE en dicho año el 11,7% provino de productos reciclados y materiales que han sido recuperados.

Desde una perspectiva temporal, durante el periodo 2004-2016 la tasa de circularidad se ha incrementado en el conjunto de la UE-28 desde el 8,3% hasta el 11,7%. Dicho incremento se ha debido principalmente al menor consumo de materias primas (materiales de la construcción, combustibles fósiles), mientras que el reciclaje sólo se ha incrementado ligeramente.

En general, durante estos doce años transcurridos se han producido avances, si bien cabe significar que han sido claramente insuficientes (3,4 puntos porcentuales), habiéndose observado, asimismo, un cierto estancamiento durante los últimos años del periodo analizado.

Hay que recordar la necesaria distinción entre la tasa de circularidad, que tiene un alcance material más amplio, y la tasa de reciclaje, que toma un valor muy superior (el 45,6% en residuos municipales en la UE en 2016) al referirse únicamente a los residuos que se recuperan.

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Por países se detectan diferencias importantes respecto a la tasa de circularidad. Así, en el último año 2016 los mayores registros se observan en Países Bajos (29,0%), Francia (19,4%), Bélgica (18,9%), Reino Unido (17,2%) e Italia (17,1%).

Por el contrario, las menores tasas de circularidad las presentan Grecia (1,3%), Rumanía (1,5%), Irlanda (1,7%), Portugal (2,1%) y Chipre (2,3%).

Estas importantes divergencias entre los países de la UE-28 se deben, según Eurostat, a la cantidad de residuos que se recicla en cada país y a factores estructurales de las propias economías nacionales. Así, las economías que tienen mayores importaciones de materiales (incluyendo los combustibles fósiles) y mayores extracciones interiores de materiales (relacionadas con minería, construcción, etc.) son las que presentan menores tasas de circularidad.

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(*) El uso general de materiales se mide sumando el consumo agregado de materiales domésticos y el uso circular de materiales. El primero queda definido en las cuentas de flujos de materiales para toda la economía. Por su parte, el uso circular de materiales se aproxima por la cantidad de residuos reciclados en las plantas de recuperación doméstica, menos los residuos importados destinados a la recuperación, más los residuos exportados destinados a la recuperación en el extranjero.

Para más información:

Eurostat

Oslo, Capital Verde Europea de 2019

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Oslo, Noruega

Con una población de unos 660.000 habitantes, la capital noruega de Oslo disfruta de una ubicación privilegiada en proximidad a la naturaleza, encontrándose rodeada por el fiordo Oslofjord y el Bosque de Marka protegido a nivel nacional.

Pero, en realidad, ha sido un conjunto de hechos y propuestas lo que ha permitido que Oslo haya recibido el reconocimiento de Capital Verde Europea 2019, un título que otorga cada año la Comisión Europea para premiar los esfuerzos de las ciudades en materia de medio ambiente y desarrollo sostenible.

La propuesta de la capital noruega, así como las de trece ciudades europeas más, han tenido que pasar por un proceso técnico de evaluación que ha puntuado doce dimensiones medioambientales principales. En un ranking de 1 a 14, estas son las posiciones que obtuvo Oslo en cada una de las doce dimensiones que han sido valoradas a través de sus correspondientes indicadores:

1. Mitigación y adaptación al cambio climático. 1ª posición.
2. Transporte local. 1ª posición.
3. Áreas urbanas verdes que incorporan el uso sostenible del suelo. 2ª posición.
4. Naturaleza y biodiversidad. 1ª posición.
5. Calidad del aire ambiental. 1ª posición.
6. Calidad del ambiente acústico. 1ª posición.
7. Producción y gestión de residuos. 1ª posición.
8. Gestión del agua. 6ª posición.
9. Gestión de las aguas residuales. 7ª posición.
10. Eco-innovación y empleo sostenible. 1ª posición.
11. Rendimiento energético. 1ª posición.
12. Gestión medioambiental integrada. 1ª posición.

A continuación se exponen los avances medioambientales conseguidos y las propuestas sostenibles más relevantes a las que se ha comprometido la ciudad de Oslo, merecedora de la distinción europea:

  • En su lucha contra cambio climático, Oslo se ha propuesto unos objetivos ambiciosos: reducir las emisiones de gases de efecto invernadero respecto a 1990 hasta un 50% en 2020, un 95% en 2030 y, finalmente, llegar a ser neutral en el año 2050. Para ello cuenta con una estrategia integrada (Climate Budget) que consiste en 42 medidas que actúan en los ámbitos de la energía y el medio construido, los recursos y el transporte.
  • En materia de transporte, la ciudad de Oslo se ha convertido en la capital mundial del vehículo eléctrico, alcanzando en los últimos años los coches eléctricos e híbridos más del 30% de todas las ventas de coches nuevos. Para 2030 el 100% de la flota será de vehículos eléctricos. Asimismo, la ciudad ha aplicado medidas en apoyo del transporte público y la bicicleta, a la que se suman otras de aumento de tasas y eliminación de espacios para desalentar el uso del transporte privado.
  • Oslo conecta el uso sostenible del suelo a una visión de ciudad compacta, en la que se disponga de infraestructuras adecuadas y estén integrados aspectos como la movilidad, la gestión de las aguas pluviales y el ocio.
  • Respecto a naturaleza y biodiversidad, la ciudad cuenta con un número significativo de áreas protegidas local y nacionalmente. La población de Oslo es muy consciente del patrimonio natural con el que cuenta. Es de destacar la restauración ecológica llevada a cabo en la extensa red de vías fluviales de la ciudad.
  • En materia de calidad del aire, Oslo cuenta con planes para reducir los niveles de NOx, que incluyen, entre otras medidas, intervenciones en el tráfico rodado, la introducción de una zona de baja emisión y hacer toda la flota de transporte público libre de combustibles fósiles en 2020.
  • En producción y gestión de residuos, Oslo se ha comprometido a aumentar la tasa de reciclaje hasta el 50% en 2020. Se propone, asimismo, la transición hacia un enfoque de economía circular y unas estrategias de reducción de los residuos de alimentos y de consumo y contratación pública verde. La ciudad cuenta con un sistema de tratamiento de residuos altamente desarrollado e integrado (plantas de aprovechamiento energético, biogás, compostaje, clasificación y de residuos peligrosos).
  • En el ámbito energético, destaca la prohibición del combustible fósil en la calefacción de todos los edificios para el año 2020, reemplazándolo por energías renovables. Igualmente, es relevante la propuesta de electrificación masiva del transporte en la ciudad.

Oslo Key Performance Indicators EGCA 2019

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Fuente: Technical Assessment Synopsis Report ‐ European Green Capital Award 2019, RPS (2017).

Para más información:

EGCA Technical Assessment Synopsis Report – Award Cycle 2019

Green Capital 2019

La Carta Mundial del Turismo Sostenible de 2015 (ST+20)

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En 2015 la Carta Mundial del Turismo Sostenible (ST+20), adoptada en Vitoria-Gasteiz (España), viene a recordar y reiterar, veinte años después, la validez de los principios expresados en la Carta Mundial del Turismo Sostenible de 1995.

Como expresa en sus párrafos preliminares, el desarrollo turístico provoca determinados efectos negativos, relacionados con la destrucción de los recursos naturales y culturales, los desequilibrios y desigualdades sociales, y la corrupción y el soborno en todas sus formas.

Ante estas preocupaciones el turismo, entre otras funciones:

  • Ha de asegurar la protección y la integridad de nuestro patrimonio común, material e inmaterial.
  • Debe ser compatible con la conservación de la naturaleza y de la biodiversidad.
  • Debe reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero, para responder de forma activa y urgente al cambio climático.
  • Puede contribuir a luchar contra la pobreza, proteger la naturaleza y el medio ambiente, y promover el desarrollo sostenible, dado que se trata de una actividad transversal.
  • Debe asegurar la implantación de patrones de consumo y producción sostenibles a lo largo de toda la cadena de servicios y actividades.
  • Es un sector económico prometedor de desarrollo, especialmente para los países en desarrollo, y clave para apoyar la transición hacia economías verdes.
  • Debe adoptar tecnologías y modos de gestión que procuren la eficiencia en el uso de los recursos, en particular agua y energía.
  • Debe evitar la generación de residuos y la contaminación.
  • Debe aprovechar las TICs para construir un turismo inteligente, responsable y creativo.

De forma complementaria, la Carta (ST+20) establece una serie de llamamientos a la acción de todos los agentes implicados en el desarrollo turístico:

  • Los gobiernos y organizaciones internacionales.
  • Los destinos y comunidades locales.
  • La industria del turismo.
  • Los consumidores.
  • Los investigadores, desarrolladores y formadores.
  • Las Redes y ONGs.

Así, por ejemplo, entre todos los llamamientos expresados en ST+20, podemos destacar los siguientes:

A los gobiernos y organizaciones internacionales.

«Integrar la sostenibilidad en las políticas, estrategias, operaciones y planes de turismo nacionales, regionales e internacionales, cumpliendo con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas».

A los destinos y comunidades locales:

«Considerar la capacidad de carga de los destinos, no sólo en el caso de los sitios naturales, sino también en las zonas urbanas, especialmente cuando la calidad de vida de los residentes puede verse comprometida».

A la industria del turismo:

«Contribuir a la creación, desarrollo e implantación de productos y servicios turísticos sostenibles que fomenten el uso respetuoso del patrimonio natural y cultural, y que transmitan los valores del destino y su identidad a través de la experiencia turística».

A los consumidores:

«Escoger los productos y servicios más sostenibles frente a las otras opciones menos sostenibles».

 

Para más información:

Carta Mundial del Turismo Sostenible (ST+20)

 

España y el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (2018)

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Fuente: SDN y Bertelsmann Stiftung: SDG Index and Dashboards Report 2018.

En 2015 Naciones Unidas puso en marcha la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. Con el fin de conocer su grado de cumplimiento, se dispone del índice ODS que permite evaluar los progresos en la consecución de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que van alcanzando los países del planeta.

En su edición de 2018 el Informe de SDN y Bertelsmann Stiftung (SDG Index and Dashboards Report 2018) nos revela que de un total de 156 países del mundo para los que se ha contado con datos suficientes, España toma la posición 25 en términos de cumplimiento global de los Objetivos de Desarrollo Sostenible establecidos en la Agenda 2030.  Para dicho año 2018 el valor del índice ODS de España se cifra en 75,4 sobre un máximo de 100.

En un análisis más pormenorizado del índice ODS, los resultados obtenidos por objetivos muestran que para 5 de los 17 ODS España se sitúa entre los 25 países del planeta con mayor puntuación.

Así, los mejores resultados relativos, en un contexto mundial, los alcanza España en los siguientes ODS:

  • Energía asequible y no contaminante (ODS7), para el que se sitúa en la posición  número 12, con un valor de 90,6 sobre 100.
  • Salud y bienestar (ODS3), objetivo para el que España se encuentra en el puesto número 15 (valor 93,8).
  • Igualdad de género (ODS5), en la posición 16 (valor 82,6).
  • Ciudades y comunidades sostenibles (ODS11), en el puesto número 17 (valor 87,9).
  • Industria, innovación e infraestructura (ODS9), para el que toma la posición 23 (valor 67,9).

Por el contrario, los objetivos para los que España toma los peores resultados relativos son los siguientes:

  • Producción y consumo responsables (ODS12) que, con un valor de 61,2 sobre 100, hace que España se sitúe en la posición 119 a nivel mundial respecto a este ODS.
  • Vida submarina (ODS14), objetivo para el que, con un valor de 47,5, toma la posición 104.
  • Alianzas para lograr los objetivos, con un valor de 55,0, que sitúa a España también en la posición 104.
  • Vida de ecosistemas terrestres (ODS15) para el que, con un valor de 56,6, toma la posición 98.
  • Fin de la pobreza (ODS 1), objetivo que, aun tomando un valor de 98,7, coloca a España en la posición número 76 a nivel mundial.

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De forma complementaria al índice ODS, del que se concluye que España se encuentra en el grupo de países que presentan una situación relativa alta en el contexto mundial respecto al cumplimiento de la Agenda 2030, el informe de 2018 aporta también un análisis de panel de los ODS que valora el mayor o menor grado de cumplimiento de cada Objetivo, así como su tendencia, mediante una asignación de colores (verde, amarillo, naranja y rojo).

De la evaluación del panel de los ODS de España se pueden extraer las siguientes conclusiones principales:

  • España no ha cumplido aún ninguno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ausencia de ODS en color verde).
  • Para cinco objetivos (en color amarillo), España presenta aún algunos retos que resolver, si bien, en general, se encuentra en la senda de alcanzar los valores deseados para 2030: Fin de la pobreza (ODS1), Salud y bienestar (ODS3), Igualdad de género (ODS5), Agua limpia y saneamiento (ODS6) y Energía asequible y no contaminante (ODS7).
  • De los 17 ODS, en ocho (con color naranja)  España afronta retos significativos para llegar a cumplir con la Agenda 2030. Son los siguientes: Hambre cero -que abarca también lograr la seguridad alimentaria, mejorar la nutrición y promover una agricultura sostenible- (ODS2); Educación de calidad (ODS4); Trabajo decente y crecimiento económico (ODS8); Reducción de las desigualdades (ODS10); Ciudades y comunidades sostenibles (ODS11); Vida de ecosistemas terrestres (ODS15); Paz, justicia e instituciones sólidas (ODS16), y Alianzas para lograr los objetivos (ODS17).
  • Finalmente, en cuatro ODS (en rojo) España se enfrenta a los mayores retos para cumplir con la Agenda 2030: Industria, innovación e infraestructura (ODS9), Producción y consumo responsables (ODS12), Acción por el clima (ODS13) y Vida submarina (ODS14).
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Fuente: SDN y Bertelsmann Stiftung: SDG Index and Dashboards Report 2018.

Asimismo, en un análisis de tendencia, la ficha de los ODS de España nos revela que este país está mostrando, según los últimos datos disponibles, una tendencia favorable en el cumplimiento de cinco objetivos de la Agenda 2030: salud y bienestar, igualdad de género, agua limpia y saneamiento, energía asequible y no contaminante, y acción por el clima. Por el contrario, se advierte de que España está retrocediendo respecto a los objetivos de reducción de la desigualdades y de alianzas para lograr los ODS.

Para más información:

2018 SDG Index and Dashboards

Suecia, referente en los Objetivos de Desarrollo Sostenible

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Fuente: SDN y Bertelsmann Stiftung: SDG Index and Dashboards Report 2018.

En el marco de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, puesta en marcha por Naciones Unidas en 2015, la elaboración de un índice ODS permite evaluar los progresos en la consecución de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que van alcanzando los países del planeta.

En su edición de 2018 el Informe de SDN y Bertelsmann Stiftung (SDG Index and Dashboards Report 2018) nos revela que de un total de 156 países del mundo para los que se ha contado con datos suficientes, Suecia es el país del planeta que más está cumpliendo con los Objetivos de Desarrollo Sostenible, en su conjunto, establecidos en la Agenda 2030.  Para dicho año 2018 el valor del índice ODS de Suecia se cifra en 85 sobre un máximo de 100.

En una análisis más pormenorizado del índice ODS, los resultados obtenidos por objetivos muestran que para 12 de los 17 ODS Suecia se sitúa entre los 25 países del planeta con mejor puntuación.

Así, los mejores resultados relativos, en un contexto mundial, los alcanza Suecia en los siguientes ODS:

  • Reducción de las desigualdades (ODS10), para el que Suecia alcanza el máximo valor de 100, lo que hace que se sitúe, junto con Noruega y Eslovenia, en la primera posición de los 156 países.
  • Energía asequible y no contaminante (ODS7), para el que se sitúa en la segunda mejor posición tras Islandia.
  • Igualdad de género (ODS5), también en segunda posición tras Islandia.
  • Industria, innovación e infraestructura (ODS9), para el que toma la posición segunda tras Suiza.
  • Salud y bienestar (ODS3), objetivo para el que Suecia se encuentra en tercer lugar tras Noruega y Suiza.

Por el contrario, los objetivos para los que Suecia toma los peores resultados relativos son los siguientes:

  • Producción y consumo responsables (ODS12) que, con un valor de 56,8 sobre 100, hace que Suecia se sitúe en la posición 123 a nivel mundial respecto a este ODS.
  • Acción por el clima (ODS13), objetivo para el que toma la posición 86.
  • Vida de ecosistemas terrestres (ODS15), para el que sitúa en la posición 74.

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De forma complementaria al índice ODS, del que se desprende que Suecia se encuentra en una situación privilegiada en el contexto mundial, convirtiéndose en un referente de desarrollo sostenible para otros países, el informe de 2018 aporta también un análisis de panel de los ODS para cada uno de los países analizados.

De la evaluación del panel de los ODS de Suecia, se pueden extraer las siguientes conclusiones principales:

  • Para dos Objetivos de Desarrollo Sostenible (en color verde) Suecia ya ha alcanzado los umbrales deseados en 2030: Fin de la pobreza (ODS1) y Energía asequible y no contaminante (OD7).
  • Para nueve objetivos (en color amarillo), Suecia tiene aún algunos retos que resolver, si bien, en general, se encuentra en la senda de alcanzar los valores deseados para 2030.
  • Para cuatro ODS (en naranja), permanecen en este país retos significativos para llegar a cumplir con la Agenda 2030: Hambre cero -que abarca también lograr la seguridad alimentaria, mejorar la nutrición y promover una agricultura sostenible- (ODS2); Educación de calidad (ODS4); Vida submarina (OD14) y Vida de ecosistemas terrestres (ODS15).
  • Finalmente, en dos ODS (en rojo) Suecia se enfrenta a los mayores retos para cumplir con la Agenda 2030: Producción y consumo responsables (ODS12) y Acción por el clima (ODS13).
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Fuente: SDN y Bertelsmann Stiftung: SDG Index and Dashboards Report 2018.

Para más información:

2018 SDG Index and Dashboards

La economía global en palabras de Carlos Fuentes

26. Cotopaxi. Ecuador, 2013

El destacado novelista Carlos Fuentes (1928-2012) fue un atento observador de los acontecimientos más relevantes del siglo XX. En el año 2002 publicó la obra En esto creo donde reúne sus reflexiones sobre el devenir de la economía global, que «como el Monte Everest, está allí. No se va a mover. El problema es cómo escalarla».

«No oculto por un momento los males de la economía global. El abismo creciente entre pobres y ricos. La abolición de ocupaciones tradicionales. La urbanización devastadora. La rapiña de recursos naturales. La destrucción de estructuras sociales. La vulgaridad de la cultura comercial.

Pero niego dos políticas: La del avestruz que esconde la cabeza en la arena. Y la del toro que entra a destruirlo todo en la cristalería».

Para leer más:

Carlos Fuentes (2002): En esto creo.

 

¿Qué mide el Índice del Planeta Feliz?

10. R. B. Sta. Elena

El Índice del Planeta Feliz (IPF), elaborado por New Economics Foundation, persigue evaluar el nivel de bienestar sostenible global que presentan los países. Se postula como una medida alternativa al crecimiento del Producto Interior Bruto, ya que este objetivo, tan presente en la agenda de la mayoría de los gobiernos, adolece de serias carencias: no garantiza una vida mejor para todos; no refleja las desigualdades materiales; no valora correctamente aspectos importantes para las personas como son las relaciones sociales, la salud o el tiempo de ocio y, finalmente, ignora los límites físicos del planeta Tierra.

El IPF, como indicador del bienestar sostenible global de los países, se construye a partir de la combinación de cuatro elementos básicos que permiten conocer en qué medida los ciudadanos están usando de forma eficiente los recursos medioambientales para llevar una vida feliz y duradera. Son los siguientes:

Bienestar. El grado de satisfacción que sienten los ciudadanos con su vida.

Esperanza de vida. El número medio esperado de años de vida por habitante.

Desigualdad. Las desigualdades entre la gente de un país en términos de esperanza de vida y grado de bienestar.

Huella ecológica. El impacto medio que cada ciudadano produce sobre el medio ambiente.

Tenderán a tener los IPF más altos aquellos países en los que sus ciudadanos declaran tener un mayor grado de bienestar, en los que la esperanza de vida es mayor, en los que existen menos desigualdades y donde la huella ecológica por habitante es inferior.

Los resultados correspondientes al informe del año 2016, relativos a un total de 140 países del mundo para los se obtuvieron datos, reflejan una significativa diferencia entre el IPF más alto (44,7) y el más bajo (12,8).

En la primera posición se sitúa Costa Rica, que presenta un valor del IPF de 44,7. Con un nivel de bienestar y una esperanza de vida relativamente altos, que superan incluso a los de algunas naciones «ricas», y una huella ecológica per cápita menor, Costa Rica ha conseguido mantener su destacada posición a lo largo del tiempo.

A continuación se encuentran como países con mayor Índice del Planeta Feliz los siguientes: México (40,7), Colombia (40,7), Vanuatu (40,6), Vietnam (40,3), Panamá (39,5), Nicaragua (38,7), Bangladesh (38,4), Tailandia (37,3) y Ecuador (37,0).

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En el otro extremo se encuentran como países con los menores valores del IPF los siguientes: Chad (12,8), Luxemburgo (13,2), Togo (13,2), Benín (13,4), Mongolia (14,3), Costa de Marfil (14,4), Turkmenistán (14,6), Sierra Leona (15,3), Suazilandia (15,5) y Burundi (15,6).

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Finalmente, es de destacar que países desarrollados como Reino Unido (puesto 34), Finlandia (37), Nueva Zelanda (38), Francia (44), Japón (58), Suecia (61) y Estados Unidos (108) se encuentren alejados de las primeras posiciones del Índice del Planeta Feliz. En todos ellos los valores relativos al componente de huella ecológica per cápita resultaron ser significativamente altos  (entre 4,9 y 8,2).

Para más información:

happyplanetindex.org

Happy Planet Index 2016. Methods Paper

La Cumbre de Río+20 y sus principales conclusiones para el desarrollo sostenible

P. N. de Pirin, Bulgaria

Veinte años después de la Cumbre de la Tierra se celebró en junio de 2012, nuevamente en Río de Janeiro, una Cumbre de las Naciones Unidas sobre medio ambiente. En esta ocasión, la Conferencia tomó la denominación de Conferencia sobre el Desarrollo Sostenible, conocida también como Río +20.

Uno de los principales resultados de Río+20 fue el documento «El futuro que queremos«. En él los Estados proclaman, al igual que en la Declaración de Johannesburgo de 2002, una renovación del compromiso en favor del desarrollo sostenible, ya expresado en anteriores documentos de las Naciones Unidas (Declaración de Río, Programa 21, Declaración de Johannesburgo, etc.) y reafirman la necesidad de promover una ordenación integrada y sostenible de los recursos naturales y los ecosistemas.

Los Estados reunidos en Río +20 reconocen expresamente que desde Río 92 los progresos han sido insuficientes y es necesario acelerar los avances en la protección del medio ambiente y en la lucha contra el cambio climático para la que se requieren «medidas urgentes y ambiciosas».

Se insiste en que es fundamental, para la sostenibilidad ambiental y la conservación y uso sostenible de la diversidad biológica y los ecosistemas, la adopción de medidas urgentes en relación con las modalidades insostenibles de producción y consumo.

En la sección V, Marco para la acción y el seguimiento, del documento «El futuro que queremos» se establecen objetivos en áreas temáticas relacionadas con la sostenibilidad como las siguientes: energía, turismo sostenible, transporte sostenible, ciudades y asentamientos humanos sostenibles, océano y mares, cambio climático, bosques, biodiversidad, desertificación, degradación de la tierra y sequía, montañas, productos químicos y desechos, consumo y producción sostenibles y minería.

Otros aspectos destacables de Río+20 fue la introducción del concepto de «economía verde», que se considera que es uno de los instrumentos disponibles más importantes para lograr el desarrollo sostenible. Las políticas de economía verde deberán ponerse en práctica siguiendo la Declaración de Principios y el Programa 21 aprobados en Río 92 y el Plan de Aplicación de las Decisiones de Johannesburgo aprobado en 2002.

También en Río+20 se invita a la Asamblea General de la ONU para que apruebe una resolución que fortalezca el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) como principal autoridad ambiental mundial.

Destacamos a continuación algunas de las principales conclusiones recogidas en el documento «El futuro que queremos», que resultan fundamentales para la sostenibilidad ambiental:

Otras medidas de prosperidad.

«Reconocemos la necesidad de establecer formas más variadas de medir los avances que complementen al producto interno bruto, con el fin de informar mejor las decisiones de política…» (párrafo 38).

Madre Tierra.

«Reconocemos que el planeta Tierra y sus ecosistemas son nuestro hogar y que “Madre Tierra” es una expresión común en muchos países y regiones, y observamos que algunos países reconocen los derechos de la naturaleza en el contexto de la promoción del desarrollo sostenible. Estamos convencidos de que, para lograr un justo equilibrio entre las necesidades económicas, sociales y ambientales de las generaciones presentes y futuras, es necesario promover la armonía con la naturaleza» (párrafo 39).

Enfoque global e integrado.

«Pedimos que se adopten enfoques globales e integrados del desarrollo sostenible que lleven a la humanidad a vivir en armonía con la naturaleza y conduzcan a la adopción de medidas para restablecer el estado y la integridad del ecosistema de la Tierra» (párrafo 40).

Economía verde.

«Afirmamos que cada país dispone de diferentes enfoques, visiones, modelos e instrumentos, en función de sus circunstancias y prioridades nacionales, para lograr el desarrollo sostenible en sus tres dimensiones, que es nuestro objetivo general. A este respecto, consideramos que la economía verde en el contexto del desarrollo sostenible y la erradicación de la pobreza es uno de los instrumentos más importantes disponibles para lograr el desarrollo sostenible y que podría ofrecer alternativas en cuanto a formulación de políticas, pero no debería consistir en un conjunto de normas rígidas» (párrafo 56).

Producción y consumo insostenibles.

«Reconocemos que la adopción de medidas urgentes en relación con las modalidades insostenibles de producción y consumo, cuando ocurran, sigue siendo fundamental para ocuparse de la sostenibilidad ambiental y promover la conservación y el uso sostenible de la diversidad biológica y los ecosistemas, la regeneración de los recursos naturales y la promoción de un crecimiento mundial inclusivo y equitativo» (párrafo 61).

Objetivos para la acción.

«También subrayamos que los objetivos de desarrollo sostenible deben estar orientados a la acción, ser concisos y fáciles de comunicar, limitados en su número y ambiciosos, tener un carácter global y ser universalmente aplicables a todos los países, teniendo en cuenta las diferentes realidades, capacidades y niveles de desarrollo nacionales y respetando las políticas y prioridades nacionales» (párrafo 247).

Evaluar el progreso.

«Reconocemos la necesidad de evaluar el progreso hacia la consecución de los objetivos y de establecer metas e indicadores conexos, teniendo en cuenta las diferentes circunstancias, capacidad y niveles de desarrollo nacionales» (párrafo 250).

Para más información:

Naciones Unidas: Río +20