Una cita con la naturaleza en la obra de Hemann Hesse

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«Lo visible es expresión, la naturaleza es imagen, lenguaje y jeroglífico en color. Actualmente, a pesar de una ciencia natural altamente desarrollada, no estamos bien formados para lo que es la auténtica visión, y nos encontramos más bien en pie de guerra con la naturaleza. Otros tiempos, tal vez todos los tiempos, todas las épocas anteriores a la conquista de la tierra por la técnica y la industria, han poseído una sensibilidad y un entendimiento para el lenguaje mágico de la naturaleza y han sabido interpretarla en una forma más pura e inocente que nosotros. Esta sensibilidad no era una actitud sentimental, la relación sentimental del hombre con la naturaleza es de fecha bastante reciente, y tal vez haya nacido sólo de nuestra mala conciencia frente a la naturaleza».

Fuente: Hermann Hesse: «Sobre mariposas». Artículo publicado en 1935 y compilado en el libro Pequeñas alegrías (2010).

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La idea de desarrollo en la obra de Thomas R. Malthus

Con Thomas Robert Malthus (1766-1834) aparecen dos importantes obras en el seno de la escuela clásica: Ensayo sobre el principio de la población (1798) y Principios de Economía Política (1820).

En su Ensayo, la preocupación principal de Malthus es el «mejoramiento de la sociedad», por lo que investiga sobre «las causas que han impedido hasta ahora la evolución de la humanidad hacia la felicidad» para intentar suprimirlas total o parcialmente. Entre las muy diversas causas posibles, la investigación de este economista clásico se circunscribe en la citada obra a «la tendencia de toda vida a aumentar, reproduciéndose, más allá de lo que permiten los recursos disponibles para su subsistencia».

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En su empeño por demostrar que una de las causas principales que impiden el logro de la felicidad es el desmesurado crecimiento demográfico -que se produce de forma geométrica- frente al aumento tan sólo aritmético de la disponibilidad de alimentos en la sociedad, deja claro en su discurso que la felicidad humana está estrechamente vinculada a la posesión de bienes materiales y el acceso a ciertos servicios:

«… se ha necesitado una larga y penosa experiencia para llegar a determinar la conducta más favorable para la felicidad humana. La clase de alimento, y la manera de prepararlo más adecuada para los fines de la nutrición y para la satisfacción del paladar; el tratamiento y los remedios para diferentes enfermedades; los efectos perniciosos para la constitución humana de los terrenos bajos y pantanosos; la invención de los vestidos más convenientes y cómodos; la construcción de buenas casas: todas las ventajas de los placeres más extendidos que caracterizan a la vida civilizada no se señalaron inmediatamente a la atención del hombre, sino que fueron el lento resultado de la experiencia y de las advertencias recibidas por los repetidos fracasos».

Asimismo, Malthus fue partidario de fomentar dos medidas que permitirían el «mejoramiento de la sociedad» y, por tanto, la felicidad humana. En primer lugar, consideró beneficioso aumentar la proporción de la clase media en la sociedad y procurar una mayor difusión de los bienes de carácter superior (manufacturas de lujo) entre la gran masa del pueblo, si bien estuvo a favor de la supresión de las leyes de beneficencia. En segundo lugar, Malthus afirmó que la buena educación del pueblo reportará ventajas para el conjunto de la sociedad.

Con posterioridad, Malthus, en su obra Principios de Economía Política, investiga las causas que influyen en la creación de riqueza de las naciones. Este autor es consciente de que el concepto de riqueza -equivalente al de bienestar hoy- es escurridizo y que en su sentido amplio estaría compuesto por bienes materiales y bienes inmateriales (servicios profesionales, educación, cualidades morales e intelectuales, satisfacciones del ocio -arte, viajes, conversaciones agradables-) de difícil valoración económica. Sin embargo, si se desea que la Economía Política -escribe Malthus- sea una ciencia positiva ha de abarcar sólo aquellos objetos cuyo aumento o disminución puede calcularse. De esta forma concluye con su propia definición de riqueza:

«los objetos materiales, necesarios, útiles o agradables al hombre, que los individuos o naciones se apropian voluntariamente».

Entre las causas más directas que pueden favorecer la creación y el crecimiento de la riqueza de un país, Malthus afirma que están el ahorro para la acumulación de capital, la fertilidad de la tierra y los inventos que ahorran trabajo.

Para más información: 

Thomas Robert Malthus (1798): Ensayo sobre el principio de la población.

Thomas Robert Malthus (1820): Principios de Economía Política.

Una cita sobre naturaleza en el Quijote de Cervantes

Estas palabras que Miguel de Cervantes (1547-1616) puso en boca de don Quijote de la Mancha hace más de cuatro siglos siguen siendo razones que inspiran respeto y amor a la naturaleza, de la que dependemos…

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«Después que don Quijote hubo bien satisfecho su estómago, tomó un puño de bellotas en la mano y, mirándolas atentamente, soltó la voz a semejantes razones:

-Dichosa edad y siglos dichosos aquellos a quien los antiguos pusieron nombre de dorados, y no porque en ellos el oro, que en esta nuestra edad de hierro tanto se estima, se alcanzase en aquella venturosa sin fatiga alguna, sino porque entonces los que en ella vivían ignoraban estas dos palabras de tuyo y mío. Eran en aquella santa edad todas las cosas comunes: a nadie le era necesario para alcanzar su ordinario sustento tomar otro trabajo que alzar la mano y alcanzarle de las robustas encinas, que liberalmente les estaban convidando con su dulce y sazonado fruto. Las claras fuentes y corrientes ríos, en magnífica abundancia, sabrosas y transparentes aguas les ofrecían. En las quiebras de las peñas y en lo hueco de los árboles formaban su república las solícitas y discretas abejas, ofreciendo a cualquier mano, sin interés alguno, la fértil cosecha de su dulcísimo trabajo. Los valientes alcornoques despedían de sí, sin otro artificio que el de su cortesía, sus anchas y livianas cortezas, con que se comenzaron a cubrir las casas, sobre rústicas estacas sustentadas, no más que para defensa de las inclemencias del cielo. Todo era paz entonces, todo amistad, todo concordia: aún no se había atrevido la pesada reja del corvo arado a abrir ni visitar las entrañas piadosas de nuestra primera madre; que ella sin ser forzada ofrecía, por todas las partes de su fértil y espacioso seno, lo que pudiese hartar, sustentar y deleitar a los hijos que entonces la poseían».

Fuente:

Miguel de Cervantes: El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha (1605), capítulo XI.

 

La idea de desarrollo económico en la obra de Adam Smith

La máxima obra del economista escocés Adam Smith (1723-1790), Investigación sobre la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones (1776), es un punto de partida fundamental para aproximarnos al conocimiento de los factores que propician los avances materiales del mundo moderno.

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Adam Smith. Cementerio de Canongate, Edimburgo

Smith mostró una gran preocupación por el progreso de la sociedad de su época, lo que entendido en términos actuales vendría a equivaler al logro del objetivo del crecimiento económico, esto es, el incremento continuado de la producción de bienes y servicios de un país o región.

Para ello una condición básica a garantizar, desde la óptica smithiana, es el fomento de la acumulación de capital -en detrimento de las rentas de la tierra y los salarios. En palabras del propio autor:

Donde predomina el capital, prevalece la actividad económica; donde prevalece la renta, predomina la ociosidad. Cualquier aumento o disminución del capital promueve de una manera natural el aumento o la disminución de la magnitud de la industria, el número de manos productivas y, por consiguiente, el valor en cambio de producto anual de la tierra y del trabajo del país, que es en definitiva la riqueza real y el ingreso de sus habitantes.

De aquí puede extraerse, en consecuencia, la definición que Smith realiza de riqueza, esto es, el producto anual de la tierra y del trabajo.

Es de destacar también en la obra de Smith la conocida diferenciación que hace entre valor en uso y valor en cambio de los bienes:

No hay nada más útil que el agua, pero con ella apenas se puede comprar cosa alguna ni recibir nada en cambio. Por el contrario, el diamante apenas tiene valor en uso, pero generalmente se puede adquirir, a cambio de él, una gran cantidad de otros bienes.

En su análisis será el concepto de valor de cambio de los bienes el realmente relevante desde el punto de vista económico, llegando a exponer una definición de la riqueza personal en los términos siguientes:

Todo hombre es rico o pobre según el grado en que pueda gozar de las cosas necesarias, convenientes y gratas de la vida humana. Pero una vez establecida la división del trabajo, es sólo una parte muy pequeña de las mismas la que se puede procurar con el esfuerzo personal. La mayor de ellas se conseguirá mediante el trabajo de otras personas, y será rico o pobre, de acuerdo con la cantidad de trabajo ajeno que pueda disponer o se halle en condiciones de adquirir.

Smith aporta otros dos conceptos básicos en su investigación de las causas de la riqueza de las naciones: la división del trabajo y la extensión del mercado.

El primero, la división del trabajo, da pie para comenzar precisamente el capítulo I de su magna obra, cuando expresa que:

el progreso más importante en las facultades productivas del trabajo, y gran parte de la aptitud, destreza y sensatez con que éste se aplica o dirige, por doquier, parecen ser consecuencia de la división del trabajo.

Gracias, por tanto, a la división del trabajo, que implica mayor destreza, ahorro de tiempo y empleo de maquinaria inventada -lo que en términos actuales conllevaría aspectos como una mejor organización empresarial, know how, formación, especialización profesional, innovación- es posible obtener un mayor número de bienes.

Ahora bien, esta división del trabajo se encuentra limitada por el segundo de los conceptos mencionados: la extensión del mercado. Para Smith era de especial interés ampliar los mercados, hecho que podría propiciarse bien a través de la eliminación de las restricciones al comercio, bien mediante la mejora del transporte y las comunicaciones.

Fuente: Adam Smith (1776): Investigación sobre la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones.